Actualizado: 08/05/2024 7:38
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República Dominicana

Garras bolivarianas sobre el Caribe

La sombra de Hugo Chávez: el presidente venezolano intenta influir en las elecciones de 2008 a través de ex militares dominicanos.

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Apegado a las fuerzas de la sociedad, la economía y la política estadounidense, Fernández —que recibe petróleo de Petrocaribe tras firmar alianzas con Hugo Chávez— no se ha alineado a la ola expansiva bolivariana en Latinoamérica.

La Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE) —hermana de la estadounidense Global Foundation for Democracy and Development (GFDD)—, fundada y presidida por Fernández, y que se define como tribuna de ideas, discusiones, diálogos y pluralidad, se ha inclinado en sus programaciones por la globalización, el liberalismo y las posiciones críticas y reflexivas.

FUNGLODE, junto al tratado de libre comercio que Dominicana firmó con Estados Unidos y Centroamérica (DR-CAFTA), alejan al país de la influencia chavista y sus pretensiones del ALBA, así como de otros compromisos populistas que Caracas impone a los gobiernos títeres que ha financiado en Suramérica y Centroamérica.

Tras el arribo al poder de Fernández en 2004, al vencer a Hipólito Mejía (opuesto al neoizquierdismo latinoamericano), la embajada venezolana en el país desplegó una amplia actividad proselitista. Chávez visitó Santo Domingo y se firmó el acuerdo de Petrocaribe. Todo marchaba bien, pero paulatinamente el acercamiento de Fernández a Washington (incluyendo la actividad de fuerzas militares estadounidenses en el sur de República Dominicana) frustró las expectativas venezolanas.

Hace apenas unos días, FUNGLODE recibió la visita de Peter Hakim, del Diálogo Interamericano, invitado al ciclo de conferencias El nuevo contexto político de las Américas, junto a Marco Aurelio García, asesor principal del presidente brasileño Lula da Silva, y Ana María Sanjuán, directora del Centro por la Paz y los Derechos Humanos de la Universidad Central de Venezuela.

En su conferencia y en entrevistas a la prensa, Hakim insistió en criticar al presidente Chávez y su estilo de gobierno. Sus declaraciones motivaron que la embajada venezolana en Santo Domingo hiciera circular una carta en la que lo tildaba de "mercader del descrédito", "enviado especial" de Estados Unidos y de tratar de "satanizar" al presidente Chávez.

Las declaraciones hechas por Marco Aurelio García de que en Latinoamérica no existía una "izquierdización" y que el gobierno de Lula no estaba interesado en las nacionalizaciones y otras políticas generadas en Venezuela, se sumaron al desagrado de la diplomacia caraqueña en Dominicana.

El distanciamiento es obvio. Incluso Petrocaribe ha sido altamente descalificado por muchos, defendido por otros, pero nunca ha estado exento de cuestionamientos, a pesar de que desde las conflictos venezolanos de 2002, agentes de la izquierda dominicana controlados por el Partido Comunista y la Fuerza de la Revolución, se fueron a Caracas como fuerza de choque a favor de la "reconquista chavista de las calles".

La politización (que no ideologización) del pueblo dominicano, alineado sobre todo en tres fuerzas que rigen la contienda presidencial, PRD, PLD y PRSC, hace poco probable el crecimiento de una alternativa y el surgimiento de un "redentor" que lo guíe hacia la esperanza socialista, totalitaria y excluyente.

Sin embargo, no se descarta la existencia de argumentos que puedan justificar la injerencia de Chávez en el destino político de República Dominicana en relación con las elecciones de 2008.


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