Actualizado: 27/03/2024 22:30
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CON OJOS DE LECTOR

El poeta brillante y seductor que llegó a Guatemala (I)

Francisco Goldman recrea en 'The Divine Husband' el episodio de la vida de José Martí que éste poetizó en 'La niña de Guatemala'.

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Un par de novelas, The Long Night of White Chickens (1992) y The Ordinary Seaman (1997), situaron a Francisco Goldman (Estados Unidos, 1954) como uno de los escritores más talentosos y reconocidos de su generación. La primera de esas obras fue galardonada con el Sue Kaufman Prize de la Academia Norteamericana de Artes y Letras. La segunda fue finalista en el International IMPAC-Dublin Literary Award y el Los Angeles Times Books Prize, en la categoría de ficción. Asimismo ambas fueron finalistas en el prestigioso PEN/ Faulkner Award y han sido traducidas a nueve idiomas, incluido el castellano (las dos las publicó la editorial española Anagrama).

Hijo de padre norteamericano y madre guatemalteca, Goldman nació en Boston y ahora vive a caballo entre Nueva York y la capital mexicana. Además de su actividad como novelista, se dedica al periodismo. Revistas como The New Yorker, Harper's, The New York Times Sunday Magazine, Esquire, The New York Review of Books y Outside, entre otras, han acogido sus trabajos.

En el año 2004 apareció la edición de tapa dura de su tercera novela, The Divine Husband. En ella, Goldman desarrolla una trama argumental que comienza en Centroamérica en 1870 y finaliza dos décadas después en Nueva York. Al inicio de la misma la protagonista, María de las Nieves, es una joven soñadora y amante de los libros, que ha decidido hacerse monja. Ese objetivo se ve truncado cuando en Guatemala son cerrados todos los conventos. Su vida experimentará entonces una transformación cuando se matricula en un curso de escritura que va a ofrecer un brillante y seductor poeta cubano llamado José Martí.

Desde que el pasado otoño conocí a Francisco Goldman y supe de la existencia de The Divine Husband, se me ocurrió la idea de entrevistarlo. Son contadas las obras de ficción en las que nuestro Martí aparece como personaje (me vienen a la memoria la novela Silent Wing, de José Raúl Bernardo, y la pieza teatral de Matías Montes Huidobro Un objeto de deseo), así que me pareció importante divulgar entre los cubanos su novela. Finalmente pudimos lograr que nuestros calendarios y agendas de trabajo coincidieran, y en un caluroso mediodía de julio nos encontramos en su apartamento de Brooklyn. Acababa de llegar de México y en pocos días se iba a dictar un taller en España. Lo que sigue es el resultado de nuestra conversación.

Después de dos novelas sobre la realidad contemporánea de Centroamérica, ¿qué te llevó a incursionar en una figura histórica del siglo XIX?

Pienso que se debe a la coincidencia de dos hechos ocurridos en la década de los ochenta. En una ocasión estaba yo sentado en un bar de Guatemala y empecé a hablar con un señor que se hallaba al lado mío, quien me dijo que era de la misma ciudad de Massachussets donde yo nací. Me comentó que sus padres siempre trabajaron en la fábrica de gomas Tillotson, y le dijeron que si alguna vez necesitaban ayuda, fuera a Guatemala y preguntaran por el señor Tillotson. Yo no me lo podía creer: había crecido a unos doscientos metros de esa enorme fábrica, y en el invierno iba con mis amigos a patinar en un pantano que queda detrás. Ahora venía a descubrir que su dueño vivía en Guatemala y yo nunca lo supe. Ya entonces me rondaba la idea de empezar un nuevo libro, y me prometí: algún día voy a inventar la historia de una familia con raíces en el siglo XIX, que uniera, como los Tillotson, a Guatemala con Nueva Inglaterra.

Por otro lado y más importante quizás, es que en esos años —te hablo de 1988, 1989— llegué a un punto en que había dado mucho de mí a esta carrera de combinar mis intentos de escribir novelas (entonces sólo había terminado The Long Night…) con el trabajo de periodista. Tras una década de haberme graduado en la universidad, estaba muy agotado como periodista, como escritor, como ser humano. Estaba harto de la realidad contemporánea, harto de las guerras de Centroamérica, harto de la violencia.

¿Desde cuándo conocías el poema de Martí 'La niña de Guatemala'?

Desde niño. En Guatemala todo el mundo lo conoce.


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