Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Dos manuales: dos instituciones de nuestra música

La Orquesta Aragón de Gaspar Marrero, y Déjame que te cuente de Bola de Ramón Fajardo Estrada son dos exploraciones rigurosas que no deben faltar en las bibliotecas de los amantes de la música cubana.

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“¡Aragón… Aragón!/ Si tú escuchas un rico danzón/ ponle el cuño es Aragón/ Si tú escuchas un son sabrosón/ ponle el cuño es Aragón/ ¡Aragón… Aragón!”: Tema de presentación de la agrupación charanguera más importante de la historia de la música popular cubana. Yo era un adolescente: La Aragón estaba de visita en Guantánamo, mi pueblo natal. Rememoro el apogeo de los carnavales con la conga de Negro Fino —orgullo de los rumberos locales— bajando por toda la calle Los Ahogados hasta desembocar en el parque central, rodeado de quioscos de cerveza y tarimas con grupos musicales. En una de esas veladas de máscaras y jolgorio carnavalesco, escuché un sonido crecido, afilado y melodioso: era la flauta travesera que, un señor de espejuelos —labios gruesos y mirada extraviada— soplaba, cabeceando en extraños ataque corporales, para seguir los acordes de un danzón en el que los cantantes sólo coreaban: “Si vas al pueblo me compras/ un real de hielo/ cuidado se te derrita/ con el calor”: mis primos compraban algodones de azúcar y jugueteaban entre ellos. Yo me quedé mudo cuando supe que era La Aragón. Estaba frente a la “Orquesta Típica de Cienfuegos, La Aragón, los reyes del chachachá… Hoy en la calle Máximo Gómez, al lado del cine Luque. Invita la municipalidad y el jabón que limpia de ¡verdad!...”: así lo había pregonado el locutor Armando Crespo en la emisora ABC en el programa de Jabón Candado de las 11, que mi abuela no se perdía.

La Orquesta Aragón (Editorial José Martí, Colección Cinquillo, Instituto Cubano del Libro, 2008) —del productor, guionista y locutor radial Gaspar Marrero (La Habana, 1952)—, manual que resume la crónica de La Aragón desde su fundación en 1939 hasta nuestros días, a partir de valiosos testimonios de sus miembros y de otras personalidades (musicólogos, investigadores, familiares, amigos, músicos…) cercanas al cosmos Aragón: más de 70 años difundiendo los ritmos de la Isla. Muchas generaciones de bailadores se han fogueado bajo los influjos de sus acordes melódicos/rítmicos. De Cienfuegos para el mundo. La Aragón se apropió en los 50 y 60 de los espacios donde se bailaba danzón, bolero cha, chachachá, bolero y son montuno.

Gaspar Marrero conforma una agenda que parte de la fundación y nacimiento de la Rítmica del 39 —antecedente directo de La Aragón— hasta la agrupación actual dirigida por el violinista Rafael Felipe Lay Bravo, hijo de Rafael Felipe Lay Apesteguía (1927–1982), violinista, compositor y director de La Aragón desde 1948 hasta su muerte en un accidente automovilístico en 1982. La investigación del autor repasa la llegada de Los Aragones a la capital, la proyección internacional, el adiós del maestro fundador —el contrabajista Oreste Aragón Cantero—, el relevo generacional de músicos integrantes, las giras internacionales, índice de las composisciones de Rafael Lay Apesteguía y de Richard Egües, discografía completa (disco de 45 rpm, 78 rpm, 33rpm y CD), distinciones/premios y amplio alegato iconográfico.

Anécdotas, sucesos, notas periodísticas, semblanzas, encuentro con África… Tribulaciones y convites de un mito activo de la música popular cubana. Perfil minucioso de los intérpretes de “Cero pena”, “El bodeguero”, “El Cuini tiene bandera”, “Tan sabrosona”, “El cerquillo”, “Bombón cha”, “La muela”, “Si sabes bailar mi son”, “Sin clave y bongó no hay son”, “Dulce guayaba”, “Clavelito”, “Mi son es un vacilón”, “Mire Don José”, “Pare cochero”, “La reina Isabel”, “Arrímate pa’ca”, “Siboney”… Encomiable libro de Gaspar Marrero: croquis genealógico, catálogo íntimo, emotivo y hondo de los imperecederos Aragones: orgullo manifiesto de la música afrocaribeña.

Déjame que te cuente de Bola

“Por qué me la dejaste querer/ Señor por qué/ Por qué me permitiste tener/ Todo su ser/ Si sabes que yo tanto la amé/ Decir por qué/ Por qué me la quitaste después/ Señor por qué”: una de los temas más hermosos y tristes del repertorio de la canción cubana. “Por qué me la dejaste querer?”: Ignacio Villa y Fernández —Bola De Nieve— (Guanabacoa, La Habana, 11 de septiembre, 1911–Ciudad de México, 2 de octubre, 1971), un piano y una voz de persona.

Cuando Bola canta hay que cerrar los ojos y sumergirse en el sonido de las ristras de notas de su pianola y comulgar con los azoros. Cuando Bola dice el bolero, el vals, la canción carioca, la canción francesa, el romance español o el pregón afrocubano las ventanas se cierran para que la intimidad encaje con los crepúsculos y cada ilusión sea un ovillo de posibles recurrencias. Bola canta para que las abulias se ahuyenten, para que los recelos sucumban, para que el padecimiento sea una inscripción en los patios, para que la lluvia se acumule en los recintos… “No puedo ser feliz”, “Alma mía”, “Tú no sospechas”, “La vie en Rose”, “Caballero de Olmedo”, “Si me pudieras querer”, “Adiós Felicidad”, “Merce”, “Arroyito de mi casa”, “Vito Manue”, “El manisero”, “La flor de la canela”…

Déjame que te cuente de Bola (Ediciones UNION, La Habana, 2005), del periodista y narrador Ramón Fajardo Estrada (Bayamo, 1951), manual que compila anécdotas, testimonios, comentarios, reseñas, notas periodísticas, fragmentos de reportajes, poemas y canciones dedicados a Bola (Cos Causse, Francisco Garzón Céspedes, Carlos Varela, Pablo Armando Fernández, Cesar López…), piezas de entrevistas y semblanzas de una carrera musical protagonizada por el imprescindible autor de “Tú me has de querer”: Bola de Nieve en comunión con las teclas: Bola de nieve con su sonrisa silvestre de aluvión armonioso: Bola de Cuba, Bola de México… Bola de Lima y de Buenos Aires y de París y de Milán y de Moscú y de Veracruz, de Nueva York y de Roma…

El público mexicano fue el primero en percibir en Bola la excelencia que lo hizo grande entre los artistas de su tiempo. Los escenarios del mundo aplaudieron su arte y su cubanía. “Yo era muy jovencita tendría unos 12 años; nunca voy a olvidarlo mi padre trabajaba como vigilante en los camerinos del Teatro Iris y pude ver a Bola y a Rita cuando les tocó entrar a escena; me topé con él en el pasillo y lo vi sonriente, era muy moreno. Rita iba vestida toda de blanco, era chaparrita y guapa, con unos ojos hermosos…”, me cuenta la profesora mexicana de piano Rosa María Ortiz de 85 años. (Rita y Bola debutan con la Compañía de Revistas Originales en el Teatro Iris del DF —propiedad de Esperanza Iris— el 10 de marzo de 1933).

Rita Montaner, Ernesto Lecuona, Nicolás Guillén, Miguel Barnet, Cesar López, Toña La Negra, Esther Borja, Sara Justiz, Rosita Moreno, Miguelito Valdés, Libertad Lamarque, Luis Carbonell, Lucho Gatica, José Sabre Marroquín, Vacuente Garrido, Pedro Vargas, María Teresa Castillo, Rosita Fornés, Marta Valdés, Elena Burke, María Cervantes…

Déjame que te cuente de bola es un texto efusivo y amoroso. Ignacio Villa y Fernández en todos los esplendores de sus códigos de cantante, pianista y compositor fundamental de la música cubana. Un archivo iconográfico ilustra este álbum de inevitable lectura.

La Orquesta Aragón de Gaspar Marrero, y Déjame que te cuente de Bola de Ramón Fajardo Estrada son dos exploraciones rigurosas, dos cuadernos que no deben faltar en las bibliotecas de los amantes de la música cubana.


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