Actualizado: 08/05/2024 7:38
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Cine

El supuesto 'San Ernesto'

Un documental de Isabel Santos vuelve sobre el mito del Che alimentado por La Habana durante los últimos 40 años.

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El renacer angelical

No se entiende por qué el documental, a la medida del ICAIC, se empeña entonces en mostrar el renacer angelical del ser que Fidel Castro denominó "paradigma del hombre nuevo". En esas ideas del gobernante sólo existe materialismo dialéctico, porque por aquel entonces en Cuba el diablo era Dios.

La respuesta es sencilla. Isabel Santos y Rafael Solís, en sus viajes turísticos por Bolivia, quedaron impactados por las imágenes que ahora exhiben y se acogieron a los recursos que le permitieron legitimar su incorporación a la lista de los intocables. Hicieron un trabajo que lucha contra los renovados criterios que podrían llevar al redescubrimiento de los restos del Che.

Ya en Montañas de Luz, Solís persiguió por la América toda a los médicos cubanos, para mostrar cuán "enorme" era la pasión de la Revolución por los pobres de Latinoamérica. No sólo obedeció órdenes, sino que incorporó al discurso cinematográfico imágenes precisas y crudas, esas que siempre se han usado para acallar la voz del pueblo.

El documental de Santos data de una fecha anterior a la polémica desatada por Maite Rico y Bertrand de la Grange, en dos reportajes de la revista mexicana Letras Libres ( Operación Che: la polémica está servida , y Operación Che. Historia de una mentira de Estado ). Dicha discusión se creía extinguida y por eso Santos pasa a pie juntillas sobre el tema en su debut como realizadora.

Sólo ha dicho que su documental no muestra "al Che de los cubanos", aunque, a ciencia cierta, las imágenes filmadas son testimonio de una ofensiva "divina" de la figura del Che que la Revolución Cubana ahora también quiere patentar.

La opción de dar voz a uno de los que supuestamente escondieron la verdad del lugar donde fue enterrado el cuerpo del guerrillero, es, sin duda, una idea valiente de los realizadores. Mas existen otras versiones del lugar y hasta de la veracidad del enterramiento, por mucho que intente obviar la música, siempre buena, de Ada Elba Pérez, Lucía Huergo y Liuba María Hevia.

Asistimos, pues, a una especie de miedo gubernamental por la probabilidad de que la "Operación Che" sea exactamente una mentira de Estado. El cine ha servido para demostrarlo.

El documental de Santos y Solís, que la UNEAC se vio en la obligación de premiar en el Festival de Cine ante el desafecto de los jurados y la recomendación de las entidades estatales, colabora con obvia manipulación a la construida y gastada maniobra de acrecentar un mito alimentado en los últimos 40 años por las mismas personas que condenaron al guerrillero en vida.

No es un poema cinematográfico, como se le ocurrió decir en Juventud Rebelde a la periodista Arleen Rodríguez. Más allá de puritanismos, la obra se convierte en una especie de evidencia, una ligera afirmación de que los restos de 'San Ernesto' aún pueden estar en La Higuera.


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