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Cambios, Economía

Del caos al socialismo de mercado

La Asamblea Nacional puso en claro la realidad de una “historia repetida” durante más de 50 años

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En el discurso de clausura ante la Asamblea Nacional, el presidente Raúl Castro describió esta sesión en particular como “una asamblea excepcional”… y así fue realmente. Nunca antes la crítica había sido tan extendida, franca y manifiesta en los debates sobre la estructura y el funcionamiento del modelo económico del socialismo cubano, su desempeño en el pasado y en la actualidad. Una y otra vez salieron a relucir las enormes meteduras de pata —ilustradas con docenas de ejemplos—, falta de eficiencia y disciplina, junto a la ausencia de un enfoque abarcador, derroche de millones y millones cada año, las oportunidades perdidas, los incumplimientos de objetivos propios o compromisos financieros internacionales, todo combinado con fraudes y mentiras. Raúl Castro describió esta realidad como “la historia repetida”. Desde luego, no se trataba de falta de disciplina o de oportunidades perdidas; se trataba de un enfoque fallido del socialismo y de repetidas políticas mal concebidas y llevadas a la práctica desastrosamente. Se trataba de un verdadero caos a lo largo de 50 años.

Y si bien cierta recuperación y algo de avance se han estado gestando durante este año (2010), y algunas de las cifras prueban esta tendencia, Raúl Castro ha dejado claro que esos errores “no pueden volver a suceder (…) se está jugando la vida de la Revolución”, algo que refuerza la noción —subrayada en su discurso— de que “no habrá retroceso”. Y hablando en nombre de la Generación Histórica, asumió toda la responsabilidad por los innumerables errores, al tiempo que hacía énfasis en que “(Raúl Castro y la Generación Histórica) tenemos el deber elemental de corregir los errores que hemos cometido en estas cinco décadas de construcción del socialismo en Cuba”.

Algunas cifras clave e incontables grandes expectativas

Los informes más relevantes —presentados por el ministro de Economía y Planificación Marino Murillo y la ministra de Finanzas y Precios Lina Pedraza— se hallaban repletos de la palabra “incumplimientos” (no de objetivos alcanzados) “en cada sector de la economía estatal, sin excepción”. Como resultado —éste es el caso de los precios del níquel y el azúcar— Cuba perdió más de 200 millones de dólares. En general, el PNB creció en un 2,1% en lugar del 1,9% planificado y el presupuesto general calculado en 2.466,5 millones de pesos recibirá el 3,8% de déficit, en lugar del 3,5%, lo que supone una reducción de gastos de mil millones de pesos.

Se han situado cuatro prioridades fundamentales para 2011 dirigidas a lograr resultados muy superiores en el sector estatal. Estas son: la agricultura (donde déficits en 12 productos cruciales obligaron al Estado a invertir millones en importaciones de alimentos adicionales); la industria azucarera (que ha alcanzado el nivel más bajo en la historia, con lo que perdieron oportunidades de mercado y se vieron forzados a comprar azúcar); la industria alimentaria; y estándares superiores en la eficiencia del proceso de inversiones. De ahí que tengan que invertir 1,6 mil millones de dólares en productos para la alimentación (200 que se venderán en las tiendas en CUC conocidas como Tiendas Recaudadoras de Divisas “TRD”, y 1.400 que serán destinados al consumo social).

Las inversiones estatales del presupuesto se distribuirán de la siguiente manera: 50% en actividades productivas a corto plazo que deberán generar ingresos en moneda dura; 13% en infraestructura productiva; 19,2% en obras sociales (43.000 viviendas y 19.000 remodelaciones importantes, 10,6 en infraestructura social, 2,1 en urbanización y 4,3 en acueductos). Quedaron descartados 68 proyectos de inversión que no estaban diseñados y documentados adecuadamente.

Para las crecientes actividades privadas, se designarán 493 millones de pesos a fin de suplir insumos y suministros a campesinos y finqueros, con lo que se recortarán los precios actuales, y se otorgarán 1.520 millones de pesos para material de construcción.

Según Lina Pedraza, “los ingresos tributarios han financiado, en los últimos tres años, solo el 55% de los gastos presupuestarios”. Es por ello que el déficit presupuestario en 2008 fue del 6,7%. En esta etapa, los trabajadores por cuenta propia contribuían con solo el 1% (200 millones de pesos). El presupuesto estatal aportaba 24.800 millones y las empresas del Estado 19.400 millones.

Esta correlación empezará a cambiar drásticamente en 2011 y se modificará aún más en el futuro cercano. Los impuestos desempeñarán un papel fundamental, si se considera que, para 2015, 1,8 millones de personas estarán desarrollando su actividad laboral en empresas privadas. Otro componente relevante será el considerable nivel de descentralización de la administración financiera y del sistema fiscal por provincias y municipios. Por el momento no se aplicará el impuesto a las ventas (Impuesto al Valor Añadido o IVA) ni a los salarios, no hasta que se haya conseguido cierto grado de estabilidad en los precios de los productos que se venden y los salarios.

Joaquín Infante —economista renombrado, relacionado con el sistema económico anterior— señaló recientemente que 2011 y la primera mitad de 2012 serán períodos extremadamente tensos, “pero ya, en el 2013, se empezarán a ver los beneficios”.

Por último, debe subrayarse que Raúl Castro hizo tres señalamientos extremadamente inusitados. Uno fue que, con poquísimas excepciones, el secretismo debe ser desterrado de Cuba y de la manera en que funcionan el Gobierno y el Partido. El segundo, que el sector de la pequeña empresa y del autoempleo se ampliará en el futuro próximo, lo que incluirá otro proceso de asignación de tierras a aquellos campesinos y finqueros que obtengan buenos resultados en su desempeño. Y tercero, “el Estado no se tiene que meter en nada que sea pretender regular las relaciones entre dos individuos”, lo que atañe también a ventas, compras y precios. Poco tiempo atrás, esto era considerado pura herejía.



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