Actualizado: 28/03/2024 19:45
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Lo bueno de Cuba

Ir a prisión no tiene por qué ser el fin del mundo, sino el principio de una carrera universitaria.

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A continuación, el periodista dice que "Cuba siempre ha sido remisa a establecer comparaciones que puedan ser vergonzosas para otros, pero el hecho es tan significativo que resulta difícil eludirlo: el promedio de escolaridad en las prisiones de la Isla supera al de la población en libertad de algunos países". Como diría Tupac Amaru, vayamos por partes.

Primero, eso de que "Cuba siempre ha sido remisa a establecer comparaciones". ¿Qué quiere decir el periodista con "Cuba"? Descartada la isla como tal y por supuesto el archipiélago de los Canarreos, "Cuba", como todos sabemos, es uno de los seudónimos que usa el Comandante cuando quiere pasar desapercibido disfrazándose de isla de 110.860 kilómetros cuadrados.

Y si al Comandante no le gustan las comparaciones, ¿quién es el impostor que se ha pasado todos estos años comparando la tasa de mortalidad infantil, el índice de analfabetismo y las medallas olímpicas de Cuba con la de cada una de las ciudades de Estados Unidos, incluidos algunos zoológicos? ¿La Ciénaga de Zapata?

Los pingüinos se convertirán en aves migratorias

No me cabe ninguna duda de que el promedio de escolaridad de las cárceles supera al de la población en libertad de algunos países. Sin ir más lejos, hay países como Ruanda en los que hay menos periodistas libres que los que hay presos en Cuba. ¡Y todavía los cubanos hacen alarde de su independencia cuando todos sabemos que en realidad "periodista independiente" no es otra cosa que sinónimo de "preso"!

Yo, que me he propuesto ser constructivo en este artículo, invito a las autoridades cubanas a que no se detengan ante nada con tal de conseguir que nuestra población penal tenga mayor nivel de escolaridad que la población libre de Estados Unidos. Si hace falta instaurar cursos de doctorado en el Combinado del Este, ¡que se haga! Si hace falta enviar a prisión a graduaciones completas de estudiantes universitarios, ¡que se manden! (y así se lo cuentan como servicio social).

De paso, apoyamos que se eleve no sólo el nivel educativo de las cárceles cubanas, sino también el nivel político por el audaz recurso de enviar a prisión a miembros del Buró Político del Partido Comunista. Y si el elegido resulta ser negro, no se tratará por supuesto de un acto de racismo solapado. Se le elige así para que el prisionero, gracias a su color, desentone lo menos posible con su entorno: ya se sabe que por alguna extraña razón el por ciento de personas de raza negra en las cárceles cubanas es tan alto como el de la población libre en Ruanda.

Luego vendrá la etapa internacionalista, y a los jóvenes delincuentes que se encuentren en prisión en países amigos, se les ofrecerán becas en las prestigiosas universidades Combinado del Este y Manto Negro. Los presos cubanos, por su parte, imbuidos por el espíritu internacionalista, cederán generosamente sus celdas para ser reubicados en sitios que cuentan con condiciones de vida bastante más difíciles como, por ejemplo, las escuelas al campo.

Al mismo tiempo, los educadores-carceleros de la Isla irán gustosos a las cárceles de todo el mundo para así contribuir a la elevación del nivel educativo de los presos. Se les enviará a todas partes, menos a la Antártida, porque entonces los pingüinos, por primera vez en su proceso evolutivo, se convertirán en aves migratorias.


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