Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Clásico Mundial

Béisbol en mayúsculas

La sorpresa de Cuba y un fervor beisbolero nunca antes visto a nivel internacional.

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Yadel Martí y Pedro Luis Lazo merecen un capítulo aparte. Contra Venezuela y República Dominicana repitieron la misma dosis ganadora. Abrió Martí y relevó Lazo. En ambos casos la fórmula funcionó a las mil maravillas.

Los dos diestros permitieron a esas dos potentes alineaciones —repletas de jugadores establecidos en las Ligas Mayores— dos carreras limpias, en 18 entradas, y 13 indiscutibles. Las dos carreras fueron por un cuadrangular del venezolano Endy Chávez.

Miguel Cabrera, Bobby Abreu, David Ortiz, Albert Pujols, Miguel Tejada y los demás no pudieron conectar los lanzamientos rompientes del habanero Martí, ni las rectas del pinareño Lazo. Sus actuaciones fueron la causa principal de que el equipo llegara a la final ante Japón.

Ormari Romero tuvo un buen partido ante Puerto Rico y Holanda. El resto del equipo tuvo muchos problemas de control y con la técnica a la hora de lanzar. En general, no lucieron bien.

El pitcheo cubano finalizó en el octavo lugar colectivo. Los lanzadores otorgaron 41 bases por bolas en 72 entradas lanzadas, por mucho los más descontrolados de la competencia. Llamó la atención que el día de la final Romero fuera sustituido en el box, en la primera entrada, sin que apenas le hubieran hecho daño. El coach de pitcheo, José Elosegui, no confiaba en sus lanzadores.

Japón y Corea del Sur: béisbol de primer nivel

Los dos equipos asiáticos vinieron al Clásico para demostrar que en Asia sí se juega este deporte al mejor nivel, y lo demostraron. Tres de los partidos más vibrantes del campeonato los desarrollaron ambas selecciones.

Corea tuvo el mejor promedio de carreras limpias con 2,00 carreras por juego. Además, tuvo en Seung Yeop-Lee al líder de jonrones, con cinco, empatado en empujadas con 10. Corea jugó un béisbol práctico. Con la mejor defensa del torneo —no cometieron errores en siete partidos—, fue el único equipo hermético y tuvo un bateo que produjo a la hora buena. Mereció llegar a la final.

Japón, por su parte, tuvo varios puntales. El más importante, el MVP del Clásico, el lanzador ganador de la final, Daisuke Matsuzaka. Con tres victorias sin derrotas, fue el mejor serpentinero del torneo. Los nipones estuvieron a punto de caer eliminados en la segunda ronda. Sólo una inesperada victoria de México ante Estados Unidos les abrió el camino a las semifinales y después se ganaron, por derecho propio, el pase a la final con una victoria sobre Corea.

Estados Unidos y Venezuela, grandes decepciones

El equipo anfitrión decepcionó al quedar eliminado en la segunda ronda. Apenas mostró el verdadero nivel que debía tener, según los nombres de su róster.

En la primera ronda necesitaron ayuda de México para avanzar a la próxima etapa. Después, los mismos mexicanos se encargaron de mandarlos a casa, o mejor, a los campos de entrenamiento. El balance final fue de tres derrotas ante Canadá, México y Corea, y vencieron a Japón con una jugada controversial. Los norteamericanos dejaron mucho que desear y pagaron con el mal momento en que se encontraban la temprana eliminación.

Venezuela tuvo un destino parecido. Favorito antes del torneo y con un profundo pitcheo, les faltó bateo y por ahí se les fue la posibilidad de hacer un mejor papel. Promediaron para un anémico 186. Sólo los equipos de China, Panamá y Australia estuvieron por debajo de Venezuela.