Actualizado: 07/05/2024 1:47
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Opinión

Editorial

Financiación, totalitarismo y democracia

El gobierno cubano y sus ataques a Encuentro.

Enviar Imprimir

Otra operación, esta sí medianamente "encubierta", ha sido la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, especie de ONG patrocinada por Gabriel García Márquez, en la que participan el Sundance Institute y el gobierno cubano, que ofrece las instalaciones y su mantenimiento. Lo interesante del funcionamiento de esta institución es que no sólo muchos de sus directivos han formado y forman parte de la nomenclatura, sino que, por lo menos en un caso, el propio García Márquez ha manifestado públicamente que la elección de un director de la escuela, Julio García Espinosa, se debió a la petición personal de Fidel Castro.

La guerra fría cultural se instrumentalizó también mediante congresos de todo género que se sucedían sin interrupción: premios literarios, reuniones continentales, festivales, etc., orientados hacia la adquisición de "agentes de influencia" y la persistente publicidad del sistema. La Habana se convirtió en un verdadero centro de difusión y propaganda.

Feria de GuadalajaraFoto

Pabellón cubano en la Feria del Libro de Guadalajara, México. Delegación de 600 personas. (P. Portal)

La última operación internacional del gobierno cubano en el terreno de la cultura fue la Feria del Libro de Guadalajara 2002, donde Cuba era el país invitado y asumió el traslado y hospedaje de una delegación de 600 intelectuales, artistas, funcionarios, etc., algunos de los cuales protagonizaron una sonada provocación durante el lanzamiento de la revista Letras Libres.

Los desertores culturales de la Guerra Fría

Si bien ambos bandos desarrollaron estrategias especulares, no todo es simétrico en esta historia. ¿Qué ocurrió a los desertores de la guerra fría cultural en cada bando?

Entre los años 20 y los 30, una buena parte de la intelectualidad de Occidente simpatizaba con el experimento soviético, sin que por ello vieran cerrarse las puertas de las editoriales, las galerías, los museos o los teatros. Por el contrario, existía una suerte de fraternidad gremial, donde la pertenencia a la izquierda era una llave maestra que abría numerosas puertas. Fraternidad que, en Europa, se prolongó casi hasta la caída del muro, y que con frecuencia asoma cuando se trata el tema de Cuba.

Dos PassosFoto

Escritor Dos Passos al abandonar Rusia: 'Fue como salir de la cárcel'.

Es larga la relación de intelectuales de izquierda, incluso comunistas y estalinistas residentes en países democráticos, que hicieron carrera sin obstáculos: Romain Rolland, Henri Barbusse, Lincoln Steffens, el grupo de Bloomsbury, André Gide, Elsa Triolet, Louis Aragon, André y Clara Malraux, así como Dos Passos, Hemingway, Neruda, Bertolt Brecht, Camus, Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Picasso o Jean Genet, seguidos por Marcusse y Noam Chomsky en fechas más recientes. Esos intelectuales occidentales que desertaron de la guerra fría, o que en todo momento preservaron su independencia, no fueron recluidos en gulags ni en sanatorios psiquiátricos, ni silenciados, procesados por traición a la patria o ejecutados. Los mayores contratiempos que sufrió Neruda, por ejemplo, fueron la campaña contra su nominación al Premio Nobel (que obtendría de todos modos una década después), orquestada por el Congreso por la Libertad de la Cultura; y posteriormente la fatwa, dictada contra él por "los coroneles literarios de La Habana", en definición del poeta.

Un paréntesis importante, que se produjo en medio de la sutil operación norteamericana de influir en la intelectualidad europea, sin que se viera la mano de la CIA, fue la aparición del senador McCarthy, como el elefante en la cristalería. Durante esos años negros para la intelectualidad norteamericana (1947-1954), que empezaron antes de McCarthy, decenas de miles perdieron sus empleos; varios centenares sufrieron prisión, 150 fueron deportados y el debate cultural quedó enrarecido por la histeria anticomunista. Fueron condenados a la hoguera libros previamente quemados por los nazis: La montaña mágica, de Thomas Mann, las obras de Tom Paine y Freud, La teoría de la relatividad, de Einstein; y el ensayo de Thoreau sobre la desobediencia civil fue prohibido a la vez en Estados Unidos y en China, por lo que resulta especialmente recomendable. El Congreso por la Libertad de la Cultura no hizo honor a su nombre y apenas publicó, muy tarde (1954), el libro de Decter y Rorty, McCarthy and the communists, dirigido contra los métodos de McCarthy.

Antes y después de ese paréntesis, las cosas fueron diferentes. En 1963, nueve años después de que McCarthy fuera defenestrado por el senado, apareció la revista New York Review of Books, bajo la dirección de Jason Epstein y Robert Silvers, ajena a los dictados del Congreso por la Libertad de la Cultura. Su éxito indicaba el inicio de una nueva era, la era de Mailer y Podhoretz, del alarido de Allen Ginsberg, la libertad sexual y la sicodelia, la juventud contestataria y el movimiento contra la guerra de Vietnam. Mayo del 68 se acercaba. De hecho, el macarthysmo ha quedado fijado en el imaginario colectivo norteamericano precisamente por su excepcionalidad, como una mancha en su tradición de libertad de expresión.

Sobre el macarthysmo, Frances Stonor Saunders ( La CIA y la guerra fría cultural, p. 290) nos dice: "Mientras los escritores y artistas soviéticos eran perseguidos a una escala que no se puede comparar bajo ningún aspecto con la campañas de McCarthy en Estados Unidos, ambas situaciones comparten bastantes analogías".


Primer número de EncuentroGalería

Primer número de Encuentro; verano de 1996. Una cultura diversa, contemporánea e internacional como una de las primeras esperanzas de la nación.