La reciente visita a La Habana de la ministra de Asuntos Exteriores de Colombia, Carolina Barco, provocó diferentes reacciones. Por un lado, el gobierno cubano puso énfasis en el aspecto bilateral, mientras que Bogotá destacó el aspecto del reconocimiento al proceso de paz, ya que delegaciones del Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN) y representantes de este país han mantenido un proceso negociador en la Isla.

El anuncio de la visita, publicado en Granma, fue todo un síntoma del provecho que el régimen de Fidel Castro intentaría sacar del hecho: "Las relaciones entre Colombia y Cuba se desarrollan de manera fluida y transparente, en un marco de respeto y no interferencia en los asuntos internos. La visita de la ministra Carolina Barco será, sin duda, una contribución a la ampliación de las relaciones entre ambos países", según el diario oficialista.

Cuando Barco se entrevistó con su homólogo cubano, Felipe Pérez Roque, se encargó de destacar que "el apoyo de Cuba ha sido fundamental para que estas negociaciones, estas conversaciones, avancen" (en referencia al diálogo entre representantes del gobierno colombiano y comandantes guerrilleros del ELN).

La ministra añadió: "Ustedes nos han brindado un entorno serio de discreción, de respeto, que ha sido fundamental para este avance y este es el mensaje que traemos del presidente".

Es oportuno recordar que el comisionado para la paz de Colombia, Luis Carlos Restrepo, mantuvo diálogos con los comandantes del ELN, Antonio García y Francisco Galán, entre el 17 y el 24 de febrero pasado en Cuba. Como resultado de esas negociaciones, el gobierno de Álvaro Uribe reconoció como actor político a los representantes del ELN, la segunda mayor guerrilla de Colombia, y suspendió los pedidos de captura contra algunos de sus líderes.

Las partes se comprometieron a crear un "mecanismo alterno" para tratar temas sensibles y dar estabilidad a las conversaciones "exploratorias", de camino a un proceso de paz en Colombia.

Matices

Consultada por Encuentro en la Red, una fuente vinculada al gobierno de Uribe explicó que "las guerrillas del ELN fueron muy golpeadas por el ejército colombiano y que esa es una de las razones por las cuales aceptaron ese diálogo en La Habana".

Sobre la visita de la ministra colombiana, agregó que "forma parte del esfuerzo de Uribe para que Castro se comprometa, de forma efectiva y seria, que trate de influenciar a los comandantes guerrilleros, para avanzar hacia algún tipo de acuerdo. En este proceso también ha ayudado la intervención del Premio Nóbel, Gabriel García Márquez".

Un matiz algo diferente fue el que obtuvo Encuentro en la Red al solicitar la opinión del escritor y periodista Carlos Alberto Montaner.

El presidente de la Unión Liberal Cubana fue categórico: "Los últimos presidentes colombianos han caído en la trampa de creer que Fidel Castro tiene la voluntad de contribuir a la desmovilización de las guerrillas comunistas, especialmente las vinculadas al ELN. En ese error cayeron (Ernesto) Samper, (Andrés) Pastrana y ahora Uribe".

Según Montaner, "la consecuencia de introducir a la dictadura de Castro en las gestiones de paz es conveniente para el gobierno cubano, que aparece como un Estado responsable y pacífico, cuando es un viejo cómplice de los narcoterroristas; pero mala para el colombiano, que se pone en manos de una nación que, durante décadas, ha sido la gran retaguardia de los enemigos de la democracia colombiana".

Castro recibió a la ministra colombiana y la nota publicada en el diario Granma es una muestra más de la dicotomía acerca del propósito de la visita: "Durante el encuentro, celebrado en un clima de confianza y respeto mutuo, se abordaron diferentes aspectos de interés sobre las relaciones bilaterales entre Colombia y Cuba, así como temas de economía y política internacionales. La canciller Carolina Barco expresó la gratitud de su gobierno por el apoyo de Cuba al proceso de paz en la nación sudamericana y transmitió un mensaje personal del presidente Álvaro Uribe", según la versión oficialista.

Elecciones a la vista

Las elecciones presidenciales en Colombia se celebrarán el domingo 28 de mayo y es lógico que Uribe realice todos los esfuerzos posibles para mostrar que desea la pacificación del país, no solamente por la vía militar. Aunque el actual mandatario tiene casi garantizado el triunfo electoral, no se puede olvidar que entre los candidatos está el conservador Álvaro Leyva, quien mantiene relaciones privilegiadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y ha prometido que en pocos meses puede lograr un acuerdo de paz.

Ante las FARC, responsables por innumerables secuestros y actos terroristas en campos y ciudades, Uribe mantiene una posición firme. Recientemente, en el sur del país hubo intentos de algunos concejales para abrir un diálogo con los narcoguerrrilleros. La respuesta del mandatario colombiano fue precisa: "Si a mi me dicen que hay un acuerdo general para el diálogo que implica seriedad, que hay cese de hostilidades, yo no me opongo al diálogo regional, dentro de un margo general de diálogo".

Para el próximo mes de mayo está prevista en La Habana otra reunión entre el alto comisionado para la paz en Colombia y los comandantes guerrilleros. Resulta prematuro afirmar si estas conversaciones llevarán el proceso a buen término. El viaje de Carolina Barco a La Habana tuvo como objetivo central ese propósito, a pesar de que la propaganda del régimen intentara poner énfasis en otros asuntos.

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