Actualizado: 25/04/2024 19:17
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España

Tiempo de esperanza y cautela

La tregua anunciada por la organización terrorista vasca ETA plantea retos a la sociedad y a los políticos españoles.

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Cautela, prudencia y esperanza son algunas de las palabras que más se han escuchado en España y en el mundo después de que la organización terrorista vasca ETA hiciese público, el pasado 22 de marzo, un comunicado para dejar constancia de sus intenciones de cumplir con "un cese del fuego permanente".

"Euskadi Ta Askatasuna ha decidido declarar un alto el fuego permanente a partir del 24 de marzo", así comienza la declaración de la organización, que justifica con este objetivo: "impulsar un proceso democrático en Euskal Herria [Unión de siete territorios en algunos de los cuales se habló históricamente euskera y otros en que actualmente se habla: Álava, Guipúzcoa, Navarra, Vizcaya, Sola, Baja Navarra y Labort. Los tres últimos se ubican en Francia y el resto en España] para construir un nuevo marco en el que sean reconocidos los derechos que como Pueblo nos corresponden y asegurando de cara al futuro la posibilidad de desarrollo de todas las opciones políticas".

Señala también el comunicado que "al final de ese proceso los ciudadanos vascos deben tener la palabra y la decisión sobre su futuro".

Reacciones variopintas

A seguir, el presidente de Francia, Jacques Chirac, afirmó: "se abre una gran esperanza", mientras que el líder del Sinn Fein, Gerry Adams, lo calificó como un acontecimiento "histórico".

En el seno de la sociedad española se manifestaron variopintas reacciones.

El diario El País comentó en un editorial: "El alto el fuego permanente de ETA supone una oportunidad inédita que sería irresponsable no intentar aprovechar. Lo nuevo no es el anuncio de tregua, sino que se produzca tras un periodo prolongado, casi tres años, sin atentados mortales. Pero la experiencia obliga a extremar la cautela. ETA habla de alto el fuego 'permanente', expresión deliberadamente ambigua. Antes de dar cualquier paso será preciso, de acuerdo con la resolución aprobada en mayo pasado por el Congreso, verificar si se trata de un compromiso firme de renuncia definitiva a la violencia, incluyendo el recurso a la extorsión y otras formas de coacción. Para que la oportunidad abierta desemboque en el fin de ETA será preciso medir los pasos con inteligencia, mantener el criterio de que no puede haber contrapartidas políticas y actuar desde la unidad de todos los demócratas".

A lo que añadió: "el tono general del escrito, relativamente sobrio y bastante medido, parece indicar que se trata de un texto pactado. Lo que remite a la existencia de alguna forma de contacto previo, directo o a través de intermediarios. Esto explicaría el optimismo gubernamental de los últimos meses frente a señales tan negativas como la continuidad de los atentados mafiosos y de la violencia callejera. Tal vez la decisión ya estaba tomada, como se rumoreaba desde diciembre, y ETA estaba buscando el momento publicitariamente más conveniente para hacerla pública".

El ABC no sólo fue más cauteloso en su editorial, sino que hizo algunas advertencias: "El segundo comunicado remitido por ETA al diario Gara facilita un análisis más preciso de las intenciones de esta organización terrorista con la concesión de un 'alto el fuego permanente'. Dicho comunicado ha ratificado el propósito político que reflejaron los etarras en el primer mensaje: impulsar un proceso político que permita la superación del 'actual marco de negación, partición e imposición'. Se reitera que el cambio de marco político deberá reconocer 'los derechos que como pueblo' corresponden a los vascos y se emplaza nuevamente a los Estados español y francés a acatar las dos condiciones de viabilidad del proceso: que cese la 'represión' y que, al final, se respete sin 'injerencias ni limitaciones' la voluntad de los vascos".


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