Actualizado: 25/04/2024 19:17
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La Columna de Ramón

Carta a Sabino Pupo Milián

'Hay quien lucha un día y es bueno. Hay quien lucha un año y se gana un televisor. Pero los que luchan toda la vida, debieran ir a un siquiatra'.

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Campestre, agreste y guajireste Sabino Pupo Milián:

Todo el que nace en el campo termina siendo campesino. O la gran mayoría. Hay quien nace así, con esa desgracia bucólica, y en cuanto se harta del cotorreo de las tojosas escapa Skippy metiendo fuga fantástica hasta cualquier rinconcito de la Habana Vieja, que allí siempre aparece algo acogedor. Y a buen acogedor, pocas palabras.

Sé que el término "cotorreo" para denominar lo que hacen las tojosas, no es el correcto, ni siquiera "la palabra precisa, la sonrisa perfecta", pero soy uno de los que se alebrestaron a tiempo y le espantaron temprano al marabú; ordeñar un par de veces no hace daño, si se toma como ejercicio espiritual, pero abrir el día con una vaca en la mano, y pensar que tu futuro es el aprieta y echa en el cubo, la mugidera y el chapeo, lleva una fuerza de voluntad que es como intrínseca, o implícita, o extraseca. Y a mi esa fuerza del orden no me acompaña.

Sin embargo, hay quien trae la décima debajo del brazo, el yarey en el coco, el arique bien atado, y el surco le parece lo más natural del mundo. Allí vive como un rey, de la poceta al bajío, de la guásima a la talanquera, y se hace campesino, así, de por vida, sin hache intermedia, y la palabra guajiro le cae como bordada por las once mil vírgenes, y sabe que a los cuarenta perderá los dientes, tendrá cara de cocuyo, y lo enterrarán con el mocho del tabaco entre las encías, acompañado por sus amigos de toda la vida: "Flor de Oro" y "Campanario", los mansos y discretos bueyes que vi en mi niñez echando vaho un día, con la cabeza recostada a la mancera y el arado sobre el pecho. Ese ejemplar se denomina, hasta en Estocolmo, "campesino luchador", porque le juega cabeza al sol, los fenómenos atmosféricos y a la gente de Acopio, que es una asociación de truhanes estatales que vienen a este mundo en yipis.

Usted fue un niño campestre que iba de lo más bien para campesino luchador, y hasta se le estaban aflojando los dientes y las muelas empezaban a careárseles, aunque parejo y con gracia, que es perfecto para un careo policial, pero sucedió algo que le interrumpió la vocación, y en lugar de producir leche —no sé tampoco si puede decirse que un guajiro produce leche—, verduras, puré de tomate, casabe, tasajo brujo, tabaco verde en flor y otras hortalizas, le dio por ser un luchador campesino, y eso lleva guayabera, bolígrafos, verborrea y licencia improductiva.

Un líder campesino no es otra cosa que alguien que ya no ve un repollo ni en fotos. En general, los líderes todos dejan de incluir el repollo en su dieta para ni tocarlo. Un líder campesino no va a un guateque a meter una décima, sino una turca o una tabarra, que tienen otra métrica.

Creo que la vocación luchadora se le despertó después de nacer. Esto parece un disparate y he de explicarlo. Nació en Oriente y se dedicó a las tareas agrícolas. Luego, ya mayor —no dicen cuán grande o maduro—, se fue a Santa Lucía, en el Camagüey. Allí hay una playa preciosa. Sospecho que ese fue el momento fatal, cuando empezó a aborrecer el ñame, y miró la guataca como a una enfermedad venérea, que en guajiro se dice Veneranda.

Dirigente que ve la playa, con su arenita sabrosa, sus olitas hipnóticas, sus hembrazas aireadas, decide que eso es lo más cerca del paraíso que se puede estar. Mucho más cuando se es un luchador campesino en ese cruce trascendental, ese pico de aura que es el momento ardoroso de convertirse en líder y alejarse del berrenchín, del abono, del surco interminable, del jarrito de café en el anafe, de la yagua malsana y de ensillar al potro. El cerebro empieza a tirar una placa encima del yarey, y allá lejos, como al cantío de un gallo, le nacen valoraciones astrológicas, y se decide a hacer lo que haiga que hacer para que el bejuco de boniato se aleje del totomoyo. Cambia caballo por guarandinga. Abandona el palmiche y el paraguayo.


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