Las profecías de Reinaldo Arenas
Reinaldo Arenas: “Les dejo pues como legado todos mis terrores, pero también la esperanza de que pronto Cuba será libre”
Reinaldo Arenas (Holguín, Cuba, 1943–Nueva York, Estados Unidos, 1990) legó un catálogo de textos narrativos (cuentos, novelas) que hoy cobran presencia en la aciaga situación política y social de Cuba en estos años inciertos de un poscastrismo infructífero. Releo con fruición El mundo alucinante, La Vieja Rosa, Termina el desfile, Viaje a La Habana, Antes que anochezca, Otra vez el mar, El asalto y sobre todo El color del verano o Nuevo Jardín de las delicias. Fábulas proféticas, donde el autor de Mona vislumbra los horrores que acechan hoy a la Isla Mayor del Caribe.
Vuelvo a la valiente carta de despedida, que escribió días antes de suicidarse en Nueva York en 1990: “Queridos amigos: debido al estado precario de mi salud y a la terrible depresión sentimental que siento al no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida. […] Les dejo pues como legado todos mis terrores, pero también la esperanza de que pronto Cuba será libre. […] / Pongo fin a mi vida voluntariamente porque no puedo seguir trabajando, ninguna de las personas que me rodean están comprometidas en esta decisión. Solo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país. / Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la Isla le exhorto a que siga luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota, sino de lucha y esperanza. Cuba será libre. Yo ya lo soy. Reinaldo Arenas”.
Si El asalto (2003) es una asolada fábula sobre el destino de Cuba, en los momentos que el estado represor se impone por encima de los sueños y proyectos de los ciudadanos, ya en La vieja Rosa (1966-1981) se prefiguran abrumadoras figuraciones represivas en los actos de esa matrona imponente. En El mundo alucinante (1992), Arenas, perseguido por la dictadura cubana, se identifica con Servando Teresa de Mier, el fraile mexicano hostigado por la Inquisición: “Tú y yo somos la misma persona”.
En Adiós a mamá (1995), Arenas retoma elementos de La vieja Rosa y El hijo y la madre (1981) y edifica uno de los relatos más profundamente trágicos, irónicos y sacrílegos de la narrativa cubana. Si en El hijo y la madre el personaje de la Madre es presencia fantasmal, en Adiós a mamá el cadáver de la madre es presencia nauseabunda que provoca la catarsis; el hijo huye (“Deseoso es aquel que huye de la madre”: Lezama) y se va al mar. El sacrificio de las hermanas no es compartido por él, y lo mejor es huir. El cadáver de la madre: despojos de la represión. Adiós a mamá, uno de los textos narrativos más alusivos de la situación política de la Cuba de estos años.
Otra vez el mar (1982): incursión en el desgarramiento provocado por la Revolución castrista en la historia personal de los cubanos. Termina el desfile (cuentos, 1981): retrato perturbador de la realidad cubana, más allá de un frio testimonio. Viaje a La Habana (1991): —novela en tres viajes—, simbólicas postales de una Habana extraña y terrible donde regresa un exiliado que encuentra su doble en una alucinada aventura homosexual. Antes que anochezca (1992): testimonio personal y político, autobiografía donde el autor de Bestial entre las flores da cuenta de los atropellos, por su condición de disidente y homosexual, que soportó durante su estancia en Cuba bajo los designios del poder castrista.
El color del verano (1999): la novela más cercana a lo que sucede en la Cuba de estos años: festejo de las cinco décadas de la llegada de Fifo al poder, la Isla se ha convertido en una gigantesca cárcel. Descripción de la lucha intestina por el poder y de los subterfugios de la gente para sobrevivir en medio de la desventura y la tiranía. Relato carnavalesco donde los furores se desbordan; las intrigas, los rencores y los miedos se desencadenan en una reyerta inusitada en franjas de rebosada desesperación. La gente decide arrancar la isla de su sitio y salir a la deriva en busca de otros mares. Isla flotando como una balsa estropeada por todo el golfo de México. Isla al garete: alegoría certera de la Cuba actual.
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