Actualizado: 02/05/2024 23:14
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Detrás de un nombre de mujer…

En este año que acaba se conmemoró el aniversario 30 del inicio de la aventura militar cubana en Angola, una página de nuestra historia en la que el pueblo fue engañado, manipulado y arrastrado a una guerra que se cobró 2.000 vidas.

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Muchos cubanos de hoy no conocieron (otros prefieren olvidar) del gran número de jóvenes, reclutas del servicio militar, que fueron obligados a viajar a Angola so pretexto de que habían “jurado bandera” y debían defender la revolución en cualquier misión militar que se les asignara: Angola era entonces la primera trinchera. Los reclutas que se negaron fueron encarcelados. Lamentablemente, todavía es imposible presentar con nombres y apellidos los testimonios de unos y otros. Por el momento, no queda más que narrarlo desde el anonimato.

Uno de esos reclutas cuenta que fue tanquista y que a su regreso de Angola tuvo que recibir tratamiento psiquiátrico. Otro, infante en la guerra, guarda recuerdos traumáticos: padeció hambre y privaciones. Y aunque se recuperó de ello, asegura que no se ha curado de la experiencia terrible de matar a otros hombres. Ninguno de los dos ha vuelto a ser quien era antes de ir a Angola; deploran haber participado en esa guerra. En cambio, otro joven que también estuvo en la contienda, dice que disfrutó su estancia allí, pues fue destinado en Luanda al servicio del alto mando y su experiencia fue bien distinta.

No obstante, todos, sin excepción, declaran que la Operación Carlota fue un error y una intromisión del gobierno cubano, una manipulación oscura entre Castro y los poderes de Moscú, y que no repetirían jamás el fallo de sumarse a tal componenda.

Sin embargo, quienes fueron a Angola —o al menos la mayoría de ellos— sí creyeron entonces que luchaban por la justicia, contra el apartheid y con el beneplácito del pueblo angolano. Eran jóvenes, ingenuos y confiaban en los ideales de justicia de la revolución cubana.

Afloran puntos oscuros

A propósito de esta fecha y las remembranzas de los acontecimientos en torno a la Operación Carlota, han aflorado puntos oscuros cuya sola mención hubiese sido impensable cuando todavía existía la URSS y los soviéticos eran los más solidarios hermanos.

Algunos de los testimonios de ahora apuntan que La Habana envió armamento y aviones a principios de la guerra “sin consultar con los soviéticos”, por órdenes expresas del jefe de Estado cubano. Por otra parte, en la versión taquigráfica publicada por Granma del discurso pronunciado el 2 de diciembre en el Palacio de las Convenciones, con motivo del aniversario 49 del desembarco de su expedición por la antigua provincia de Oriente y el 30 del inicio de la Operación Carlota, Fidel Castro expresa: (el gobierno soviético) “nos presionaba fuertemente solicitando nuestra rápida retirada, preocupado por las posibles reacciones yankis”. Más adelante, refiriéndose al periodo 1976-1977, cita la presencia de 36 mil efectivos cubanos en Angola, y agrega: (se inició una retirada cubana) “tras serias objeciones por nuestra parte”.