Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Homenaje en ausencia

José Carbó Menéndez, célebre por sus temas 'Pasito Tun Tun' y 'Cao cao, maní picao', murió en Nueva Jersey.

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José Carbó Menéndez se fue sin avisar. The Jersey Journal invitó a despedirlo en la Jorge Rivera Funeral Home, con la aclaración de que había muerto en el Palisades Medical Center el 31 de diciembre de 2005, y como único dato biográfico: "was born in Cuba. He was a composer".

La pared que separa las dos capas de la cebolla no permitía conocer al diario anglo que el cubano fue uno de los más populares compositores de guarachas, sones, mambos, chachachás y boleros, que cantaron desde Celia Cruz, Benny Moré y Olga Guillot, hasta la Sonora Matancera y Cortijo y su Combo, que varias generaciones de caribeños, mexicanos, colombianos bailaron su Pasito Tun Tun, y hasta el charro Tony Aguilar enamoró con sus boleros en el cine mexicano.

Trini, guitarra y voz segunda de Las Hermanas Márquez, lo conoció en La Habana de los años cuarenta, cuando Carbó, flaco como un güin, trabajaba en la editora Peer y era miembro de la directiva de la Asociación de Compositores de Cuba. Luego, brincado el charco, los dos coincidieron a fines de los sesenta en Nueva York, en el cabaré Havana-Madrid, donde el compositor compartía madrugadoras descargas con sus colegas Julio Gutiérrez, Boby Collazo y Orlando de la Rosa, y en el que crearan a cuatro manos, en diálogo musical, el inmortal bolero Esto es felicidad.

De la Rosa le preguntó a Carbó: "¿Tú me quieres?". Y este le respondió: "Yo te quiero", los otros amigos se sumaron: "¿Tú me adoras?/ yo te adoro/ ¿Me quieres?/ te quiero/ me adoras/ te adoro/ esto es felicidad". Silvio Cebrián, autor de la guaracha Monsier José, nos cuenta la bolerística anécdota, y describe a un Carbó refunfuñón, pero siempre artista, y en guerra abierta a que rebautizaran el son con el nombre de salsa.

Un palo tras otro

José Carbo Menéndez (hijo de farmacéutico) nació en Santiago de Cuba el 13 de mayo de 1921, bajo el signo de Tauro. Quizá por eso fue tan obsesivo y se impuso en la competitiva Habana de los años cuarenta, donde pronto logró componer para Radio Cadena Suaritos, y que sus temas los cantaran renombrados intérpretes. De aquellos primeros boleros sobresalen Hablemos de los dos, Ya me cansé de ti, Embrujo Antillano, En tu ausencia. Pero con lo que Carbó logró dar un palo tras otro fue con sus sones y guarachas, entre ellos El baile del sillón y A burujón puñao.

A principios de la década del cincuenta, Roberto Faz le grabó el chachachá Pínchame con tenedor, rotundo éxito en Cuba y México. Cuando Celia Cruz, con la Sonora Matancera, le pegó la guaracha Cao cao, maní picao (1950), Benny Moré impactó con Manzanillo, el boricua Pitín Avilés arrasó con La Televisión, y su guaracha-cumbia Pasito Tun Tun puso a gozar al Caribe y a México, con una veintena de intérpretes, el flaco Carbó estaba en la cúspide de su carrera. Pero llegaron los desmanes de la revolución, las recogidas de homosexuales en los cabarés, el miedo a caer preso. Carbó no esperaría, y en 1960 se fue para Puerto Rico, donde lo recibió su entrañable amigo Rafael Hernández.


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