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Actualizado: 17/05/2024 12:58

Venezuela

Comenzó la batalla

La oposición gana terreno y los partidarios de Chávez responden como mejor saben: agrediendo.

El gobernador de Zulia, Manuel Rosales, candidato a la presidencia en representación de los principales partidos de la oposición, ha decidido dar la batalla contra Hugo Chávez en su propio terreno: los barrios pobres de Caracas, lo cual ha provocado el nerviosismo del mandatario venezolano.

El pasado 7 de septiembre, la comitiva de Rosales fue atacada en el barrio popular de Catia, uno de esos cerros llenos de chabolas que rodean la capital. El gobernador no se dejó intimidar y de inmediato convocó una conferencia de prensa y pidió al presidente y aspirante a la reelección, Hugo Chávez, "definirse" y aclarar si desea su desaparición.

"¡Qué se defina! ¿Quiere silenciarme, desaparecerme?", dijo Rosales tras haber sido víctima de lo que definió como "una emboscada" tendida por "un grupo armado del Gobierno". Señaló, asimismo, que un grupo de efectivos de la Guardia Nacional (GN, policía militarizada) presenció el ataque pasivamente, por lo que exhortó a Chávez a ganarle "voto a voto, sin esconderse en los pantalones de los militares".

El candidato unitario de la oposición venezolana visitó al día siguiente el gigantesco barrio popular de Petare, el más violento de Caracas, como una demostración de que no se dejaría intimidar por los seguidores de Chávez, que forman una especie de "brigada de reacción rápida", vestidos con camisas rojas.

Según describió una agencia internacional de noticias, "desde la colina más elevada de los cerros saturados de viviendas precarias, el socialdemócrata Rosales descendió en un baño de pueblo por un laberinto de caminos estrechos, con la consigna mayor de su campaña, "¡Atrévete, atrévete!", entre carteles políticos que rezaban "izquierda democrática".

Rosales fue también a ese barrio para cuestionar al gobierno de Chávez —quien busca su reelección en diciembre, tras casi ocho años en el poder— por la violencia que sacude el país: ''Voy a acabar con el hampa sin dividir a los venezolanos, sino con una política de Estado que este gobierno no ha tenido'', dijo. ''En siete años de gobierno [de Hugo Chávez] van más de 3.500 muertos, sólo en lo que va de año van 400 muertos en el municipio Sucre", del cual Petare es el más populoso. "Estamos de rodillas ante el hampa y no pasa nada'', rezaban los carteles de la propaganda opositora.

La respuesta oficial

Ante la arremetida de Rosales, el presidente Hugo Chávez organizó un mitin en Maracaibo (Zulia) para proponer a sus seguidores revocar el mandato del gobernador del estado petrolero, su principal adversario en las elecciones presidenciales del próximo diciembre.

La prensa venezolana no pasó por alto que Chávez tuvo que escoger un local cerrado, el Palacio de los Eventos, para celebrar este mitin, y los organizadores tuvieron que movilizar a personas de localidades cercanas para conseguir concentrar un auditorio de poco más de 3.000 personas.

La Constitución establece la posibilidad de celebrar referendos revocatorios de los cargos de elección popular a partir de la mitad del período, de cuatro años en el caso de los gobernadores, que puede activarse con las firmas de al menos el 20 por ciento de los votantes inscritos en el padrón electoral. Las últimas elecciones regionales se celebraron el 31 de octubre de 2004, por lo que los gobernadores venezolanos pueden ser sometidos a referendo a partir del próximo 31 de octubre.

Analistas políticos venezolanos consideran lejanas las probabilidades de que los seguidores de Chávez consigan las firmas suficientes para convocar el revocatorio contra Rosales, pero estiman que es una muestra de que el nerviosismo se va apoderando de las huestes "bolivarianas".

Lo cierto es que según varias empresas que realizan encuestas, en las últimas semanas Chávez ha perdido 8 puntos porcentuales y que el abstencionismo es más evidente en las filas del chavismo, debido al discurso repetitivo del mandatario venezolano. A los venezolanos también les sobran razones para andar preocupados con el sesgo que toman los acontecimientos y los planes de Chávez para el futuro.

El partido único

En el acto de juramentación de los batallones y pelotones electorales para su reelección, Chávez anunció que en 2007 trabajará para la creación del partido único de la revolución bolivariana. El mandatario solicitó a sus simpatizantes "aprovechar al máximo la coyuntura electoral para incrementar los niveles de unidad", al tiempo que indicó que el congreso ideológico y político que el año próximo convocará el Movimiento Quinta República (MVR) debe ser el germen de la organización que agrupe a todas las fuerzas oficialistas. "Quiero y pido que salgamos de ese congreso ideológico con un solo partido político, el gran partido histórico de la revolución bolivariana", bramó.

Luego de sentenciar que la existencia de varios partidos amenaza con generar divisiones en el seno del chavismo, el jefe de Estado abogó por la estructuración de una "gran maquinaria" que trascienda el ámbito electoral. "No sé qué nombre llevará, pero será el único partido, un solo partido ante el mundo que debe representar a la República. ¡El socialismo no estaba muerto, estaba de parranda!", dijo.

Las ambiciones de perpetuarse en el poder ya son públicas y notorias. Chávez ha reiterado que en 2007 debe revisarse y reformarse la Carta Magna, y plantea sin ambages el tema de la reelección indefinida. "Creo que al pueblo no se le debe quitar el derecho que tiene de reelegir, si así lo quisiera, por tres, cuatro, cinco o seis veces a un compatriota, quienquiera que sea, para que conduzca la nave del Estado".

En el colmo del paroxismo, el mandatario venezolano repite sin cesar que sus opositores a la Presidencia son los "candidatos del imperio norteamericano" y de "mister diablo", como se refiere a su colega estadounidense, George W. Bush, a quien en otras ocasiones ha calificado de "terrorista, genocida y loco".

Chávez llama "candidatos del imperio" a sus contrincantes porque, según él, representan las políticas neoliberales y capitalistas que arrojaron a Venezuela al abismo de la pobreza.

La campaña electoral está en los primeros pasos: 16 millones de venezolanos están llamados a las urnas el próximo 3 de diciembre. Para Rosales no será tarea fácil, porque Chávez cuenta con todos los resortes del gobierno para repetir maniobras populistas, en las cuales tiene gran experiencia, y mostrar en los próximos meses su "preocupación" por las familias pobres.

En el terreno de Chávez

El candidato opositor ha prometido que distribuirá a las familias pobres una quinta parte de los ingresos por la venta del petróleo, a través de una tarjeta de débito que denominó "Mi Negra", en cuantías que pueden oscilar entre los 250 y los 450 dólares mensuales. Es cierto que se trata también de otra promesa populista, pero a Chávez hay que combatirlo en su propio terreno y, en este caso, con sus propias armas.

La oposición sabe perfectamente que Chávez controla el Consejo Nacional Electoral (CNE) y que será utilizado un sistema automatizado de votación poco confiable.

Después de las elecciones legislativas del 4 de diciembre de 2005, con la retirada previa de los partidos de la oposición y la utilización de estas máquinas automatizadas, los observadores de la Unión Europea reconocieron en su informe final que el padrón electoral "sufre problemas estructurales" y recomendaron "centralizar la legislación electoral" en un solo instrumento, así como suspender hasta nuevo aviso el uso de las máquinas capta-huellas, que evitan la duplicidad del voto.

Sin embargo, ya el CNE informó de que nuevamente serían utilizadas esas máquinas capta-huellas, que provocan bastante desasosiego entre los electores.

Hasta el 3 de diciembre será necesario seguir con mucha atención el panorama de la campaña electoral venezolana. Si Chávez sigue perdiendo popularidad, cualquier cosa podría suceder. El objetivo de Chávez es convertirse en presidente vitalicio de Venezuela, lo ha expresado con toda claridad.

Por lo tanto, enviar observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la UE o del Centro Carter, sólo para monitorear el proceso el día de las elecciones, puede no resultar suficiente. Hace mucho tiempo que resulta evidente que la democracia venezolana está en grave peligro.

© cubaencuentro

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