Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Las nacionalizaciones de Evo Morales: ¿habrá guerra entre las dos izquierdas?

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Desde antes de la toma de posesión como presidente de Bolivia, el gobierno español estuvo reclamando a Evo Morales un refuerzo de la seguridad jurídica de la inversión extranjera en ese país sudamericano.

El pasado 4 de enero, Morales se entrevistó con el ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, y el énfasis estuvo en la "negociación" como medio de abordar eventuales controversias. (El presidente boliviano asumió su cargo el 22 de enero). Desde el primer momento, Madrid apostó por el diálogo político para intentar la concertación.

Después de la entrevista de Morales con el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante esa visita a España, el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, dijo que estaba "plenamente convencido" de que el desarrollo económico y social de Bolivia era "compatible" con el marco jurídico imprescindible para que se mantengan las inversiones españolas en ese país.

Moraleda anunció además que Zapatero se había comprometido con Morales a condonar "una parte muy sustancial" de la deuda boliviana —que asciende a 120 millones de dólares— a cambio de programas educativos.

Tras indicar que Madrid defiende de manera "irrenunciable" los intereses de todas las empresas españolas en el extranjero, Moraleda subrayó que era pronto para conocer el programa económico de Morales respecto a las inversiones extranjeras, puesto que, dijo entonces, "aún no ha tomado posesión y no ha formado un gabinete".

Sin embargo, estas esperanzas se esfumaron de un plumazo, después que el pasado primero de mayo Morales anunciase la "nacionalización de los hidrocarburos" y ordenara la ocupación militar de las instalaciones petrolíferas.

Preocupación en Madrid

Consultado sobre el aspecto político de las relaciones España-Bolivia, el escritor y periodista cubano Carlos Alberto Montaner dijo a Encuentro en la Red que era "imposible" que Madrid pudiera manejar bien las relaciones con Morales.

"Evo odia a España, como nación, porque la supone culpable de mil atropellos históricos cometidos contra los pueblos indígenas. Y odia a la sociedad española porque forma parte de un primer mundo capitalista que, según el juicio ideológico de Morales, explota y saquea a los pobres del planeta", explicó Montaner.

El escritor estima que "si Zapatero cree que Evo Morales lo ve como un aliado amigo y progresista, no entiende el discurso radical indigenista".

Lo cierto es que, súbitamente, la petrolera hispano-argentina Repsol YPF, que opera en Bolivia a través de la empresa Andina, se encontró ante la incertidumbre de un decreto que establecía ciertas bases para negociar nuevos contratos con La Paz, en algunos casos sobre la base de principios leoninos.

Antes, la empresa pagaba el 18 por ciento de impuestos al Estado boliviano, que ahora pretende controlar, por el contrario, el 82 por ciento del negocio y las utilidades. Repsol YPF ha invertido en Bolivia 1.000 millones de euros entre 1997 y 2005.


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