¿Más castrismo para qué?

Hace falta más castrismo para que la nación cubana acabe de comprender que el anticastrismo, tal y como viene ejerciéndose hasta ahora, no sirve ni servirá para nada. Hace falta más castrismo para ver si algún día los propios castristas se hartan del castrismo y cambian el país, porque jamás sobrevendrá cambio alguno con esa oposición de boquilla y farándula, turismo y relaciones públicas que tenemos hoy. También hace falta más castrismo para ver si algún día:

• Eso que llaman pueblo de Cuba se avergüence de que los mismos gobernantes que meten la pata elaboren los proyectos de cómo sacarla
• El exilio se avergüence de que esos que se llaman oposición, disidencia o resistencia fracasen en un proyecto sin otra consecuencia que dar la cara dura con otro
• Esos que se llaman oposición, disidencia o resistencia se avergüencen de serrucharse el piso unos a otros para vivir de la política en vez de hacerla
• Las intelectualidades cubiches se avergüencen del ciego partidismo sin atenerse a los hechos y a la lógica más elemental
• La cubichería se avergüence de imaginar que el resto del mundo reaccionará ante la letanía de domingos de represión contra Damas de Blanco que no paran en el hospital ni en el cementerio, sino en titulares y fotografías de ciertos medios, o ante la matraquilla de informes mensuales de detenciones arbitrarias y semestrales de presos políticos, al estilo cuantofrénico de los partes del castrismo sobre los logros de la revolución
• Eso que llaman pueblo de Cuba se avergüence de no votar en contra de los candidatos del gobierno y de salir a marchar en apoyo de continuar de mal en peor y sin esperanzas
• El exilio se avergüence de que, tras haber fracasado en tumbar el castrismo a tiros, se embulle con saltimbanquis de paso que vienen con tal o cual espectáculo acrobático sobre cómo se transitará del castrismo a la democracia en Cuba
• Esos que se llaman oposición, disidencia o resistencia se avergüence de creer que algún presidente americano les sacará las castañas del fuego del castrismo
• Las intelectualidades cubiches se avergüencen de andar con embarajes, engañifas e insultos en vez de reconocer sus meteduras de patas y dejar de guiarse por estrechos intereses
• La cubichería se avergüence de creer que la Cuba anormal bajo el castrismo se normalizará con las medidas anormales que vienen implementándose hasta hoy bajo la presión del anticastrismo imperante e inoperante

Coda

La semana pasada el castrismo se dio continuidad sin otra noticia que Salvador Valdés Mesa como primer vicepresidente. Si la bandería anticastrista se avergonzara de verdad, sería un león —como apuntó Marx— dispuesto a saltar, pero como no hay vergüenza, sólo es un gato achantado que maúlla: ¿Más castrismo para qué?

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