La Iglesia Católica sale de las catacumbas

El Padre José Conrado, pastor de la Iglesia de San Francisco de Paula en Trinidad, al centro de Cuba, ha invocado a rezar una nueva oración redactada por el Consejo de Obispos Católicos de Cuba, fiel reflejo de la peor crisis desde que el país se uniera al concierto de las naciones en 1902.

La plegaria comenzó a ser rezada el pasado domingo 20 de abril en todas las parroquias de la Isla, en Miami, y donde quiera que los cubanos estén, “porque Cuba no es Cuba sin el exilio, somos una sola familia, la cubana y nada ni nadie podrá romper ese vínculo”, ha declarado el cura después de oficiar misa en la Iglesia de San Miguel Arcángel, durante una breve visita a la ciudad floridana.

Cientos de compatriotas siguieron a coro una invocación al Señor cuyo texto dice: “Te presentamos a las madres que luchan por alimentar a sus hijos, a tantos que no se cansan de buscar medicinas para sus enfermos, a las familias de los presos que sueñan con verlos regresar algún día sanos al hogar, a los trabajadores que intentan brindar a sus seres queridos una casa digna, a los que lloran la emigración de esposos, hijos, nietos, amigos, a los que sufren la violencia y el robo, a los que soportan tantas carencias materiales y espirituales.”

Desde Cuba las noticias son dramáticas, al punto de que, durante el mes en curso, una decena de barcos portadores de combustible y alimentos, después de rondar varios puertos de las alargadas costas cubanas, se fueron a descargar sus mercancías a países cercanos, porque las autoridades de un país totalmente estatizado, no cuentan con capacidad de pago para recibir los embarques.

Entre tanto la represión continúa creciendo, al millar sobrepasado de presos políticos, siguen sumándose decenas de nuevas sentencias. El portal web 14yMedio, dirigido por la conocida bloguera Yoani Sánchez, informó sobre las últimas actuaciones judiciales en la provincia de Camagüey:

“La condena más alta fue para Mayelín Rodríguez Prado, la joven de entonces 21 años que transmitió las protestas a través de Facebook, y que ha sido sentenciada a los 15 años de cárcel que pidió para ella la Fiscalía, por ‘propaganda enemiga de carácter continuado’ y ‘sedición’. Los fiscales pidieron también 15 años para José Armando Torrente Muñoz, que ha sido condenado finalmente a 14 años de privación de libertad por los delitos de sedición, atentado y resistencia”.

José Conrado no es un caso aislado, según sus propias palabras, son muchos los sacerdotes que como él repiten: “El pueblo está despertando, la Iglesia también está despertando, por fin está saliendo de las catacumbas”.

“Parecería iluso orar cuando los problemas son tan graves —comenta el cura cubano—, pero es ahora cuando nosotros tenemos que darnos cuenta de que solo un compromiso espiritual, solo un compromiso con una eticidad que compromete la vida, no nos puede dejar indiferentes frente al sufrimiento.”

Al caracterizar la situación, José Conrado, declaró en una entrevista para América TV, ampliamente difundida: “Todo lo que construyeron nuestros mayores, Cuba está destruida, no solo materialmente, también espiritualmente.”

La nueva postura de la Iglesia Católica se corresponde con una declaración hecha a NBC News este 18 de abril por parte del Padre Ariel Suárez, secretario de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, de cuyas palabras copiamos: “Los obispos han invitado a orar para que se encuentren soluciones porque podemos salir de esta situación tan angustiosa”, a lo cual siguió una invitación que reitera la tradición de búsqueda de la concordia propia de la institución eclesiástica al afirmar: “Y han invitado también a que la Iglesia, si así lo consideran los distintos actores políticos, pueda ofrecer un espacio de diálogo, de encuentro para que todos esos puntos de vista diferentes, pero no necesariamente contradictorios, y ojalá que no sean hostiles de unos contra otros, puedan ayudar a buscar soluciones concretas que este pueblo tanto necesita.”

Aunque de parte del gobierno, único actor político claramente previsto y obvio en un posible diálogo, no se ha expresado indicio alguno de dialogar con sus diversos opositores, resalta precisamente la contradicción entre ese “ojalá que no sean hostiles”, al conocerse las sentencias que no parecen tener fin ante las reiteradas manifestaciones pacíficas, derivadas de la desesperación, combinada con un despertar de la conciencia cívica.

En la oposición queda un amargo recuerdo de anteriores intervenciones de la Iglesia, nada favorables al regreso de los derechos humanos y las libertades individuales en Cuba. El fallecido Cardenal Ortega ofició de intermediario en un acuerdo del año 2003 por el cual la supuesta liberación de 116 presos políticos se convirtió de hecho en deportación, agravada por la prohibición expresa de no poder regresar al país que los viera nacer, a ellos y a sus familiares.

Otro caso reciente, el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, donde igualmente ofició de interlocutor la Iglesia bajo el liderazgo del Papa Francisco y el cardenal Ortega en 2016, se vio empañado por la represión a las Damas de Blanco y otros grupos disidentes, durante la estancia del presidente Barack Obama en La Habana.

Por ahora no se avizora diálogo posible por más que sea un imperativo de la sensatez en medio de la crisis nacional. Sin dudas, una mínima condición previa será la liberación incondicional, sin abandono forzoso del país, de los presos políticos.

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