Actualizado: 23/04/2024 20:43
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La alternativa se llama 'Alamar Express'

Un viaje físico y conceptual hasta lo más profundo de La Habana.

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Son un grupo de jóvenes irreverentes que apuesta por la diferencia. Han escogido la luz y eso quiere decir, a su modo destemplado, que se encaminan por la poesía, el performance, la intervención plástica, el hip hop, en contraposición al lado oscuro, gobernado en la Isla por la política, la represión, el quietismo y la abulia.

Se han nucleado alrededor del proyecto Omni-Zona franca, concebido como un "viaje físico y conceptual" hasta lo más profundo del espacio habitable en La Habana. Se trepan en los camellos para decir sus poemas, para rapear las más duras verdades que padecen los cubanos de a pie, para lanzar en la cara del miedo sus dardos de herejía.

Ya circula clandestinamente por la capital del país y un poco más allá su disco compacto Alamar Express, editado gracias a la Agencia Española de Cooperación Internacional y la Embajada de España en Cuba. Nadie cree que este singular fonograma pueda pasar a integrar el catálogo de alguna institución cultural. Tiene muchos elementos que lo hacen inclasificable para quienes son meros instrumentos de las mordazas oficiales.

Este material, producido por Amaury Pacheco, reúne 36 piezas que abarcan varios géneros literarios y musicales, desde la poesía hasta el rap, en los cuales intervienen escritores y artistas de cierta legitimación institucional, como Juan Carlos Flores, Tania Bruguera, Luis Eligio Pérez (también editor de sonido y director de arte), Leonardo Guevara, Livio Conesa, Yordanka Almaguer y Edwin Reyes.

Ya sabemos que la postmodernidad ha insistido en la centralidad de los bordes. Vivir en Alamar es no tener más opción de traslado que los camellos (precisamente en la contracubierta del disco se muestra la foto de uno de estos engendros del transporte público capitalino), es conocer de cerca los rigores de la convivencia en sucesivos edificios que semejan enormes galeras y aprender, con mayor crudeza que en otros sitios de la Isla, a adaptar criterios de vida donde apenas se puede apelar a las iniciativas individuales.

Resultado de un amargo pero intenso calidoscopio de historias encontradas y sin ningún pulimento, es este disco. He aquí una opción posible para comenzar a contrarrestar tanto equívoco socializado desde el oficialismo, la falsedad de un compromiso social que se apoya en los más necesitados para erigir un discurso político que luego excluye y esclaviza bajo premisas enmascaradas.

Viva la irreverencia

En una de las grabaciones contenidas en el disco, se escucha de fondo el sonido de varias máquinas de escribir mientras los poetas leen y rapean versos y frases en ruso, tomadas de dibujos animados y teleseries habituales en aquellos años de "inquebrantable amistad entre los pueblos de Cuba y la URSS".

"La calle está aparentemente tranquila", dicen a coro. "Aparentemente", repiten. No es difícil identificar esos sonidos similares a chasquidos metálicos de armas de fuego en manos de bien entrenados policías con los silenciados gritos de libertad que crecen por dentro de millones de cubanos. Libertad postergada siempre, como lo fue en el siglo XIX y como vuelve a ser ahora, casi medio siglo después de la trampa colosal de 1959.

"En este espacio debería registrase un grito que supere la sucesión de polígonos militares", dice uno de los poetas. La frase contiene resonancias mayores, pero sobre todo apela al ritual del agobio en una sociedad militarizada, gobernada por militares de viejo porte que ven surgir nuevas promociones de dirigentes aparentemente desligados de ellos, pero, otra vez, sólo aparentemente.

Alamar Express es también reflejo de realidades múltiples y diálogo con la tradición literaria cubana, a la vez que ruptura con ella. La mejor muestra quizá sea la relectura del poema Haschisch, de José Martí, texto usualmente preterido por los estudiosos oficiales, más interesados en servir y alimentar la idea del mito heroico martiano que en desentrañar su verdad para las nuevas generaciones de cubanos.

La tutelar figura paterna, identificada con el macho que se yergue, pero también con el politizado icono del caudillo, también es puesto en solfa en estas grabaciones. "No me he retratado al lado de mi padre, mi poema es la familia", alega desde Estados Unidos en una grabación telefónica el poeta Leonardo Guevara. Antes, otro poeta había apuntado: "No eres mi padre. Eres la patria que divide el jardín del patio".

Mucho más es y hay en Alamar Express. Existe la opción, prevista en el libreto, de la difusión a escala mundial, gracias a la digitalización y el mp3. Ojalá llegue a todos los oídos sensibles para la realidad de nuestra atribulada isla. Cuba precisa irreverencias. Más allá de sus aciertos estéticos y también sus polémicas, nadie puede negar que la cultura cubana está muy necesitada de propuestas como estas, singular bocanada de aire fresco en medio de tanta chatura intelectual.