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Humor

Despejando la 'X' (Alfonso)

Los viajes fuera de la Isla resuelven el problema aparentemente insoluble de tener revolución y queso roquefort al mismo tiempo.

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No sólo las revoluciones transforman el mundo, sino también la poesía. Y la verdad es que en Cuba se ha conseguido una síntesis de ambas cuyo máximo exponente es el periódico Granma. Después de que Nicolás "Sensemayá la Culebra" Guillén dejara vacante el puesto de Poeta Nacional (por razones ajenas a su voluntad), Granma ha llenado ese vacío con creces: lo mismo convierte una derrota aplastante en una victoria moral que una crisis galopante en un plan de ahorro, o consigue metáforas tan sublimes como la del "sobrecumplimiento de la cosecha de papas".

Y eso que son ocho páginas. Nunca se ha tapado tanta realidad con tan poco papel. Sirve hasta para proteger a la Isla de los ciclones: para Granma un huracán no es más que una oportunidad para que las autoridades y el pueblo muestren lo bien preparados que están los planes de evacuación. Como diría Lezama: "un país frustrado en lo esencial político (y económico, y social y familiar) puede alcanzar virtudes y expresiones si es descrito en esos papiros con nombre de embarcación que anuncian cada día la sobreabundancia de tubérculos invisibles".

Pero cuando aparecen tareas que hasta a los redactores de Granma les daría vergüenza acometer, entonces se puede contar con la intervención salvadora de los escritores y artistas cubanos, especies que pueden detectarse fácilmente por el carné que llevan en el bolsillo.

Ellos han dado vida a lo que es ahora el género más floreciente de la cultura cubana, el de las declaraciones. Si le caen a golpes a una vieja o le recetan a un periodista independiente una dieta de luz solar por un cuarto de siglo, ahí aparece algún intelectual diciendo que el periodista era agente de alguna potencia interplanetaria que intenta conquistar la Tierra y que en otro país seguramente lo usarían como carnada para pescar tiburones. Y que los hematomas de la vieja son un efecto óptico.

Entre estos artistas de las declaraciones son habituales Lisandro Otero y el ministro de Cultura, Abel Prieto, autor de la novela El vuelo del gato (prohibida por la Convención de Ginebra contra la tortura y, sin embargo, traducida al árabe para que así la CIA pueda conseguir que los talibanes presos digan todo lo que saben), quienes no son los únicos.

Cultores del género

Han aparecido nuevos nombres entre los cultores del género, o en su defecto, letras, como es el caso de X Alfonso, quien a pesar de su nombre no guarda ningún parentesco con Alfonso X ni con Malcom X, y muchísimo menos con Barbarito X o Celia X.

A este muchacho se le considera uno de los más destacados músicos de su generación, pese a todos sus esfuerzos en sentido contrario (quien haya escuchado su disco X-Moré, que supuestamente es un homenaje a Benny Moré, sabe lo que estoy hablando. Lo único que puedo decir de ese disco es que el día que a X Alfonso se le ocurra grabar un Comandante-X con el mismo entusiasmo y talento que utilizó en el disco que le dedicó al Benny, será el fin de la revolución tal y como la conocemos).

En una ocasión, X dijo: "Lo que nos separa de las [generaciones] anteriores es que nosotros estamos tratando de hacer música desde Cuba. Antes preferían irse fuera, hablar mal del gobierno cubano para hacerse publicidad o para acabar trabajando en la construcción".


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