El Señor de los Bombillos
No hay dudas: literalmente la Isla ha crecido y ahora está más cerca de Haití.
Uno se inclina a pensar que si para sacar la tasa de crecimiento económico el ministro hizo un estudio del contenido de su refrigerador, para hacer el censo hicieron los cálculos mirando la televisión, que es uno de los pocos lugares en Cuba —junto con las corporaciones y el barrio del ministro— donde la mayoría de las personas son blancas. Y como el que determinó la raza a la que pertenecen fueron los propios encuestados, el resultado del censo se debe a su iniciativa.
No sólo Cecilia Valdés, sino hasta el propio José Dolores Pimienta se debe haber declarado blanco, dejando la condición de mulato para gente como el actor Alden Knight. Esperamos que para el próximo censo la revolución pueda ver satisfecha cómo uno de sus objetivos primordiales, acabar con el racismo, ha sido finalmente cumplido: para ese entonces todos los cubanos se habrán declarado blancos.
¿Libres, mártires o martirizados?
Y no sólo de estadísticas vive el hombre: también están las promesas. Ahora el Comandante ha prometido que a mediados de 2006 a Cuba le "sobrará electricidad", gracias a un programa de inversiones que incluye la instalación de grupos electrógenos en todas las provincias y la ampliación de plantas generadoras.
También ha dicho que este año por fin serán repartidas las ollas, los bombillos, los refrigeradores y los ventiladores que prometió el año pasado. Lo de la campaña de ahorro va en serio y uno piensa que es una lástima que en Cuba nunca hayan existido sillas eléctricas, porque así los fusilamientos, en vez de ser criticados por Amnistía Internacional, serían vistos como un renovador método de ahorro.
Siempre habrá gente desconfiada, como aquella cuya opinión citó el propio Comandante en un discurso: "Fidel está prometiendo, vamos a ver si tiene con qué resolver". En respuesta, el jefe de la revolución energética, el Electrón en Jefe, indicó textualmente: "Bueno, no creo que voy a quedar mal, hace rato que no quedo mal, todo lo que he prometido he tratado de cumplirlo siempre, desde que allá en México dijimos en 1956: 'Seremos libres o seremos mártires'". En eso ha cumplido, porque desde entonces sus compatriotas se pueden quejar de cualquier cosa, menos de que haya dejado de martirizarlos por un momento.
Si hay algo que todos, más allá del sexo, la raza, la religión o el origen nacional, debemos reconocer, es que el Comandante nunca nos ha fallado con sus promesas: siempre se está apareciendo con promesas nuevas. En el último medio siglo, el Comandante no ha dejado de prometer cualquier cosa que le pasara por su cabeza: que nadaríamos en café, que nadaríamos en leche, que nadaríamos en carne de puerco o que nadaríamos en petróleo.
Si esto no ha ocurrido todavía, es, por supuesto, por culpa del imperialismo y eso explica de paso por qué no hemos tenido todavía ningún campeón mundial en natación. Eso sí, todas esas promesas nos han permitido llegar a la firme convicción de que el día en que el Comandante diga que nadaremos en agua salada, eso significará que podremos llegar caminando hasta la Florida.
Algún día…
Durante años el Comandante se esforzó denodadamente por llevar la electricidad a todo el país y cumplió: es extraño el rincón del país adonde no haya llegado la electricidad al menos una vez al mes.
El apagón, en principio un fenómeno fundamentalmente urbano, se ha convertido en un claro símbolo civilizatorio de nuestros campos. A pesar de eso, ahora se anuncia que los tradicionales apagones serán eliminados gracias a los esfuerzos del Comandante. "Todo eso que dijo Fidel, lo creo cuando lo vea", opinó un ciudadano que no quiso dar su nombre ni quitarse la máscara de El Zorro que llevaba.
Enterado de esta opinión, el Señor de los Bombillos respondió por televisión: "Está bien, correcto. No me voy a poner bravo por eso [nótese la ecuanimidad], al contrario, siento la satisfacción de que un día van a ver algunas de esas cosas".
Así que el desconfiado podrá estar seguro de que el Comandante cumplirá con su palabra y cualquier día podrá comprobarlo con sus propios ojos. Según aseguran expertos en el tema, en Villa Marista hay calabozos donde nunca se apaga la luz.
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