Actualizado: 01/05/2024 21:49
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Sociedad

La batalla de los palos secos

¿Qué dicen las feministas y los homosexuales 'oficiales' en un país donde los gays siguen arrinconados detrás de la zeta en la escala social?

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Ahora están que les arden las palmas de aplaudir (aunque en secreto, a la espera de nuevas órdenes) un proyecto oficial para la posible legalización del cambio de sexo en personas diagnosticadas como transexuales. Después de la revolución energética, la protésica.

Lástima que se les hayan adelantado los ayatolás de Irán, donde operaron ya a unos 400 individuos, cifra levemente menor que la de casi 4.000 gays ejecutados en los últimos años en ese país, no (como creen los roñosos) a instancias del islam, que es una religión honorable, ni menos ni más que cualquier otra, sino a causa del machismo enfermizo y feroz del poder terrenal.

Dios los cría…

Por cierto, una de las noticias más curiosas de la actualidad dio cuenta, hace pocos días, de que por única vez en mucho tiempo coincidieron los gobiernos de Cuba, Estados Unidos e Irán, al votar juntos contra la entrada de la Asociación Internacional de Lesbianas y Gays (AILG) al grupo de organizaciones no gubernamentales que asesora a la ONU en materia de derechos humanos. Dios los cría, pero solamente la homofobia fue capaz de unirlos.

¿Qué dirán sobre el particular los señoritos y señoras palos secos, en el caso improbable de que los dejaran decir algo?

Y ya que andamos celebrando bodas rojas con los fundamentalistas iraníes, ¿qué van a decir sobre la mutilación genital femenina, o sobre la lapidación hasta la muerte a mujeres por haber sido violadas o por acusaciones de relaciones sexuales naturales, o sobre el asesinato por honor (del macho) basado en simples sospechas?

¿Qué dicen nuestras feministas oficiales de capa y espada sobre esas mujeres que son ejecutadas por no llevar el hijab (velo) o por rehusarse a hacerlo cuando se les obliga? ¿Qué dicen de la reclusión forzada de la mujer dentro de sus casas y sus hijabs?

Y a nuestros señoritos, ¿qué opinión les merecen las carnicerías "legalizadas" de homosexuales, las lapidaciones, los códigos de vestimenta y de conducta impuestos por la fuerza?

Es previsible que no digan sino lo que ya dijo Galileo, sólo que con mayor picardía y menos miedo: "Me hinco de rodillas ante los venerables inquisidores".

Después de todo, les cabe el consuelo de alegar que en Cuba, como también sentenciaría Foucault, no existe uno solo, sino muchos silencios que son parte integrante de las estrategias que apoyan y atraviesan los discursos.

Claro que eso no exime de culpas a los palos secos. Resulta comprensible y hasta perdonable que su necesidad de conservar intacto el carapacho sobrepasara el nivel de sus fuerzas físicas.

Lo que cuesta comprender es que también prevalezca sobre sus destilaciones más íntimas, que es como decir sobre su pobre porción de humanidad. Pero allá ellos y Dios. Que se diviertan y gasten poco, dejándose arrastrar por la corriente, hasta el infierno.


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