Actualizado: 07/05/2024 1:47
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cuba

Testigo Directo

La nueva 'electrificación'

Los cubanos responden a los experimentos gubernamentales con más y mejores fórmulas para seguir robando y subsistiendo.

Enviar Imprimir

Un día de este "Año de la Revolución Energética" los vecinos del municipio habanero de Arroyo Naranjo tuvieron que ir a sus bodegas para que les pusieran en sus Libretas de Abastecimiento un cuño que decía "Pacto Social". "¿Qué cosa es esto?", dijo una señora, y alguien respondió: "ahora somos plan experimental del PAEC" (Programa de Ahorro de Electricidad en Cuba).

"¿Y eso qué significa?", insistió la mujer. "Bueno, que a partir de ahora los hogares se van a electrificar". Un tiempo después, Bertha, que es el nombre de esta cubana preguntona, contó a Encuentro en la Red: "Yo enseguida desconfié, ¡qué nuevo truco habían inventado para tupir a la gente! Pero todos, como carneros, aceptamos sin saber lo que se nos venía encima".

Sentada en el portal de su casa, con un abanico en la mano, "porque con el apagón no funcionan los ventiladores, ni la cocina eléctrica, ni nada", accede a contar las experiencias de lo que ella llama "el experimento" y recuerda las múltiples explicaciones "del comandante Fidel Castro cuando le entró la manía de detallar cuántos kilowats se ahorraban al usar científicamente los aparatos electrodomésticos de toda la vida".

Mientras hablamos, el grupo se amplía porque otros vecinos no quieren perderse la oportunidad de contar también sus versiones sobre el asunto y arrebatándose la palabra unos a otros explican lo que pasó desde el día que "empezaron a repartir (en realidad vender) una serie de aparatos electrodomésticos, retiraron las cocinas de gas manufacturado y subieron en cinco veces el precio del kilowat con el mismo salario". Con esto, supuestamente, se acabarían los apagones.

"Dieron —va enumerando Berta— una hornillita para cocinar de seis volts, que se derrite cuando le pones una cazuela encima. Un llamado 'calentador' de agua para bañarse, que en realidad consiste en una resistencia para poner dentro del cubo y tibiar el agua. Una arrocera china de lata, que se deforma nada más tocarla por la mala calidad del material y una 'reina', nombre que la gente dio al único aparato que en realidad funciona: una olla de presión eléctrica para 5 personas".

De trampa en trampa

Paralelamente, el Estado recogió los veteranos refrigeradores americanos que todavía funcionaban en Arroyo Naranjo (comprados antes del triunfo de la revolución), porque "consumían mucha electricidad" y en su lugar "dieron" (entiéndase vendieron) refrigeradores chinos a los que pronto el cubano les puso "meaíto", porque con la humedad "hacen mucho hielo y siempre están soltando agua".

Un señor ya jubilado del grupo se santigua y exclama: "líbrenos Dios, ahora dicen que también van a cambiar los aparatos de televisión y los aire acondicionados rusos, por los equipos de fabricación china". Y agrega: "mire señora, ellos (las autoridades) dicen que esto es para ahorrar, pero aquí a todo el mundo le ha subido la cuenta de la luz y nadie puede cocinar, porque los balones de gas fueron retirados".

Bertha explica una vez más: "Según las reglas del experimento, a cada núcleo familiar sólo le toca una balita de gas de 25 libras al año para que sea utilizado en la temporada ciclónica, cuando se interrumpe el fluido eléctrico, pero como los apagones siguen siendo frecuentes y la luz subió, para garantizar la comida aquí todo el mundo ha tenido que inventar".

Y empiezan las historias de cómo se hacen las "trampas" para "garantizar un fogón" donde cocinar cada día "y que la factura eléctrica del mes no suba más allá de los salarios que ganamos, que siguen siendo los mismos míseros pesos con los que no se puede hacer nada". Una de las maneras, según los vecinos, es "tener 120 pesos para comprar en bolsa negra 25 libras de gas cada mes. Si los tienes, dice una anciana jubilada, cocinas, si no, te jodes".


« Anterior12Siguiente »