Actualizado: 27/03/2024 22:30
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CON OJOS DE LECTOR

Un Cuba Libre, con perdón

El unipersonal 'Rum & Coke', de la actriz cubanoamericana Carmen Peláez, es un tapiz de relatos y anécdotas por el que desfila media docena de personajes.

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Diez años después de su estreno, Rum & Coke se ha presentado durante dos fines de semana ante el público de Union City. Arian Blanco, director ejecutivo de The Hudson Exploited Theater Company, vio el espectáculo en el Fringe Festival de Nueva York, y ha comentado que de inmediato reconoció que se trataba de ese tipo de historia universal que lo ayuda a uno a reflexionar sobre su propia herencia. Su recomendación hizo que el grupo decidiera invitar a Carmen Peláez a escenificarlo en el tercer piso de The Park Theater's 32nd Street Playhouse. El espectáculo, por cierto, muy apropiado en un lugar como el Condado de Hudson, que como bien expresa Blanco es "una comunidad que continúa reexaminando y explorando su propia herencia".

Pese a que, en efecto, aborda un asunto de alcance universal, Rum& Coke es uno de esos productos que lleva la marca inequívoca de "Hecho en Miami". Pero curiosamente, se empezó a gestar y cobró forma en Nueva York, algunos de cuyos rascacielos y edificios se ven desde Union City. Su autora e intérprete, la cubanoamericana Carmen Peláez, aunque nació y creció en Miami decidió trasladarse a aquella ciudad con el objetivo de estudiar en la prestigiosa Academy for the Dramatic Arts. Poco antes de graduarse ya había empezado a escribir el texto de la obra, y lo pudo concluir gracias a que recibió una ayuda económica de la New York Foundation of the Arts. Estrenó su trabajo unipersonal en el circuito off-off-Broadway en 1996.

Rum& Coke interesó al grupo Area Stage, que invitó a la actriz a presentarlo en su espacio en Miami Beach. La acogida de la crítica y el público fue sumamente entusiasta, lo cual permitió que se mantuviera en cartelera del 5 de diciembre de 1997 al 8 de marzo de 1998. Peláez ha llevado después su trabajo a escenarios de Los Ángeles, Chicago y Massachussets. Asimismo volvió a ofrecerlo en Miami, para abrir la temporada 2003-2004 del Coconut Grove Playhouse.

En Rum& Coke, Carmen Peláez cuenta el viaje personal que le permitió descubrirse a sí misma. Lo recrea a través de Camila, una joven cubanoamericana de Miami que aspira a convertirse en modelo. Tiene un pronunciado problema de peso, mas no lo ve como un obstáculo: según ella, lo que el mundo de la moda necesita es una hispana regordeta que aporte un poquito de "mambo chunk in the funk". Por otro lado, está también su interés en perder la virginidad. Pero su principal preocupación tiene que ver con su identidad y con la búsqueda de sus raíces. En primer lugar, reconoce que ha llevado dos existencias: la real y que ella sabe que es y la que sus familiares constantemente le dicen hubiera tenido si Castro no hubiese llegado al poder y ellos no hubieran tenido que salir de Cuba.

En esa búsqueda para saber quién es, Camila se relaciona con varias mujeres que, de un modo u otro, también se interrogan sobre su identidad. Una de ellas es Juana, su compañera de cuarto, quien se define a sí misma en función de los hombres a quienes atrae. Otra es Alicia, su abuela, quien se empecina en realizar protestas contra el régimen castrista, que incluyen vigilias y huelgas de hambre que, eso sí, lleva a cabo divididas en turnos. Acerca de esto último, argumenta: "I'm here to protest starving in Cuba, not to show how it's done". Y está Iluminada, quien practica la santería los martes y jueves y trabaja como manicura los restantes días de la semana. A ella acude Camila para que le lea las cartas, y al confesarle su dilema recibe de Iluminada este comentario: "It doesn't matter where the egg was laid, as long as the chicken is Cuban".

A Iluminada también debe Camila el impulso final que necesitaba para decidirse a viajar por primera vez a Cuba. Cuando toma el avión va muy nerviosa, convencida como está de que tan pronto ponga un pie en la tierra de sus padres la policía inventará algún pretexto para arrestarla, cosa que por supuesto no ocurre. En La Habana encuentra a su tía Ninita, quien arroja luz sobre su identidad al relacionarla con sus ancestros. En particular, le hace descubrir a Amelia, una famosa pintora cuyos cuadros decoran la casona.


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