Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Humor

La vuelta del caguairán

Las rogativas del exilio han sido imprecisas: murieron 'el que asaltó el Moncada', 'el que nunca suelta el micrófono' y 'el viejo dictador', pero ninguno de ellos era el Comandante.

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Pero falsa alarma aparte, estos días han servido para que sepamos lo dura que será la vida del Comandante (sobre todo para los humoristas) con Raúl disfrazado de hombre invisible. La alarma sirvió para que por ejemplo el cantautor Silvio Rodríguez haya declarado que al Comandante "le regalo todo lo que pueda regalarle, quizás hasta un poquito más que mi música: le regalo hasta mi persona", haciendo realidad aquella canción de su colega Pablo Milanés que decía que "la vida no vale nada".

El cardenal Jaime Ortega —alma cristiana como pocas— llamó a los católicos cubanos a orar por que Dios acompañe al Comandante en su enfermedad, y uno se pregunta: ¿para qué? Porque lo más seguro es que el Comandante se vire para Dios y le diga: "está bien, si insistes te cedo el poder, pero que quede claro, de manera provisional, porque a ti te falta experiencia".

Por su parte, los cubanos de a pie, le desean la recuperación al Comandante, aunque no queda claro si quieren que se recupere de la misma forma en que se ha recuperado la industria azucarera nacional en los últimos años (o sea, que vuelva a los niveles de 1905, cuando el Comandante era sólo un espermatozoide gallego).

Un gobierno letrado

En el exilio, por supuesto, no le desean lo mejor al Comandante, sólo que sus rogativas no han sido muy precisas que digamos. Al parecer pidieron que se llevara "al que asaltó el Moncada", y se fue Gustavo Arcos Bergnes, el fundador de la disidencia cubana también participante en ese asalto. Luego pidieron que se llevara a "ese que nunca suelta el micrófono", y a quien se llevó fue a Eddy Martin, el comentarista deportivo. Luego pidieron que se llevara "al viejo dictador", y a quien se llevó fue a Stroessner, el ex dictador paraguayo.

Para la próxima rogativa sería mejor que no se andaran con rodeos y lo llamaran directamente por su nombre (y los dos apellidos, no vaya ser que a quien se lleve sea a Fidel Pérez Michel, el actor que encarnara a los personajes de El Jaguar y El Puri, de triste recordación).

Pero lo que ha quedado claro es que la cesión de poder no sólo ha sido provisional, sino además aparente. Ahora en vez de dar discursos, el Comandante gobierna mandando noticas escritas a mano. Lo que se dice un gobierno letrado. De gobernar por decreto se ha pasado a gobernar por noticas. Y eso, de paso, ha servido para demostrar que el Comandante no es un dictador: las notas no se las dicta a nadie, sino que las escribe de su puño y letra.

Y yo, que estoy igualmente emocionado con la vuelta del Comandante, trataré de resumir en pobres versos mi profundo agradecimiento por todo lo que sigue haciendo por nosotros, los humoristas: "Firme ahí mi caguairán / cumpla ochenta y cumpla cien / y cuídese del comején / que lo tiene como un flan".


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