Exilio o emigración
El reducir las motivaciones a puramente económicas es una solución pedestre que le hace el juego al régimen
Recientemente, en un conocido programa de opinión de la TV hispana que se disfruta en Miami, se discutía el hecho que un grupo de balseros, acabados de poner pie en tierra, se negaran a hacer declaración alguna, frente a las cámaras de esa televisora, sobre la situación política en Cuba y su opinión sobre la muerte del supremo dictador.
Sus razones tendrían, entre ellas pudo estar el temor a represalias contra sus familiares, pero el análisis no se dirigió a esa posibilidad, o analizar otras posibles razones, sino a la valoración de la emigración cubana actual y se estableció una diferenciación con etapas anteriores: “estas oleadas de cubanos… son exiliados políticos o son emigrantes”, cayéndose así en la trampa de aceptar el componente económico como muy importante, o el único.
Esa fútil distinción entre emigrante o exiliado; motivado político o emigrante económico, tuvo su origen en Cuba en un sostenido e interesado intento de, primero, establecer una divisoria entre los emigrantes de una época y los de otra; y de paso dejar establecido que los que, por medios legales o no, abandonaban el país, no tenían una motivación política, solo económica, y eran equivalentes a todos los que salían de sus países en busca del “sueño americano” y por demás el bloqueo/embargo, y la Ley de Ajuste, en el caso de Cuba, está entre las causales de esa emigración.
Cuba fue un país durante siglos casi totalmente receptor de emigrantes y pasó a ser a partir de 1959 un emisor de emigrantes, y esa sustancial transformación tiene sus raíces y motivaciones, pasadas y presentes, en fenómenos políticos. El reducir las motivaciones a puramente económicas es una solución pedestre que le hace el juego al régimen, que con sus represivas posiciones políticas ha destruido la economía del país.
Cuando un joven, por poner un ejemplo, termina su carrera universitaria y comienza a ejercer su profesión por un salario que no puede sustentarlo dignamente, y se ve obligado a buscar fuentes alternativas de ingresos por ende ilegales, y es acosado y apresado, y finalmente sometido a juicio y enviado a prisión, ¿ante que nos encontramos, si no es ante causales políticas?; y si ese mismo joven decide abandonar el país por cualquier medio a su alcance, y logra su propósito, ¿ante que emigrante nos encontramos, económico o político?
Como alguien en su momento dijo: la política es economía concentrada. Y lo puede ser para el bien y bienestar del país y todos sus ciudadanos, no solo para una elite, o puede ocurrir, como es el caso cubano, para someter una población deseosa de mejorar su situación, y con el instrumental necesario para ello, a restricciones que impiden el desarrollo económico y social del país de una forma normal y sostenida.
El componente ideológico-político de todas las estructuras restrictivas que existen en Cuba, con el objetivo de frenar el desarrollo del individuo como ente económico independiente, es más que evidente y sus resultados están a la vista. Y esas no son las motivaciones de un mexicano, argentino, o de cualquier otro lugar, que emigra a EEUU, Europa o a la Conchinchina, como es el caso de los cubanos.
Tampoco considero que las diferencias que se pueden observar entre las posiciones que adoptan los exiliados de una época, comparados a los de otras, se puedan generalizar, ni sean solamente un problema generacional. Considero, que ese fenómeno histórico conocido como exilio cubano es algo mucho más complejo y diverso que una simple división generacional o motivacional.
Factores culturales, de posición social, sentimentales, familiares e incluso de haber participado o no en la vida económica y política en Cuba, y la cantidad de energías físicas y espirituales empleadas en un proyecto fatalmente considerado como viable por una gran parte de la población, marcan esas diferencias en la diversidad de aprehensión de la problemática cubana y sus posibles soluciones y no simplemente actitudes generacionales y mezquinos intereses económicos. Es la falta de esperanza en ese proyecto fallido la causa fundamental de la emigración de los cubanos.
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