Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Paraguay en Día y medio con Paquito D’Rivera y Berta Rojas

Día y medio, nominado como Mejor Álbum Instrumental Latin Grammys 2012, nos regala una ronda musical de arrojada sublimidad

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La música es la vida en sonoridad briosa. Cuando Dios hizo el mundo y el sonido de los repiques de las olas de los océanos inundó sus oídos supo Dios que eso era cántico y entregó a los hombres la lira y dejó que entonaran el primer himno y la primera tonada de amor y el inaugural vals que juntó los cuerpos. Paquito D’Rivera y Berta Rojas congregaron sus hablas en homilías de asombro y en Día y medio ella le enseñó al clarinetista los secretos del guaraní y él se dejó llevar, manso y obediente, por los sigilos melódicos del soto sudamericano.

Día y medio (On Music Recordings, 2012), fonograma nominado como Mejor Álbum Instrumental Latin Grammys 2012, la mancuerna del cubano Paquito D’Rivera (sax alto/clarinete) y la paraguaya Berta Rojas (guitarra clásica) nos regala una ronda musical de arrojada sublimidad. Homenaje a la música de Paraguay a través de la mirada de D’Rivera y los frunces clásicos de la concertista Berta Rojas.

Polkas, galopas y guaranías en costuras de jazz de facundia instrumental admirable. El clarinete y el sax alto del habanero en lenitivos acuses, y la guitarra de la hija querida de Asunción en sensuales pulsos y trémolos de técnica impecable. “En un día y medio yo no puedo ver, escuchar y sentir al Paraguay”, advirtió Paquito D’Rivera. Pero parece que todo lo perpetuo cabe en un trecho de tiempo tutelado por la música. Una guaranía o una polka de cinco minutos se diluyen en la presencia perdurable de sus armónicos.

Día y medio que se dilata interminable en composiciones de Demetrio Ortiz, Guillermo Breer, Mauricio Cardozo, Herminio Giménez, Mario Clavel y José Asunción Flores; pero, sobre todo piezas del gran guitarrista y compositor guaraní Agustín Pío Barrios, “Nitsuga Mangoré”, el Paganini de la guitarra de la selva del Paraguay. De “Las abejas” (Mangoré) a “Quisiera saber” (Clavel), de “Danza paraguaya” (Mangoré) a “Pájaro Chogüí” (Breer/Cardozo), de “Preludio en Do Menor” (Mangoré) a “Choli” (Asunción Flores)...

Las ejecuciones de “Mis noches sin ti” (Ortiz), “Recuerdos de Ypacaraí” (Ortiz), “Maxime” (Mangoré), “Che Trompo Arasa” (Giménez) o “Danza paraguaya” configuran un convite sonoro de hermosas conjunciones melódicas/armónicas. En “Maxime” (Mangoré), D’Rivera despliega ciertos apuntes afrocubanos que son muy bien escoltados por los rasgueos de la guitarra en simétrica concordia montunera/guaraní. Arreglos de Mauricio Pinchi Cardozo Ocampo y Edín Solis.

Guitarra que teje alforzas en los recodos del follaje; clarinete que solfea en la hojarasca. Complicidad, diálogo, intercambio que se sublima en “Recuerdo de Ypacaraí”: las cuerdas enuncian el hermoso motivo melódico y el clarinete lo subraya en modulación de sosegada delicadeza. Jazzeo que se columpia sobre los arpegios de la guitarra. Berta sonríe; Paquito danza en cada silbido.

Galopera con trinos entrecruzados de Berta, y melodía suspendida, flotante, de un sax alto en acusados fraseos hard en “Pájaro Chogüí”. El preludio se derrama sobre el tiempo: la guitarra avizora los encajes del sax y espera con punteos sigilosos, la bonanza armónica que se advierte. Música de cámara: conformes subjetivos: “Che Trompo Arasa” en ánimo de salmo venturoso. La guitarra enarbola la cadencia y el clarinete responde con enjundia dolorosa: “Mis noche sin ti”. Reflujos de Goodman/Stravinski de un clarinete virtuoso y límpido, y un despliegue de requintos de serenas avenencias: “Choli”. Pronunciación de espejismo en el vehemente coloquio instrumental de “Quisiera ser”. “Caazapá”, “Choro de Saudades” y “Danza Paraguaya” —piezas emblemáticas de Mangoré— en los minutos finales del álbum: coronación que se enaltece con la participación del arpista paraguayo Mariano González.

Producción musical que encabeza la lista de CUBAENCUENTRO de los mejores fonogramas cubanos del año 2012 (Carlos Olivares Baró, Los mejores discos en los que participan músicos cubanos, año 2012, www.cubaencuentro.com). Paquito D’Rivera en demostración de oficio concertino sin desdeñar cauces lúdicos, que lo confirman como uno de los músicos latinoamericanos más influyentes de los últimos 40 años en las dársenas del jazz y lo clásico; la guitarrista Berta Rojas (la solista que mejor conoce el cosmos del genial Agustín Pío Barrios, Mangoré) en sumas interpretativas ponderadas y concluyentes: hoy por hoy, una de las más virtuosas ejecutantes de la guitarra clásica a nivel mundial.

“Este disco de Rojas y D’Rivera, es la música del redescubrimiento y la celebración”, ha dicho Travis Rogers, comentarista musical del Jazz Times. Estamos en presencia de un agasajo irrepetible: obra maestra del jazz-folk-chamber contemporáneo.


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