Actualizado: 29/04/2024 2:09
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Movilidad Social, Opositores, Sociedad Civil

Movilidad social en la sociedad civil cubana

El daño, por la intromisión de las ONG internacionales, son antropológicos en las organizaciones de la sociedad civil cubana: promueven al “opositor en jefe”, su interlocutor y, por qué no, cómplice en un grupo de decisiones

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No me considero martiano. Pero el apóstol de nuestra independencia tuvo algo claro. Poco servicio se le hace a Cuba, si no se logra que la curtida oposición democrática sume a la voluptuosa, enérgica y a veces desorientada juventud patriótica a encontrar un lugar en sus organizaciones. O que el brioso deseo de libertad, no permita ver la importancia de la experiencia acumulada en esta pelea cubana contra sus demonios.

Martí, lo dejó claro en su discurso “Los pinos nuevos”, ante los entusiastas patriotas en el Liceo Cubano de Tampa, en 1891.

Se adelantaba así, a las problemáticas actuales de desconexión entre los viejos y los nuevos opositores al régimen comunista. ¿Por qué no se integran los jóvenes patriotas a las organizaciones prodemocráticas? ¿Por qué los valientes del Movimiento San Isidro y Archipiélago, o los talentosos periodistas de El Toque, no se acercaron a las instituciones creadas y establecidas, y bebieron de su experiencia en el enfrentamiento a la dictadura? ¿Qué hicieron mal las organizaciones prodemocráticas, que no lograron atrapar los sueños libertarios de los jóvenes?

Son muchas las respuestas, para tan complejas preguntas. Pero hay un argumento para encabezarla por imbatible: El profundo trabajo de persecución y seguimiento, por parte de la policía política. La manipulación mediática y el fusilamiento de la reputación de los lideres prodemocráticos, por los medios de comunicación controlados por el partido comunista. La parcialidad de los actores de la ley y el orden, en específico: la policía de orden público, la fiscalía y los tribunales.

Impuesto este argumento, abordemos otra latitud el asunto. ¿Qué sucede al interior de los grupos prodemocráticos, que impide el acercamiento de nuevos y jóvenes activistas a sus organizaciones?

Para ello abordaremos, mal y rápido un tema, y varias aristas. El tema es la movilidad social al interior de las organizaciones. Las aristas serán: el opositor en jefe, la ausencia de políticas de recursos humanos y la intromisión exterior.

El índice de movilidad social (IMS)

El índice de movilidad social debiera ser una medida para analizar y evaluar el grado de movilidad dentro de nuestras organizaciones opositoras. Una herramienta científica para mejorar, articular y proyectar el trabajo de las instituciones de la sociedad civil.

En específico, la movilidad social (MS), se refiere al cambio de posición de una persona a lo largo del tiempo en la oposición. Ascendiendo o descendiendo en la escala social y organizacional. Se basa en indicadores como el nivel educativo, el cargo ocupado dentro de la organización, la participación en la toma de decisiones y el acceso a oportunidades de desarrollo y crecimiento profesional.

La medición del IMS permite comprender e identificar las barreras que impiden el desarrollo. Si se observa, por ejemplo, que a lo largo de los años no rotan los liderazgos, o los jóvenes no pueden ascender en las escalas institucionales, se infiere la inexistencia de oportunidades y acceso a la movilidad social ascendente.

El IMS también identifica prácticas exitosas o fracasadas. Una alta proporción de personas ascendiendo en las estructuras a través de programas, capacitaciones u otras herramientas, se replicarían para mejorar el trabajo de las organizaciones.

El opositor en Jefe

Uno de los mayores problemas a enfrentar en las estructuras opositoras o de la sociedad civil es el del “opositor en jefe”. Líderes mesiánicos que, reproduciendo la forma de dirigir el partido comunista, se consideran los elegidos, y niegan a sus estructuras el desarrollo interno, de sus activistas y la entrada de nuevos miembros. El “opositor en jefe” es muy fácil de controlar por la policía política, y con ello la organización. Además, en cuanto lo envía a prisión o se larga al exilio, se parte la columna vertebral de la organización y todo se va a bolina.

Un caso específico es el de la organización Somos + fundada por el carismático Eliecer Ávila, motivador de esperanzas en muchos jóvenes. En cuanto esa persona fue detenida y registrada su casa, negoció su salida del país, y en 2019, desapareció la estructura.

Un caso similar, ocurrió con la Asociación Jurídica de Cuba dirigida por Wilfredo Vallin desde 2006 en que se inauguró hasta 2018. Luego de arbitrario e ilegal registro, y por presiones de la policía política Vallin disolvió la estructura. Y como el PCUS, soviético, nadie saltó a defenderla.

Políticas de Recursos Humanos

Otro problema en las estructuras de la sociedad civil es la ausencia de políticas de recursos humanos. Un conjunto de medidas para organizar, gestionar y administrar el capital humano de las organizaciones. Esto es generalmente un documento contenedor de criterios para ubicar a los miembros es la escala de responsabilidades, aprovechando al máximo sus conocimientos, lugares de residencia, relaciones humanas, de manera de hacer más eficientes las estructuras.

En la mayoría de las organizaciones es imposible encontrar una línea de proyección de sus Recursos Humanos, solo por poner un ejemplo, en las organizaciones liberales existentes en algún momento, como el Partido Liberal de Cuba (Héctor Maceda), la Unión Liberal de la República de Cuba (Héctor Palacios), o el Proyecto Demócrata Cubano (Rafael León) de tendencia social cristiana, o Partido Socialdemócrata cubano (Vladimiro Roca).

En ninguno de ellos hubo algo parecido a política de recursos humanos.

La intromisión exterior

“De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno”, dice el proverbio. Las organizaciones internacionales que patrocinan o ayudan a organizaciones de la sociedad civil, tratan de hacer eficientes sus proyectos en Cuba. Una forma de mantener sus proyectos personales, es apoyar y estimular a los incondicionales. Los que no discuten o se inmiscuyen en el proceso de toma de decisiones, tanto para una beca en el exterior o para ser receptor de una ayuda cualquiera.

El daño, por la intromisión de las ONG internacionales, son antropológicos en las organizaciones de la sociedad civil cubana. Promueven al “opositor en jefe”, su interlocutor y —¿por qué no?— cómplice en un grupo de decisiones. Esa persona confiable dentro de la isla, no necesita desarrollar políticas de MS, que afectarían privilegios. También en casos conocidos, toman decisiones por sobre los lideres, cuando no les conviene, Y tienen en su poder “la llave de los truenos”. Becas, ayuda o estipendios. Con esas herramientas, quien se le resiste.

Un ejemplo es el de Carlos Quesada del Instituto Internacional sobre Raza, igualdad y Derechos Humanos. Quien mal manejó sus relaciones con los grupos de negros, mujeres y homosexuales, estableciendo “lideres” que durante años impidieron el ascenso a becas, ayudas y materiales de trabajo a otros activistas, interesados en participar esas líneas de trabajo. Los mismos que impiden la colaboración entre las diferentes fuerzas prodemocráticas dentro de la isla, so pena de castigo.

En esa misma línea, está Aimel Ríos Wong, quien aupó a su lado a un importante agente de la policía política, quien, a su vez, y solo de ejemplo colocó a otro espía, en el medio del escenario internacional. El agente Fernando.

Aunque ya casi olvidado, el agente Fernando (Carlos Leonardo Vázquez), fue junto a su compinche el encargado de espiar el Taller en Madrid (2019). Allí, los soplones apoyados quizás ingenuamente por Aimel dieron elementos a la policía política para difamar de las académicas Laura Tedesco y Ruth Diamind, y hasta de Felipe González, quien fuera secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Coda

Los casos enseñan, pero esto es solo “de la misa, la mitad”. Lo importante es el fenómeno. Y como podemos aprovechar las nuevas tecnologías políticas para liberar a nuestra patria, entre ellas la de los índices de movilidad social.


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