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Desigualdad, Economía, Política

Más allá de la desigualdad en Cuba, ¿el poder?

Sobre los laberintos del poder, el evitar destacarse políticamente y la desigualdad en Cuba

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1. La desigualdad en Cuba ha sido un tema bastante tratado en los últimos años por intelectuales y académicos (as) y muy poco abordado por los actores gubernamentales. Y es que, en las últimas décadas, el país ha presenciado la acentuación de este fenómeno (Espina, 2008; Alejandro, 2012; Zabala, 2015; Hansing y Optenhögel, 2015; Monreal, 2016) y, con ello, el continuado desplome de las promesas oficialistas sobre el socialismo tropical, el cual ha enarbolado la existencia y constante perfeccionamiento de una sociedad inclusiva, relativamente igualitaria y justa. Todo esto, teniendo como base determinadas interpretaciones marxistas, especialmente cuando se alude al principio —ya desgastado empíricamente— “de cada cual, según su capacidad, a cada cual según su trabajo” (Art. 65 de la actual Constitución).

2. A pesar de la evidente existencia de esta realidad, las autoridades cubanas parecen hacerse los de la “vista gorda” y, por si fuera poco, han propiciado transformaciones que si bien han liberado a la sociedad cubana de absurdas limitaciones (como compra y venda de casa, de carros nuevos, etc.), al mismo tiempo acentúan las desigualdades existentes. ¿Serían estas prácticas una estrategia para entretener a la sociedad y alargar la historia, para sosegar los ánimos y sembrar el optimismo cruel? ¿O simplemente sería todo esto y un poco más a la vez?

3. Lo cierto es que, a mi entender, algunos laberintos aún necesitan ser mejor explorados cuando se trata la desigualdad en Cuba. Y uno de ellos, es el posible papel que la desigualdad social cumple en el ejercicio del poder de dominación en la sociedad cubana, entendiendo este último concepto, sucintamente, como el ejercicio de formas de control, autocontrol y/o dominación de la conducta social.

4. Para nadie es un secreto que las transformaciones socioeconómicas implementadas posteriormente a la llegada de Raúl Castro al poder (año 2006), apenas benefician a algunos sectores sociales: trabajadores del turismo, del comercio exterior, militares y gobernantes de alto rango, familias que reciben remesas desde el exterior, así como algunos trabajadores informales. Mientras que, para jubilados y trabajadores estatales de diferentes áreas (salud, educación, cultura, administración pública), la posibilidad de viajar al exterior, pasar unas vacaciones en un hotel, comprar un carro nuevo o una casa, invertir en la apertura de un negocio propio (en el sector de la gastronomía, renda de inmuebles, etc.) o, inclusive, de tener una alimentación adecuada, está bien distante de sus respectivas realidades (a pesar de los aumentos salariales).

5. Tales dificultades, considero que se deben entender a la luz de algunas de sus funciones y posibles favorables impactos para la cúpula gubernamental. Las dificultades económicas en Cuba —que parecen tener la dosis exacta para evitar estallidos sociales—, son una de las condicionantes de la indiferencia política y resignación de la sociedad civil a la realidad autocrática existente (junto a los mecanismos de control). Los grupos sociales dependientes de los salarios laborales están más preocupados por resolver sus necesidades inmediatas y cotidianas (alimentarse, pagar sus cuentas), que por la manera en que se desarrolla la política y la identificación de las vías para la transformar la realidad. Esto último, considerado en buena medida como algo bien distante de lo posible. Igualmente, los otros sectores sociales con mejores indicadores de consumo, también asumen actitudes que facilitan la reproducción de las actuales configuraciones autoritarias de la política. En este caso, adoptan una especie de indiferencia políticamente conveniente, como estrategia para evitar obstáculos o afectaciones a sus respectivas formas de vida. Y es que no les es factible “marcarse”, sobresalir, en un régimen cuyos mecanismos de control, coacción y represión son incuestionables (Chaguaceda y Torrealba, 2017).

6. Algunos estudios realizados en la Isla, sustentan no solo la posible materialización de este binomio entre desigualdad y poder (para nada nuevo en las teorías sociales), sino además la necesidad de continuar profundizando en el tema. Y un ejemplo de ello lo constituye algunas experiencias propias de investigación en un municipio cubano.

7. Durante la aplicación de observaciones no participantes en Cárdenas, en el año 2011 (y ratificadas en 2015), se constataron insatisfacciones con las limitadas capacidades civiles para incidir en las decisiones importantes tomadas por el gobierno. Y, al mismo tiempo, se apreciaron aptitudes y expresiones que respaldan la existencia de indiferencias a respecto de la configuración de tales decisiones y la política en general (Guach, 2019). Una de las delegadas de circunscripción, al tiempo que estando inconforme con varias decisiones tomadas en el territorio y con datos levantados en una de las sesiones de la AMPP, me manifestó no tener interés o deseos de expresarse, cuestionar o dialogar con los dirigentes, porque en definitiva sería una actitud en vano que solamente la “marcaría” frente a la administración: ¿para qué me voy a marcar?, expresó.

8. Ese tipo de actitudes, —muestra de un ejercicio del poder asociado a la aceptación de la fragilidad social, a situaciones inevitables y al desamparo político y normativo de la sociedad civil (entre otros aspectos)—, es válido para entender el papel tanto de un grupo social como otro, en la reproducción de tales indiferencias, inercias. Todo esto, sumado también a expresiones, como:

“no quisiera tener problemas por lo que he expresado. Me gustaría que no dijeras mi nombre para no herir a nadie y evitar desavenencias. Desearía que esta conversación fuese anónima para evitar que mis críticas sean malinterpretadas y ser cuestionado por los dirigentes” (Guach, 2019, p. 57-58).

9. Es obvio que una lectura a estos hechos tan complejos tendría otros matices, si se llegase a bordar de manera más empíricamente profunda el referido binomio. Sin embargo, no me cabe dudas de que, detrás de las actuales desigualdades sociales en Cuba y el insuficiente tratamiento gubernamental, se esconden realidades que, de manera intencional o no, sustentan las actuales relaciones de poder entre la sociedad civil cubana y el Estado.

Hans Carrillo Guach es sociólogo. docente e investigador en Universidade Federal de Goiás, Brasil. Activista por los DDHH y la Democracia. Promotor de CUBA DECIDE

Referencias:

  • CHAGUACEDA, Armando. y TORREALBA C.G. 2017. ¿La calle es de los revolucionarios? Postotalitarismo y activismo opositor en Cuba. El caso de la Unión Patriótica de Cuba. En ¿Fin del giro a la izquierda en América Latina? Gobiernos y políticas públicas, editado por Mario Torrico, 213-252. México D/F: FLACSO.
  • GUACH, Hans. C. Democratização subnacional em Cuba: realidade postergada? Curitiva: CRV, 2019.
  • ANPP. Constitución de la República de Cuba (actualizada), Gaceta Oficial, 2019.
  • ALEJANDRO, P. V. Desafíos monetarios y financieros. En: Alejandro, P. V. y Villanueva, O. E. P. (eds.) Miradas a la economía cubana. El proceso de actualización. La Habana: Caminos, 2012.
  • ESPINA, Mayra. P. Viejas y nuevas desigualdades en Cuba. Ambivalencias y perspectivas de la reestratificación social. NUEVA SOCIEDAD, No. 216, 7-8/2008.
  • HANSING, K y OPTENHÖGEL, U. Cuba: las desigualdades se tornan visibles. Consecuencias de la economía de escasez y reformas. NUEVA SOCIEDAD, No 255, enero-febrero de 2015.
  • MONREAL, P. (2016). El salario en Cuba y la terca realidad. REVISTA SIN PERMISO. Disponible en: https://www.sinpermiso.info/printpdf/textos/el-salario-en-cuba-los-falsos-paradigmas-y-la-terca-realidad, acceso en 01/082020.
  • ZABALA, M, del C. Equidad social y cambios económicos en Cuba: retos para la atención a la pobreza y las desigualdades. En: Espina, M. P & Echevarría, D. (Coord.) Cuba: los correlatos socioculturales del cambio económico. La Habana: Ruth Casa Editorial, 2015.

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