Actualizado: 01/05/2024 21:49
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Bahía de la discordia

Presos en Guantánamo: Todos contra Rumsfeld.

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El Parlamento Europeo se sumó (80 votos a favor, uno en contra y una abstención) a la petición de cierre formulada por la ONU e instó a dar mejor trato a los detenidos conforme a las leyes internacionales, así como a juzgarlos cuanto antes. Ellos no gozan del amparo procesal básico del hábeas corpus (so pretexto de la "extraterritorialidad" de la base naval estadounidense en suelo cubano), ni de las garantías de los prisioneros de guerra (porque no pertenecen a ejército regular).

Sin embargo, la tercera Convención de Ginebra (1949) prescribe que todo detenido en conflicto armado tiene derecho a ser oído por tribunal competente para determinar si es o no prisionero de guerra (Artículo 5). En la Guerra del Golfo (1991) se concedieron más de mil audiencias por este motivo y los jueces militares americanos encontraron que casi tres cuartas partes de las detenciones eran injustificadas.

Crueldad fútil

La Comisión de Derechos Humanos (ONU) se refirió a corruptelas de la práctica penitenciaria (desnudar a los presos y encadenarlos al suelo, amedrentarlos con perros o someterlos a temperaturas severas) que ya habían sido reconocidas como incidentes aislados en el reporte Schmidt Furklow (2004) del Departamento de Defensa.

Un informe más reciente (mayo 19, 2006) del Comité contra la Tortura (ONU) exigió a Washington cambiar las técnicas de interrogatorio que puedan dar pie a torturas o tratos inhumanos, y citó prácticas como "el submarino" (introducir la cabeza del detenido en el agua hasta casi asfixiarlo), colocar grilletes muy apretados o intimidar con perros.

Así mismo recomendó "cerrar ese centro de detención, permitir que los detenidos sean juzgados o liberados lo antes posible y asegurarse de que no sean enviados a otro país donde puedan correr peligro real de tortura".

Winterbottom y Whitecross dan un segundo aire documental al conflicto con la filmación de los propios implicados y la cruda exposición de las condiciones carcelarias, así como de la arrogancia del mando militar estadounidense, obsesionado por demostrar que todo detenido está vinculado a grupos terroristas.

Entre la realidad y la ficción muestran cómo los reclusos son privados del sueño y golpeados, sometidos a torturas psicológicas y a interrogatorios que parecen sacados de la obra teatral de Virgilio Piñera Falsa alarma (1948), donde el personaje del Juez tiene absoluto desinterés por los hechos.

Coda

La detención indefinida como consecuencia de la "guerra contra el terrorismo" propicia otra coartada a los gobiernos totalitarios, que no tienen siquiera contraparte en sus propios tribunales ni permiten la discusión del tema en la sociedad civil. El Tribunal Supremo estadounidense dispuso ya que no hay término medio: se enjuicia a los detenidos por jueces imparciales, o se ponen en libertad.

El fallo de 6 jueces contra 3 reconoció el derecho de todo detenido a discutir los fundamentos fácticos de su detención ante un tercero imparcial ( Hamdi contra Rumsfeld, 2004).

La clave jurídica es simple: la Base Naval de Guantánamo, bajo control del gobierno de Estados Unidos, es un territorio donde tienen que imperar el debido proceso y las demás garantías constitucionales americanas.


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