Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Artes Plásticas

Servirse de lo dado

Del boom transformador de la plástica ochentera a la imaginación popular más corrosiva e imaginativa: Israel León Viera inaugura una exposición en Mérida.

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Desde los inicios de la década del ochenta, cuando Israel León iniciaba su trabajo profesional como artista y formaba parte activamente del boom transformador de la plástica cubana, una de las temáticas que con sistematicidad decidió abordar fue la de las manifestaciones de arte popular urbano.

No obstante, su método de acercamiento ha sido diferente en cada etapa. Primero fue abstraer esas formas kitsch, burdas, festivas… con las que se topaba en su deambular diario y plasmarlas en soportes convencionales con recursos plásticos propios de la abstracción postpictórica y de parte de la plástica sesentera. Luego, no sólo se contentó en retomar los colorines, las ásperas texturas y las inserciones arbitrarias de disímiles elementos que aparecían en determinados espacios: la calle, la casa, el centro de trabajo… sino que los incorporó a una figuración a lo transvanguardia que en mucho traslucía su yo.

Fue así que su bad painting asimiló el kitsch vernáculo no sin cierta solemnidad que también podemos llamarla "tragicicidad" (neologismo que tal vez hubiese inventado el célebre Tres Patines). Por ahí andan sus autorretratos rodeados de islas de Cuba antropomorfas (caimanes a punto de zamparse al más pinto).

Este paréntesis puede ser cerrado en el año 1990, momento en que se traslada a México, cambiando sus intereses temáticos y estilísticos. Se establece en Mérida a partir de 1992 y observa que en la ciudad superviven formas de publicidad comercial resueltas a través de soluciones genuinamente espontáneas, a la par de otra, pulcramente tecnologizada, que poco a poco va monopolizando cada rincón. Con el tiempo habrá de apropiarse de los íconos que anónimamente y sin pretensiones artísticas se encuentran en las fachadas de modestos comercios. Pero seguirá haciendo pintura y escultura con materiales tradicionales y sobre soportes convencionales.

Un nuevo itinerario

Ya hoy, con la muestra presentada por estos días en el Centro Cultural Olimpo, en la ciudad de Mérida (Yucatán, México), la misma inquietud temática se hace otra. Ha seguido sirviéndose de lo dado, pero de otro modo: ahora verdaderamente postproducido. La ciudad y sus signos de los signos es el marco del relato en que habremos de movernos, reinventándolo, cada uno a su modo, hasta el infinito. Es en el título de la exposición y su visualización donde está la clave de su nueva, mejor, de su otra propuesta.

Y es que vuelve a apelar al término "Estética" para centrar toda la atención, para conceptualizar su propuesta. Retoma el alfabeto realizado en madera (que puede adquirirse en la popular Maderería Villalobos, por ejemplo) y lo reproduce en serigrafía sobre la pared (ya no es el objeto "real" —es decir, la cosa—, es su imitación). De cada letra brotan retoños como si el concepto que lleno de rigidez que inventaran los iluministas tuviese aún posibilidades de regenerarse. La madera sigue viva y con ella la palabra con otro sesgo.

Son los mismos hacedores anónimos los que han subvertido y sin quererlo el término, el concepto. Estética sigue manteniendo su acepción inicial, es decir, aquello que identifica o estudia "lo bello", pero han ¿banalizado, reconstruido, extendido…? el vocablo. Todo a la vez, porque ya hay una Estética Unisex, una Estética Canina, una Estética de Coches, una Estética Dental, una Estética Floral… Lo estético ya no es una entelequia sublimada, sino un acto, una acción concreta, la de incidir sobre una cosa para corregirla y hacerla bella o más bella. Estetizar es ya un verbo que designa hacer algo bonito o corregir lo supuestamente chapucero, mal hecho.

Y como todo lo que se oferta tiene que proponerse (venderse), surgen así los anuncios publicitarios populares sin intenciones encumbradas. Son de estos reclamos publicitarios que el propietario realiza a su modo o solicita a un neófito para identificar su negocio de donde surge buena parte de toda la obra de Israel León. No dejemos de apuntar que esto es, asimismo, otra forma de autoría, de originalidad.

Para el artista, el paisaje publicitario, conformado por una caótica masa de figuraciones, es un repertorio colosal de formas e imágenes de las que sólo selecciona aquellas que son afines a su proyecto (su cartografía sígnica). Por ejemplo, las que combinan figuración paródica con mensaje publicitario, la ilustración explícita, pero sugerente (la grúa que carga el propio número telefónico al que hay que recurrir en caso de necesidad). Su obra se nutre allí donde florece la imaginación popular más auténtica, risueña, corrosiva e imaginativa.

Ahora esta obra sí puede dialogar con el espectador al ser presentada sin enfado. La sobria "supertendedera" habrá de leerse como un cómic que no posee ni principio ni final y donde, a modo de cápsula, se nos remite al anuncio por donde todos los días pasamos desconociéndolo. Hay, pues, una feliz interacción entre el pintor anónimo, el artista y el público que volverá a ver y disfrutar de esos anuncios con otra actitud.

Su obra actual no intenta partir de cero, la tabula rasa propugnada por la modernidad, por las vanguardias, sino que retoma lo ya dado y lo "programa". Y no sólo se trata del trabajo de alquimia que se realiza en la computadora y luego se manipula en la impresión de las imágenes ya postproducidas, sino también de la puesta en escena, la museografía de la exposición.

No son imágenes por imágenes, son imágenes puestas a funcionar creando un nuevo itinerario diferente al paisaje aleatorio donde surgieron. Este nuevo relato invita a navegar no en la red , sino en el efímero paisaje que constituye la muestra misma en el microuniverso de la galería, para luego incitar a ver la calle ya resignificada. Esto es también una posible reestetización: la representación de la palabra hecha en madera que sigue viva y echando retoños.


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Obras de la exposición 'Estética 2', de Israel León, en el Centro Cultural Olimpo, en Mérida.Foto

Obras de la exposición 'Estética 2', de Israel León, en el Centro Cultural Olimpo, en Mérida.

La 'Estética' de Israel León