La presentación editorial y la changüisa

La editorial mexicana Cal y Arena presentó, el miércoles 12 de octubre, el libro de crónicas Viento a favor, de Eliseo Alberto (1951–2011). Familiares, lectores y amigos se dieron cita en el Museo Casa del Risco de la Plaza San Jacinto, al sur de la capital azteca, en un acto en el que también se celebró el cumpleaños 61 del Premio Alfaguara 1998.

El director de Cal y Arena, Rafael Pérez Gay, la actriz Blanca Guerra; María José de Diego, hija del escritor, y Ruben Cortés, subdirector general de La Razón de México, presidieron la mesa y en emotiva velada abordaron detalles de la edición; que recoge los últimos trabajos periodísticos del autor de Informe contra mí mismo, fallecido el 31 de julio de 2011 en el Hospital General de México.

Ruben Cortés, autor del prólogo, leyó fragmentos del mismo e insistió en la “limitación que tengo de no poder referirme a Lichi en pasado. Lichi está en mi memoria como la ‘mosca en la pared’ de la que tantas veces hablaba”. Por su parte, el narrador Rafael Pérez Gay hizo referencia al último almuerzo compartido con el autor de Esther en alguna parte, semanas antes de su deceso, y el descubrimiento que tuvo de la poesía del cubano Wichy Nogueras a través de él: “...estoy seguro que unos días antes de su muerte, Wichy visitó a Eliseo Alberto para contarle un cuento de otro mundo”, concluyó.

María José, dijo estar “muy nerviosa; pero, ver tantos amigos me calma, siento como si estuviera en casa, en una de las tantas reuniones y comidas que mi papá preparaba. Doy las gracias a todos por su presencia en este cumpleaños de mi papá y de mi tía Fefé que fue el 10 de septiembre y que celebramos hoy con libro nuevo. Me siento como la madre de un niño huérfano. Dedicamos esta publicación a Lorenzo Urbistondo, amigo de la familia, recientemente fallecido”.

La actriz mexicana Blanca Guerra realizó el repaso de algunos de los sonetos que aparecen en el sumario, lamentando “no poder leer más cosas de un libro tan lleno de Lichi, de su humor y su nostalgia”. Rafael Perez Gay retribuyó en nombre de Cal y Arena: “Brindemos por Viento a favor, bailemos un poco con el ‘Conjunto Coral Negro’, cuarteto de músicos cubanos, que ejecutará algunos sones y rumbas que tanto le gustaban a Lichi”.

Y comienza la changüisa con “Son de la loma”, “Chan Chan” y “Lágrimas negras”... El historiador Rafael Rojas rompe el tablado en son montuno con María José. El académico y escritor Alejandro González Acosta entra en los meridianos de un bolero-son santiaguero, mientras la trovadora Maruchy Behmaras tararea “Mariposita de primavera” de Miguel Matamoros. El actor Pedro Sicard da vueltas de casino en los compases de una timba. El poeta Efraín Rodríguez Santana, de visita en el DF, mira con sorpresa el jolgorio de mexicanos y cubanos zapateando de lo lindo las cadencias de bongó, bajo y tres. El coro entona “de qué callada manera se me adentra usted sonriendo...”. La noche, un canto para vivir la vida recordando siempre a Lichi.

Viento a favor (Ediciones Cal y Arena, México, 2012): la reseña

El lunes pasado, 10 de septiembre, Eliseo Alberto de Diego García Marruz —Lichi— (Arroyo Naranjo, Cuba, 10 de septiembre, 1951–México, D.F, 31 de julio, 2011), cumplió 61 años. Sus lectores repasamos Las cosas que yo amo (1977), La Fogata Roja (1985), La Eternidad por fin comienza un lunes (1992), Informe contra mí mismo (1996), Caracol Beach (1998), La fábula de José (2000),(2004), Dos Cubalibres (2004), Esther en alguna parte (2005), El retablo del Conde Eros (2008), Una noche dentro de la noche (2006), La vida alcanza (2010)…

En esos pliegos, volvimos a verificar su mirada deletreando la Isla amada (“Nadie quiere más a Cuba que yo”). Ese lunes perdurable, los personajes de sus novelas emprendieron un viaje por las confluencias de sus destinos: Adrúsbal el Mago abrasó un aro de cenefas marinas en busca de la sonrisa de Anabelle, la palabra clemencia resonaba latente a la intemperie del mediodía costero, Esther vocalizó un bolero acompasado en el filo de la tarde, José sucumbía de miedo frente a las miradas de los convidados, el tenor Zamorinni fraseó una nota en hilvanes de perfección…

Lunes de abatimiento y regocijo. Nacimiento y muerte en las mismas intersecciones. Eliseo Alberto muere cuarenta días antes de su nacimiento. Recordarlo en su cumpleaños es alejarlo de la sombra. Por eso, Ediciones Cal y Arena ha tenido la certidumbre de entregar, por estos días, Viento a favor, manojo de crónicas periodísticas que el Premio Internacional Alfaguara de Novela (1998) había dejado en las carpetas de sus archivos, endosadas a la suerte y al amparo del fulgor de sus herederos y aliados.

El periodista Ruben Cortés propuso a Rafael Pérez Gay, darlas a conocer, como continuación de los libros Una noche dentro de la noche (Cal y Arena, 2006) y La vida alcanza (Cal y Arena, 2010), y escribió un prólogo en los tajos del afecto desmedido, con el corazón aleteándole en cada párrafo.

Los lectores disfrutamos ahora estas rachas arropadas en una prosa de irradiaciones en las que memoria, nostalgia, humor, ironía, dolor, exilio, amistad, enfermedad y vislumbre de la muerte aparecen untados en certera procesión poética. “La poesía es mi única preocupación. Cada párrafo de mis trabajos periodísticos, de mis novelas, de mis guiones de cine dan continuación a los versos que escribí en los fervores de la juventud allá en mi Habana de impetuoso mar por todas partes”, advertía constantemente Lichi.

Manual conformado por prólogo (“Amores con una punta rota”) y tres apartados temáticos (“Cuba en la distancia”, “Libros y escritores”, “Testimonios y relatos”), en una suerte de resumen literario y testimonial de los últimos años de vida del guionista de la exitosa cinta Guantanamera (Tomas Gutiérrez Alea, Juan Carlos Tabío, 1995).

Crónicas en los terrenos del relato (“El día que la banda de música se fue a la guerra”, “Una vieja historia de amor”, “Una tabla de salvación”, “Yo aquí la espero”, “Bailaba precioso”...), los cuales entrevén apuntes de futuras novelas que con frecuencia anunciaba.

Tributos a escritores y lecturas (“Nuevo aviso: ¡se busca a Cabrera Infante!”, “Domingo lezamiano”, “Gratitud por Farabeuf”, “Semprún”, “Un viejo viaje”, “Cincuenta años de soledad”, “Dos poetas”...); presencia apremiante de Cuba (“Sesenta años de La Tremenda Corte”, “La Gloria era ella”, “Habana gay”, “Cartero en La Habana”, “Estadísticas y profecías”, “Gran hotel”...); viso y diálogo con la muerte (“Aquí sigo”, “Hospital General: un país”, “Un trasplante de esperanza”...).

Este nuevo libro de Eliseo Alberto columpia el lunes en todas las eternidades de un fabulador que siempre entrevió la amistad en intersecciones con la escritura: viento a favor, a toda vela: quien tenga la intrepidez de dudarlo que se sumerja en los maderos de esta prosa de venturoso cordaje, siempre a favor del viento.

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