Actualizado: 22/04/2024 20:20
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Internacional

Alemania

¿Quién le teme a Angie? (I)

El incontenible ascenso de la 'dama de hierro' alemana.

Enviar Imprimir

Su primer recuerdo de un hecho político está relacionado precisamente con la imagen de su madre llorando en un banco de la iglesia el 13 de agosto de 1961, día del inicio de la construcción del Muro. Los Kasner les metieron en la cabeza a la niña la idea de que, siendo hija de un clérigo en país ateo, estaba condenada a sobresalir en la escuela si deseaba matricular una carrera universitaria. Tan cierto como que su propia madre, profesora de inglés y latín, nunca pudo ejercer el magisterio en Templin por ser la esposa del párroco de la aldea.

Para asegurarles un porvenir a sus hijos, el pastor Kasner, hombre flexible y poco dado a la mojigatería, no tardó en hacerse ducho en una técnica que los cubanos de la Isla dominan a la perfección: el arte de la doble cara, de nadar y guardar la ropa en la corriente del "socialismo realmente existente".

Sus vecinos de Templin no le endilgaron el apodo de "Kasner el Rojo" por gusto, sino porque fue dirigente del Arbeitskreis Weissenseer, un foro evangélico fundado, bajo cuerda, a instancias de la STASI, la omnipresente policía secreta de la RDA. (Donde se ve que la sutil labor de la Seguridad del Estado de Cuba con las sectas protestantes tampoco tiene nada de original). En ese ambiente de férreo control paterno, suspicacias parroquianas, doble moral y asedio policiaco, transcurrieron la infancia y adolescencia de Angie.

Al libre albedrío

Ese año memorable de la construcción del Muro, la pequeña Angela se inició en la vida escolar. Aunque desde el primer grado sacó siempre notas de sobresaliente, en su escuela no le concedieron las medallas correspondientes. A fin de evitar las consecuencias de un adoctrinamiento precoz, sus padres no la dejaron afiliarse a la organización pioneril de la Juventud Libre Alemana (FDJ), cantera del Partido Socialista Unificado de Alemania(SED).

La prohibición paterna no cesó hasta después que, al arribar a la pubertad, la joven fue confirmada en la iglesia de Templin según el rito de paso protestante, en lugar de someterse a la Jugendweihe, el ritual ateo oficial de iniciación a la vida adulta. Ya con una sólida formación evangélica, los Kasner dejaron a su libre albedrío la cuestión del ingreso a la FDJ.

Fue así como, motu proprio, vistió por primera vez la camisa azul de la FDJ, que lucía también por entonces otra coterránea, tristemente célebre ella: Tamara Bunke, alias "Tania la Guerrillera". Dicen las malas lenguas que Angie llegó a ser responsable de Agitación y Propaganda de la Juventud Libre Alemana a nivel municipal, pero ella jura que apenas repartía entradas para el teatro. Nadie ha podido desmentirla. Justo hasta la caída del Muro, la suya será, pues, la vida normal de un joven "parametrado" (integrado, en la jerga castrista) del montón en la RDA. Eso sí, sin el fervor de los Betonkoepfe, como se conocía a los "cuadrados" en la RDA.

Cabe aquí la salvedad de que la FDJ no era selectiva como la UJC, su homóloga cubana. Decenas de miles de profesionales y obreros cubanos formados en la RDA aún recuerdan con nostalgia las relativas bondades de la vida juvenil en la RDA: radiograbadoras, antenas parabólicas (para sintonizar canales occidentales), motocicletas, "Trabys" (marca de los ortopédicos autos fabricados en la RDA), bandas de rock, discotecas, fashings, yatismo, playas para nudistas, viajes sin tema a países socialistas de Europa Oriental, campismo, asiduos contactos con chicos y chicas de Alemania Occidental, mercado estatal y paralelo sin racionamiento, cadena de tiendas "Salamander" (shoppies), trabajo invariablemente bien remunerado, etcétera.