Sinfonía perfecta

Tanto Uribe como el ministro de Defensa destacaron que se les perdonó la vida a cerca de 60 terroristas que vigilaban la operación, quienes al partir la nave quedaron rodeados por una fuerza muy superior.

Ingrid Betancourt calificó la acción comando de "sinfonía extraordinaria donde todo fue perfecto".

"Lo que acaba de pasar es un golpe dramático a la estructura de las FARC. Denota infiltración, falta de comunicación y de coordinación con sus jefes. Como está tocada y la opción de la guerra está acabada, debe buscar espacios de diálogo. Lo que más me interesaría es lograr que nuestra liberación permita generar una reflexión en el secretariado de las FARC para que llegue a la pronta liberación unilateral de los demás secuestrados", dijo la ex candidata presidencial.

Sin embargo, dos informes intentaron desprestigiar la acción de la inteligencia colombiana. La emisora helvética Suisse Romande señaló que "Colombia y Estados Unidos pagaron hasta 20 millones de dólares a las FARC a cambio de los rehenes", lo cual fue desmentido por posteriores imágenes del rescate.

También se desmintió que el plan fuera diseñado por expertos israelíes, aunque por informes de la prensa desde Tel Aviv sí hubo presencia de asesores de este país, célebre por sus operaciones comando. El diario El Tiempo consignó que los colombianos recibieron entrenamiento de británicos y norteamericanos.

Por otro lado, se supo que las ediciones en la cinta del rescate se realizaron para encubrir a agentes que "participan en otras operaciones claves" y no descubrir tácticas de rescate, suscribe el rotativo.

Hay que tener en cuenta que "un primer helicóptero llegó al punto de la cita exactamente a la una y tres minutos de la tarde. De éste bajó un grupo premunido con cámaras de filmación, 'médicos', 'enfermeras', personas de apariencia internacional, más dos que simulaban ser de las FARC (y en condiciones de resistir cualquier tipo de preguntas). Algunos vestían camisetas del Che Guevara. Llevaban un libreto exhaustivamente aprendido, sobre la base del modus operandi de la organización", argumenta Padilla.

La prueba concluyente del éxito de la operación la ofreció el mismísimo 'César', quien dijo a su abogado, Rodolfo Ríos, "que siempre estuvo confiado que quienes llegaron en el helicóptero hasta su campamento en el Guaviare hacían parte de una misión europea que cumplía un acto humanitario".

"Ya no tienen el botín, Ingrid Betancourt. Es un golpe muy profundo. Esperamos que entiendan que hoy nosotros gobernamos el tiempo. Pero, además, el gobierno controla el 'dónde'. Las FARC cada vez están más débiles. Estamos en el fin del fin. Pero es la etapa más difícil en esta confrontación. Hemos tomado todos los cuidados para evitar represalias. Es difícil evitar los actos terroristas, pero de la mayoría de ellos hemos recibido la información con suficiente adelanto para prevenirlos. Le pedimos a la base que se desmovilice. A Cano le mando el mensaje de que aproveche la pública oportunidad que le ofrece el gobierno, que sigue con las puertas abiertas para que se acojan a un plan de conversaciones de paz. Me voy en dos años más, pero en ese tiempo no se acabarán las FARC, porque son tercos y recalcitrantes", declaró Padilla.

Otra vez la política

La más directa de las repercusiones de la liberación del grupo de secuestrados tiene que ver con la popularidad de Uribe, quien ya antes de la operación y según una encuesta realizada en abril, contaba con más del 80 de aprobación entre la ciudadanía nacional.

Según una encuesta revelada por la sección "La Cosa Política", de la cadena RCN, la popularidad del presidente colombiano dio un salto hasta casi el 92 por ciento, a consecuencia de la operación de rescate.

Aunque no tendría prácticamente rival, el más popular de los mandatarios latinoamericanos necesita una reforma constitucional para un tercer mandato, pero en la actualidad el Congreso enfrenta un escándalo que vincula a legisladores oficialistas con los desmovilizados escuadrones paramilitares de ultraderecha.

Mientras el partido de la coalición uribista ha recogido 2.500 000 firmas del millón y medio necesario para la reforma, Luis Guillermo Giraldo —líder de la coalición— dijo a la prensa que ellos, amén de cumplir con la ley, buscan mostrar "un apoyo al presidente".

"El exitoso rescate le ha dado más capital político al presidente Uribe, e incluso el fortalecimiento de su imagen se irá acrecentando cada vez más en la medida que la oposición intente criticarle o hacer observaciones duras en torno a su gestión", sostiene el politólogo bogotano Germán Ortiz. Sin embargo, la oposición entiende que la institucionalidad estaría en peligro de "autocracia" y "bajo una democracia de apariencia" si se busca la reforma.

A todas estas, Uribe no ha afirmado que pretenda otro mandato, pero quien calla otorga, dicen medios colombianos.

Por otra parte, la oposición considera que las promesas del Palacio Nariño siguen sin cumplirse, pues la guerrilla "no está derrotada", mientras "el crecimiento económico está estancado". Esto, por cierto, a pesar de que en los primeros nueve meses de 2007 el crecimiento llegó al 7,5 por ciento.

Otra crítica en medio de la euforia provino de Miguel Vivanco, director ejecutivo para las Américas de Human Rights Watch, quien recordó a la radio chilena las numerosas violaciones de derechos humanos perpetradas por las fuerzas armadas colombianas.

Los hechos rebasan a Chávez

La primera estocada que después del rescate recibió Chávez se la propinó Ingrid Betancourt, quien le pidió no inmiscuirse en los asuntos internos de Colombia.

La ex candidata presidencial añadiría que Chávez y Rafael Correa son aliados muy importantes en el proceso para la liberación de las personas todavía en cautiverio, pero "un condicionante tiene que ser el respeto a la democracia colombiana". Ingrid remató: "Los colombianos eligieron a Álvaro Uribe, no eligieron a las FARC".

Estas declaraciones no podían pasar inadvertidas para la prensa bolivariana que la acusó de intentar usar la fama mundial generada por su cautiverio para promover las políticas de Uribe a expensas del movimiento de Chávez.

Después de una sospechosa demora en comentar el rescate, Chávez cambió su retórica y dijo: "Pronto, estamos esperándolo (a Uribe en Venezuela para el 11 de julio) y será recibido como siempre: un hermano, como un amigo. Nos dijimos cosas muy duras, entre hermanos también ocurren esas cosas (…) pasó y ojalá, pase para siempre. Que nos respetemos, pues".

Según observadores, la atrevida operación socava la postura de Chávez en el sentido de que sólo mediante la negociación se puede poner fin a más de cuatro décadas de conflicto armado.

Mientras la prensa internacional en pleno calificaba de secuestrados a los 15 liberados, el periodista Noé Pernía se fijó en cómo la prensa chavista cambió el término secuestro por el de "retenidos", con lo que intenta "suavizar el significado de la tragedia que sufren las víctimas de los guerrilleros colombianos y sus socios políticos en Venezuela".

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