Actualizado: 06/05/2024 0:13
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Las nacionalizaciones de Evo Morales: ¿habrá guerra entre las dos izquierdas?

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El pasado 19 de mayo, el ministro boliviano de Hidrocarburos, Andrés Soliz, anunció que la negociación entre La Paz y las petroleras para la firma de nuevos contratos se aplazará tres meses, hasta la finalización de una auditoría de la inversión efectuada por las compañías. Nada se especificó sobre si la firma que realizará esa revisión financiera será alguna de reconocido prestigio internacional.

"Estamos hablando de tres meses", hasta contar con el resultado del estudio, "para tener los otros tres (meses) destinados a la negociación de los contratos", precisó el ministro en una rueda de prensa en La Paz.

El ejecutivo boliviano había concedido un plazo de seis meses a las multinacionales con inversiones en el sector para adecuar sus contratos a las nuevas reglas de juego. Ahora resulta dudoso que este proceso se pueda cumplir en la fecha prevista. Teóricamente, la nacionalización tiene como objetivo mejorar el nivel de vida de la población boliviana.

Justo lo contrario

En este sentido, el economista y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Rodríguez Braun, dijo a Encuentro en la Red que "Morales está haciendo justo lo contrario de lo que necesita un pueblo libre y desarrollado".

Según Rodríguez Braun, "si quebrantar la propiedad privada y los contratos fuera la receta para el crecimiento, entonces el comunismo habría representado la prosperidad, y no la miseria que efectivamente representó".

Para el economista hispano-argentino, "el desenlace de este populismo nacional-socialista en el que ha desembocado parte de la izquierda latinoamericana, es aún incierto, no por su desenlace económico, que siempre es aumentar la pobreza, sino por la incógnita política: aniquilar la propiedad privada pretendiendo a la vez respetar la democracia —es decir, no como en Cuba— tiene la ventaja de la mayor legitimidad, pero a la vez la dificultad de que existe formalmente una oposición cuyos derechos no pueden ser violados sin que se note".

Así las cosas, y con las medidas posteriores de Morales, que obligaron al también español Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) a la entrega de las acciones que gestionaba de las petroleras (con el argumento del presidente boliviano de que "no hay nada que indemnizar. No estamos expulsando a nadie ni estamos expropiando, sólo estamos recuperando lo que corresponde al pueblo de Bolivia"), la pregunta que flota en el aires es: ¿cuánto durará la paciencia de Zapatero con Morales?


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