Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Artes Plásticas

Un grito de resistencia

De lo onírico a las tristezas de una demacrada realidad: Una exposición en Barcelona exhibe las últimas creaciones del vídeo cubano.

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Ese desdibujamiento prosaico y explícito de los márgenes entre el espacio público y privado que marcan los regímenes totalitarios, y específicamente el socialismo, convirtiendo a los actores sociales en miembros de un rebaño masificado y multiplicado como copia a través de la anulación de la subjetividad —al menos en teoría—, sirve a Hidalgo como laboratorio de aquellas experiencias de control desplegadas en la Isla.

A través del gracejo coloquial, y esa suerte de resistencia costumbrista que manifiesta el cubano como estrategia de resistencia, devenida ironía, burla, chiste que recorre la oralidad popular; y el contraste de ello con la supuesta sacralizad de los artilugios burocráticos que se inventa el gobierno para el control, este artista realiza un guiño sarcástico a un orden dictado para ser continuamente violado y contravenido por el espíritu de la subversión.

La crisis de una disciplina como la sociología en Cuba, sienta per se las bases para el descrédito de medios de control que sucumben ante el encanto y la perspicacia de la mascarada y el cimarronaje cultural generalizado en la población.

Entre la utopía y la realidad

Asalto al cielo, en palabras de sus comisarios, trata de evadir el estereotipo de representación de "lo cubano" que ha sido tan habitual en múltiples exposiciones colectivas acontecidas fuera de la Isla y particularmente en España.

El mero hecho de apostar por el trabajo con propuestas de videocreación, ya en sí comporta ese gesto de abrir un camino hacia los nuevos medios de representación y lenguajes que están desarrollándose en Cuba, si bien en el caso del vídeo su todavía cercano debut, a mediados de la pasada década, le convierte en una zona susceptible a la exploración, a las insinuaciones ingenuas y a las soluciones precarias, salvo en el caso de algunos artistas que han dialogado consecuentemente con el medio, como pueden ser Raúl Cordero, Alexandre Arrechea, Luis Gómez y Ernesto Leal, entre otros pocos.

De cualquier manera, en ese sinuoso trayecto que discurre entre la utopía y la realidad, entre la poesía, la evasión, la confrontación y la denuncia, Asalto al cielo puede invitar al reconocimiento del vídeo cubano como un medio que nace desde el estatus alternativo y lo estrictamente independiente en los predios del audiovisual en el campo de las artes plásticas.

De ahí que su naturaleza esté marcada por las inmensas posibilidades de expresión que pueden escapar al control, tanto desde el punto de vista de la producción como de la circulación. En este sentido, de aquellas imágenes que se cobijan en lo onírico y la ilusión, así como de las que sin tapujos confrontan las tristezas de una demacrada realidad nacional, emerge un grito de resistencia, muchas veces silenciado, pero que no por ello deja de existir.

Quizás, una de las metáforas más elocuentes que al respecto tejió esta muestra, se halle en el final del Habana Solo de Alom, en el que un negro vestido de impoluto blanco, en una de las tantas azoteas de la ciudad desde la que se vislumbra la mítica Habana, baila casino en solitario, privado de la música, en medio del silencio abismal. Sin embargo, baila, sin voces, sin estridencias, prolongando el gesto de su perseverancia, de su lucha de identidad, en fin, de su resistencia.


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