Actualizado: 25/04/2024 19:17
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CON OJOS DE LECTOR

La perdurable novedad de la tradición

En su último disco, Miriam Ramos rinde homenaje a nuestra tradición trovadoresca, a través de doce composiciones rebosantes de belleza, candor y cubanía.

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Desde que debutó como solista, allá por 1964, Miriam Ramos (La Habana, 1946) ha desarrollado una trayectoria artística que, en más de un sentido, merece el calificativo de modélica. Lo es, en primer término, por el buen gusto, el riguroso criterio y la inteligencia que siempre aplica a la hora de seleccionar su repertorio. También por el personalísimo estilo con que interpreta esas canciones. Un estilo cuyos atributos distintivos fueron definidos temprana y acertadamente por Marta Valdés, al comentar el primer recital que Ramos ofreció: huir de los rebuscamientos, no desvirtuar las melodías, partir de la seguridad que su propia musicalidad le garantiza, manifestarse como intérprete en virtud de la calidad de lo que canta y no a expensas de ello.

A esas características debemos sumar su sabia decisión de no hipotecarse a los dictados de la moda y la frivolidad, así como su definida e inalterable apuesta por las manifestaciones más genuinas de nuestra música. La propia Ramos ha recordado que en los años sesenta, cuando daba sus primeros pasos, muchos artistas cubanos defendían a ultranza "lo más moderno", que provenía por lo general del extranjero. Ella, en cambio, insistía en aquellos temas "rebosantes de belleza, candor y cubanía" que dejaron compositores como Sindo Garay, Manuel Corona, Miguel Matamoros, Alberto Villalón, Salvador Adams. Durante más de cuatro décadas no ha dejado de acudir a ese prodigioso legado musical para escoger e interpretar parte del mismo. Su amor por esas canciones ha cristalizado en versiones respetuosas y fieles a su esencia, pero también dotadas con un sello propio que las hace sonar nuevas y distintas a las que hasta entonces conocíamos. El mejor ejemplo de ello es Perla marina, con la cual nos hizo redescubrir esa preciosa joya, una de las muchas creadas por Sindo Garay.

Esa vocación trovadoresca llevó a Miriam Ramos a vincularse a varios de los integrantes de aquel movimiento que fue bautizado como Nueva Trova. Sus magníficas cualidades vocales y su sensibilidad para la buena poesía hicieron que algunos de ellos la privilegiaran como intérprete de temas suyos. Hoy por eso no concebimos en otra voz que no sea la suya Es más, te perdono, de Noel Incola, y Mariposa, de Pedro Luis Ferrer. Menos conocidas, pero de similar calidad, son sus versiones de Esto no es una elegía, de Silvio Rodríguez, Acuérdate de abril, de Amaury Pérez, Si de tanto soñarte, de Lázaro García, Regalo uno y Yo te lo prometo, de Augusto Blanca. Ramos además ha incursionado en la composición, y una muestra de lo que Pablo Milanés llamó "esta faceta sorprendente y desconocida de su arte" aparece en Mis canciones (1981) y Para tu piel (1989).

Estas últimas interpretaciones a las cuales aludo, las pertenecientes a la Nueva Trova, aparecen recogidas en discos propios o ajenos ( Este árbol que sembramos, Carta de provincia, Imágenes, Canciones compartidas), así como en recopilaciones como Antología de la Nueva Trova. Por el contrario, casi no había registros de sus trabajos sobre temas de nuestro cancionero tradicional. Hasta donde he podido verificar, apenas se reducían a dos, Longina, de Manuel Corona, y Entre mares y arenas, de Rosendo Ruiz, incluidos respectivamente en los discos colectivos Mis 50 preferidas y …del agua que bebimos. Conviene que apunte, no obstante, que dedicó un par de proyectos discográficos a recrear las composiciones de tres de grandes creadores: Marta Valdés ( Canción desde otro mundo, 1983), Benny Moré ( Obsesión, 2002) y Bola de Nieve ( Estás conmigo. Homenaje a Bola de Nieve, 1998). Finalmente, Miriam Ramos ha cumplido esa asignatura pendiente en su discografía. Cuarenta años después de su primer recital, en cuyo programa ya figuraba Perla marina, salió al mercado Cantar la trova. Miriam Ramos con Pancho Amat (EGREM, La Habana, 2005), que recibió merecidamente uno de los premios en Cubadisco 2006.


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