Actualizado: 29/04/2024 20:56
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Editorial

Financiación, totalitarismo y democracia

El gobierno cubano y sus ataques a Encuentro.

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Idéntico procedimiento empleó el Congreso por la Libertad de la Cultura. No sólo apuntaló económicamente la revista inglesa Twentieth Century en 1951, con el propósito de influir en su línea editorial, sino que creó su propia panoplia de revistas, posiblemente tomando como modelo la revista de alto nivel Die Zukunft ( El futuro), con Arthur Koestler y Manès Sperber como responsables editoriales, una de las últimas iniciativas de Willi Münzenberg. Junto a las emblemáticas Der Monat (1948), Preuves (1951), Encounter (1953) y Cuadernos (1953), dirigida a América Latina y renombrada después Mundo Nuevo, se encontraban otras que circularon en

Stephen SpenderFoto

Stephen Spender. Editor de Encounter. Elegido por la CIA y el M16.

Italia, Australia, la India, Japón, etc. Estas revistas crearon un sistema de valores. Apegarse a él equivalía a ser publicado y promovido. La censura estricta no fue casi nunca necesaria, pero hubo algunos casos que provocaron escándalos. Un artículo de condena a la actitud de los soldados norteamericanos en la guerra de Corea, fue vetado por Encounter, así como otro que criticaba la política norteamericana hacia China. ¿Qué habría sucedido en la URSS con un artículo que criticara al Ejército Rojo o la política exterior hacia Yugoslavia?

El imperio de Willi Münzenberg incluyó agencias de prensa que mezclaban periodismo legítimo e independiente con historias prefabricadas por el aparato; emisoras de radio, compañías de cine, clubes de libros, giras patrocinadas, libros por encargo y editoriales. Financió en buena medida la vanguardia de Weimar en el teatro, con Piscator a la cabeza, así como la distribuidora alemana Prometheus Film, que promovía en Occidente el cine soviético.

La actividad del Congreso por la Libertad de la Cultura tampoco se limitó a la publicación de revistas: editó libros, organizó encuentros, conciertos, giras artísticas, exposiciones, etc. También la CIA contaba con un entramado de escritores y periodistas en nómina que redactaban libros y artículos de temas muy diversos.

Mientras Münzenberg antes de la guerra promovió exposiciones de arte dadaísta, el Congreso por la Libertad de la Cultura se encargó de promocionar el expresionismo abstracto norteamericano.

No faltó el sistema de premios de alto nivel, como el Premio Internacional de la Paz, el Premio Stalin y el Premio Lenin; que tendrían su contraparte en el sistema de becas, premios y promociones instituidos por el Congreso por la Libertad de la Cultura.

La revelación de la guerra fría cultural de la CIA y sus mecanismos de financiación se filtró en 1966, cuando la revista californiana Ramparts empezó a investigar la red de tapaderas de la Agencia. La CIA contraatacó, no desmintiendo sus investigaciones, cosa imposible, sino intentando atribuir a la revista fuentes soviéticas de financiación, y bombardeando su distribución. A pesar de ello, Ramparts logró contar la historia en 1967, demostrando así que en un país democrático se puede cuestionar no sólo a su gobierno, sino incluso a sus servicios de inteligencia.

La historia de la guerra fría cultural por parte de los servicios secretos soviéticos jamás habría sido develada por una revista rusa antes de 1991, y aún hoy adolece de numerosas lagunas, porque la apertura de archivos ha sido limitada.

Cuba y la guerra fría cultural

¿Cómo participó (participa) Cuba en esa guerra fría cultural? Aunque el gobierno de Castro siempre prefirió métodos más expeditivos, como la desestabilización de gobiernos (democráticos o no), la organización de movimientos guerrilleros y las guerras en otros países, no por ello desatendió el frente intelectual ni renunció a la manipulación. Durante los primeros años de la revolución se crearon dos instituciones de propaganda ideológica más o menos encubierta: la Casa de las Américas y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), a las que se sumarían el Ministerio de Cultura, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y otras instituciones. Por medio de ellas, se invitó a lo más destacado de la intelectualidad latinoamericana, europea y norteamericana a "conocer el país", con el objetivo de convertirlos en vectores propagandísticos del régimen. Alojados en los grandes hoteles o en las casas "de protocolo", disfrutan de tours a diferentes enclaves turísticos y son surtidos con una prodigalidad que contrasta con las penurias que padece el pueblo cubano. Les prestan, gratuitamente también, toda clase de servicios médicos, en ocasiones incluso cirugía estética. El "tratamiento" se prolonga al regreso a sus respectivos países, donde son "atendidos" por los agregados culturales de las embajadas cubanas. Se propicia un sentimiento de agradecimiento permanente, una dependencia afectiva que acaba condicionando sutilmente las expresiones políticas de estas personas. Muchas de ellas callan ante hechos que no pasarían por alto en sus respectivos países para no lastimar a sus "amigos" en Cuba. Es, a escala internacional, el mismo mecanismo perverso que aplican a los ciudadanos de la Isla: los dones que te concede "la revolución" sólo admiten un pago: la incondicionalidad.


Primer número de EncuentroGalería

Primer número de Encuentro; verano de 1996. Una cultura diversa, contemporánea e internacional como una de las primeras esperanzas de la nación.