Actualizado: 23/04/2024 20:43
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CON OJOS DE LECTOR

Un rebelde silencioso e invisible (II)

En sus obras, Félix González-Torres logró conciliar las preocupaciones sociales y políticas con una gran carga poética y metafórica.

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Otras de las más famosas instalaciones de González-Torres estaban armadas a partir de una gran cantidad de bombillas de 15 y 25 watts, que colgaban de las paredes o del techo, desde donde caían como una especie de cortina. Una vez que se fundían, esas bombillas eran reemplazadas por otras, de acuerdo a la concepción del artista sobre la renovación y la pérdida. A esa serie pertenecen Untitled (Lost Light), Untitled (Light Strings), Untitled (March 5th), Untitled (U.S.A. Today) y Untitled (America), esta última creada tras la muerte de Ross. Eso hizo que algunos la interpretaran como una obra que hablaba de la luminosa fuerza de la vida, tanto la de los seres humanos sobrevivientes como la de los ya fallecidos. Es una buena lectura, mas no la única que puede realizarse, pues para González-Torres el carácter participativo del público era un aspecto esencial, y por eso dejaba abiertos sus trabajos a múltiples lecturas. De ese modo, devolvía al espectador la responsabilidad de construir el significado.

Este empleo de materiales y objetos como caramelos, bombillas y pliegos de papel, que son parte de nuestra vida cotidiana, representa uno de los fundamentos de la estética de González-Torres. Tras su engañosa simplicidad, instalaciones como las citadas encubren una enorme riqueza conceptual y emotiva, al tiempo que son formalmente muy hermosas. Por ejemplo, en Untitled (Public Opinion), los caramelos integraban una escultura siniestra y agresiva, y a través de su forma puntiaguda, parecida a la de un misil, aludían al clima conservador y militarista del gobierno del primer Bush, durante el cual tuvo lugar la Guerra del Golfo Pérsico.

En Untitled (Lover Boy), las hojas que iban mermando a medida que se las llevaban, remitían a las personas fallecidas a causa del SIDA (recuérdese que de esa enfermedad murieron el propio González-Torres y su amante). Esa capacidad de hacer que obras tan sencillas y tan fácilmente reproducibles provocaran asociaciones y metáforas, llevó a Ferry R. Myers a expresar que "González-Torres bien puede que sea un maestro por su facultad de humanizar incluso las cosas que poseen las formas más estandarizadas y manufacturadas, transformando todo lo que toca en algo que tiene significado para nuestras vidas, sin disminuir su impacto como obra de arte".

Las fronteras entre lo privado y lo público fue otro de los temas que González-Torres exploró. Su obra más divulgada en este sentido lo es probablemente la fotografía de su cama, que creó para conmemorar el vigésimo aniversario de la rebelión de Stonewall. En la imagen se ven dos almohadas y los huecos dejados por quienes hasta hace poco dormían sobre ellas. La foto fue ampliada al tamaño de una valla de carretera y se ubicó simultáneamente en veinticuatro sitios de Nueva York.

Al exponer en las calles algo tan íntimo como lo era el lecho que compartió durante varios años con Ross, González-Torres ponía en tela de juicio las distinciones convencionales de espacios privados y espacios públicos. A la vez, agregaba una nueva pieza a la narrativa de su propia vida, algo que él convirtió en uno de los rasgos distintivos de su trabajo. Por otro lado, el hecho de ubicar copias de la fotografía en diferentes puntos de la ciudad respondía a su noción abierta de los significados, que cambian, según su concepción, de acuerdo al espectador y al contexto donde la obra se halla. Así, para un homeless esa cama provocará asociaciones muy distintas a las que estimularía en un ejecutivo que acaba de levantarse y se dirige a su oficina.

González-Torres también empleó el espacio exterior para "exponer" otra pieza suya con formato de cartel, Untitled (It's just a matter of time). Se trata de una valla en la cual, sobre un fondo negro, aparece esta última frase escrita con unas letras góticas blancas. Se presentó por primera vez en Hamburgo en 1992. Y al igual que ocurre con sus otros trabajos, adquiere diferentes lecturas, de acuerdo al contexto. Como hizo con la foto de la cama, el artista exigía que se instalara, como mínimo, en seis sitios al aire libre de una ciudad. Después de Hamburgo, Untitled (It's a matter of time) se pudo ver en Atenas, Berlín, Bogotá, Dublín, Cambridge, Londres, Nueva Delhi, Nueva York, Río de Janeiro, Varsovia, Zurich, Tokio, São Paolo y Milán, y en cada lugar la frase "Es sólo cuestión de tiempo" estaba escrita en el idioma oficial del país.


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