Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Música

«Ahora todo lo tengo bien claro de mí»

'Maketa de Platino', el más reciente disco de Raúl Torres, muestra el lado comprometido, reivindicativo y visceral del cantautor.

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Es este mensaje lo primero que impacta y atrapa de cada una de sus historias, lo primero que nos sorprende o nos golpea, lo que nos deja fascinados y nos estruja el alma para quedarnos sin palabras. Imposible escuchar este disco y permanecer ajenos a ese retrato íntimo y social de la inmigración que, a mi modo de ver, define su valor más esencial y trascendente.

He ahí las claves primarias para entender y disfrutar de un trabajo que musicalmente nos trae a un Raúl menos brasilero que en otras entregas, que no abandona su ya clásico lirismo, pero ofrece su lado más urbano, cosmopolita y ecléctico, los nuevos registros de un hacer propositivo que hace suyo y personaliza aquellos sonidos, estilos y géneros convocados para configurar su particular collage sonoro.

En este disco se dan cita de forma creativa casi todos los estilos y sonidos que influyen y caracterizan la música cubana alternativa: rock, blues, funky, hip-hop, rithm & blues, electrónica, folclor, van desfilando, alternando, yuxtaponiéndose a veces en cada canción, donde el hilo conductor es sin lugar a dudas la inconfundible voz de Raúl. Es curioso que, en ocasiones, su voz se convierta en un grito que suele acompañar los eléctricos rifts de guitarras y, en otras, la misma voz se vuelve ese crepuscular y quebradizo cristal que nos viene enamorando hace años.

La vuelta de los 'topos'

Su poesía es, por un lado, un látigo que golpea sin remordimientos la espalda de una realidad incómoda, amarga, opresiva, y, por otro, un manso y tímido beso que le lanza. Por eso nos conquista esta mirada articulada desde la perspectiva de la fuga, esta conciencia subalterna y rebelde que vertebra el mundo contemporáneo desde el lirismo y el ánimo de quien sufre y sueña.

Porque entre Vallecas, Lavapiés, el estrecho de Gibraltar o Don Quijote, en los dibujos de Lía, en la nostalgia de la Isla o en la ternura de Rashid, en sus referencias al calentamiento del planeta, el agotamiento de sus recursos, la religión, internet, las guerras, el racismo, el hambre, el terrorismo, a la opresión en su conjunto, se va dibujando un mapa que para nada nos es extraño, distante o ajeno; se va tejiendo la imagen de la época que nos ha tocado vivir.

En ese sentido, la canción Desempolvando (track 2) es todo un manifiesto ético-poético, un monumento contestatario, el discurso de un trovador que ha elegido no enterrar la cabeza en la tierra como avestruz y ofrecernos desafiante su verdad; esa que cada cual lleva a cuestas y asume como puede.

Creo que ha valido la pena tanto tiempo de espera para ver resurgir, en mi opinión, a quien es una de las voces poéticas y musicales más ricas e interesantes de aquella promoción que Joaquín B. Triana bautizó de "topos".

Si Pablo Milanés no le hubiese sacado un día de los barrios y las calles de su querida Matanzas, más tarde o más temprano se hubiese ganado un sitio en el espacio sonoro de la Isla por talento y méritos propios; pues estamos (qué duda cabe) frente a un hacedor de canciones por excelencia, un artífice privilegiado y genial de un oficio que en la Isla tiene una fantástica y rica tradición.


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