Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Cuando Gonzalo Rojas estuvo en Cuba en 2008

Sobre esa solidaridad obsesiva y ciega de ciertos intelectuales y escritores con el gobierno cubano

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“Escribo sin conocer el desenlace de lo que escribo”
Octavio Paz

Rescato esta columna escrita en 2008 porque me parece importante recordar un tema que siempre ha existido. Es decir, la relación entre intelectuales y dictaduras. Y porque pienso que esta situación no ha terminado, aún cuando hayan colapsados los socialismos reales. Es que no pocos intelectuales, escritores, incluidos académicos en América Latina, siguen creyendo que Cuba es el ejemplo de una sociedad alternativa al actual sistema capitalista o poscapitalista, como quiera llamársele.

El poeta chileno Gonzalo Rojas estuvo invitado a Cuba en 2008. Y no fue un invitado común y corriente porque él era un poeta reconocido y valorado por su poesía. Había obtenido varios premios importantes. Especialmente el Premio Cervantes en 2003 que muchos consideran el Nobel para el mundo Hispano. Lo más interesante es que fue invitado oficialmente —y él aceptó aquello— por el aparato político y cultural del gobierno de Cuba. Una invitación de Estado podría decirse y por eso su participación, un discurso inaugural en la Casa de las Américas a finales de enero de 2008, y declaraciones públicas que hizo luego en diarios cubanos, son importantes analizarlas. Pero es una invitación que me parecía discutible, intelectual y políticamente.

O sea que el poeta Gonzalo Rojas no fue únicamente ni expresamente invitado como un artista sino también como un intelectual y ciudadano que concordaba con el gobierno cubano y le manifestaba su irrevocable solidaridad (en su discurso señaló claramente su apoyo a Fidel Castro y a la revolución cubana). Por eso no era un azar que en el discurso que dio Gonzalo Rojas estuviera presente el Presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón; el ministro de Cultura, Abel Prieto; y el director de la Casa de las Américas, Roberto Fernández Retamar (quien entonces y hasta ahora sigue siendo miembro del Consejo de Estado). Las máximas autoridades políticas y culturales de Cuba lo recibieron con los brazos abiertos y escucharon atentos y complacidos lo que dijo el poeta chileno, Premio Cervantes 2003[1].

Queda claro que por parte del gobierno cubano era política e ideológicamente importante que un escritor latinoamericano con tal renombre y prestigio poético estuviera cerca o muy cerca de la revolución cubana en esos momentos. En Cuba todo es político o ideológico y todo el mundo sabe eso. El hacer, por ejemplo, cola por una hora o más para recibir los productos de la libreta de abastecimiento (o racionamiento) en Cuba es político e ideológico. Tener que ganar en pesos en Cuba y comprar en moneda convertible (similar a tener euros) es político e ideológico porque ha creado un apartheid desvergonzarte. No tener los escritores y la gente en general acceso a Internet, o información alternativa a parte del Granma o los únicos canales de la TV cubana, es absolutamente político e ideológico porque se vive entonces en un estado totalitario dirigido por un único partido e ideología.

Por ello que un poeta con el Premio Cervantes en Cuba, leyendo ante las máximas autoridades del régimen no pasará desapercibido y es posible que levantara posiciones o contrarias o a favor de su visita en aquel entonces. Pero lo cierto es que la polémica no tuvo jamás una discusión abierta en Cuba misma por la censura a pensar distinto, sino que la tendría fuera de la Isla. De allí que la importancia de la visita oficial de Gonzalo Rojas fuera distinta a la que pudiera hacer él leyendo antes los Reyes de España o ante cualquiera otra autoridad de países democráticos y no dictatoriales. Lo cuestionable, y el misterio para mí en 2008 y hasta ahora, y cuando sabemos que el socialismo real fracasó, es esa solidaridad obsesiva y ciega de ciertos intelectuales y escritores con el gobierno cubano donde se ha probado muchas veces la persecución o marginación de escritores, periodistas, e intelectuales. A los todavía que no se les deja hablar libremente en su propio país, marginándolos, encarcelándolos, no publicándolos u olvidándolos. Todo lo anterior ocurría en los regímenes socialistas de la cual Cuba no queda excluida.

En esa misma fecha que Gonzalo Rojas estaba en Cuba, la blogista Yoany Sánchez escribía una columna manifestando su protesta por una censura clara y fuerte contra intelectuales. Era una columna que refería en ese entonces a una censura realizada en la misma Casa de las Américas, allí donde el mismo Gonzalo Rojas iba a leer con toda “libertad” en la sala Che Guevara. Decía Yoani Sánchez : “Algo que me arrastró a esta aventura de escribir un blog fue el sinsabor dejado por el fin de la polémica de los intelectuales de enero del 2007. Una tarde, el 30 de enero, esperábamos —un grupo de jóvenes— para poder entrar a la conferencia “El quinquenio gris, revisitando el término”. El encuentro en la Casa de las Américas pretendía canalizar e institucionalizar un debate que ya llevaba un par de semanas elevando la temperatura de los correos electrónicos cubanos. Una selecta lista de invitados fue entrando a la sala Che Guevara, mientras nuestro “grupo de impertinentes” veía —desde afuera— cómo llegaba la medianoche. Estuvimos allí —marcadamente protestones— impedidos por los custodios y los burócratas de entrar para opinar y contar nuestros encontronazos con la censura y el dogmatismo. Adentro, la voz del ministro de Cultura (Abel Prieto) repetía la idea de que en una plaza sitiada, disentir es traicionar; mientras en la misma esquina de G y Malecón la frustración de los que no fueron escuchados, derivó en hastío y en un masivo regreso a casa”.

El poeta Gonzalo Rojas o ignoraba lo que ocurría en Cuba o se hacia el desmemoriado. Lo curioso es que él mismo en visita a Miami en 1996 dijo textualmente (y citado recién por el periodista Wilfredo Cancio Isla): “Rojas fue homenajeado en la Feria Internacional del Libro de Miami de 1996 y estuvo invitado a la edición del 2006, pero declinó su asistencia a última hora por razones personales. Durante anteriores visitas a Miami, periodistas y escritores locales recuerdan sus diatribas contra el socialismo y la figura de Fidel Castro, algunas de las cuales se conservan grabadas. En encuentros en Miami y en Chile con exiliados cubanos, Rojas se lamentaba por la represión y la intolerancia política en Cuba, y narraba con indignación el “trato vergonzante” de Castro hacia Hortensia Bussi de Allende, la viuda del presidente depuesto por el golpe militar del 11 de septiembre de 1973”.[2]

Es conocida la horrorosa experiencia que vivió Gonzalo Rojas en la Alemania de Este y que él mismo la ha comentado en varios lugares y la repitió en una entrevista que le hizo Daniel de la Fuente para LIBRUSA en México en el 2000: “…por ejemplo en Alemania del este, donde fue un horror porque viví en un paraje de espanto. Ahí conocí lo que era el socialismo de Estado por dentro, y me di cuenta que ese sueño iba a dar una cosa de horror que se llama la policía del pueblo”.

Para mí no hay ninguna diferencia entre ser homenajeado por el aparato político y cultural del gobierno de Cuba y la aceptación de Jorge Luis Borges cuando en 1982 fue condecorado por Augusto Pinochet sin saber lo que ocurría con la censura y represión a gente disidente en Chile. Lo de Rojas también fue una desmemoria, incapaz él de relacionarlo con lo que dijo sobre Alemania del Este. O con el entonces film alemán La vida de los otros que algunos vieron en el Festival de Cine en Habana en diciembre de 2007 y constataron que en nada de lo que allí se contaba era tan distinto a lo que ocurría en la isla. Film que jamás fue pasado en la TV cubana junto a otros veinte films hechos en Cuba misma, censurados para siempre en las pantallas de la TV de la isla (y esto lo dijo el crítico cubano Enrique Colina).[3]

¿Sabría en ese entonces Gonzalo Rojas lo que le ocurrió en Cuba al poeta Raúl Rivero en la “primavera negra” de marzo de 2003? ¿Comprendería bien lo que significaba la famosa frase de 1961 que mantiene una vigencia oficial y dogmática en Cuba en estos momentos, dicha por Fidel Castro a quien el poeta Rojas entonces seguía adorando, frase con la cual la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba) en febrero de 2007 hizo callar la polémica mencionada por Yoani Sánchez en su blog mencionado : “Dentro de la Revolución, todo; fuera de la Revolución, ningún derecho”?

No pocos intelectuales aún siguen en América Latina, y por el mundo, teniendo la misma actitud de aquel viaje del poeta chileno Gonzalo Rojas a Cuba. Sentarse a la diestra del dictador.



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