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Sociedad

«El hambre colapsó la paciencia»

Un testigo de la protesta popular de agosto de 1994 cuenta cómo vivió los sucesos en La Habana.

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¿Es verdad que bastó con el arribo de los trabajadores del contingente Blas Roca para que todo acabara?

Por lo que yo sé, sí. La solución que halló el gobierno fue traer camiones con tropas especiales que usaban pulóveres del contingente Blas Roca. Se bajaron con palos en las manos y le fueron arriba a la masa, y ésta se desperdigó por toda la calle Galiano, a la derecha y a la izquierda. Entonces se incrementaron las roturas de vidrieras y los robos. A poco, se disolvió la protesta. Esos fueron los hechos, a grandes rasgos.

¿Lograste comprobar, como dijo la propaganda del gobierno, que la mayoría de aquellas personas eran delincuentes?

A mi juicio, se intentó convencer a la ciudadanía de que quienes participaron eran vándalos, sin ley, saqueadores que fueron a romper vidrieras y robar, etcétera. Esa imagen no fue real. Muchos eran vecinos del barrio, obreros, individuos y mujeres, de esos que uno ve todos los días ir al trabajo y regresar, salir con sus hijos los domingos, y que uno se encuentra a cada rato en la bodega, en la cola del pan, de la leche, y al final los saludaba por la constante coincidencia.

No recuerdo haber escuchado gritos propios de delincuentes. Lo que escuché fue 'Abajo Fidel' y 'Libertad', etcétera. Pero eso no fue lo que la prensa cubana dio a entender, algo, además, lógico. Tú sabes como son las cosas en Cuba. Ellos no van a reconocer que hubo una situación tan fuerte como aquella, que nunca en décadas se produjo una protesta así. Por supuesto que algunos delincuentes se introdujeron entre la muchedumbre, pero no la determinaron, no decidieron su carácter.

Tengo entendido que el gobierno indagó entre los militantes del barrio por las causas del levantamiento.

Efectivamente. Después de la protesta se convocaron reuniones de núcleos del Partido en el barrio. El objetivo era ver retrospectivamente qué había pasado, dónde había fallado el régimen, pues en aquellas horas se vieron totalmente sobrepasados. Fueron minutos en que perdieron el poder.

Te diré, en mi opinión, cuál fue el origen de lo sucedido, pues justamente a mi me citaron para una de esas reuniones, que tuvo como escenario un local en la calle Blanco, entre Virtudes y Ánimas. El ideólogo del partido municipal comenzó allí a hacerles señalamientos a los viejos —porque casi todos estos militantes zonales son viejos—: "¿Y tú dónde estabas cuando ocurrió la protesta? ¿Y tú dónde estabas, y tú… y tú…?". El tipo tenía a todo el mundo contra la pared. Estos viejos a lo mejor estaban metidos en sus casas y se enteraron después. No tenían responsabilidad alguna.

Y a usted le preguntaron, porque imagino que era parte del núcleo…

Ahí, claro, tuve que hablar. Tú sabes como son las cosas. Todo el mundo tratando de lavarse las manos en medio de todo aquello. Y yo le digo al tipo: 'oye, eso no es así. Porque yo podría preguntarte ahora dónde tú estabas, pero no el día en que se dio la protesta, sino dónde tú estabas hace 30 días atrás, desde que la leche está llegando cortada al barrio; desde que no viene carne, ni pescado, ni picadillo, ni masa cárnica; desde que no viene nada a la bodega. En este barrio lo que la gente tiene es un hambre del carajo pa'rriba, porque hay un desabastecimiento tremendo'.

El tipo se quedó callao, y seguí: 'Y yo no sé si es porque no están las cosas, o es porque no llegan o es por negligencia de ustedes. ¿Dónde ustedes estaban con esta situación? Ustedes fueron los que provocaron la protesta'.

¿Y no hubo represalia?

Contra mi, no. Pienso que al menos entre la cúpula del Partido ya se manejaban las mismas ideas que yo expuse.

Hay que recordar que todo esto se da dentro del Período Especial más duro, de la reducción del abastecimiento y en el contexto de otros sucesos, como el hundimiento del remolcador 13 de marzo, secuestros de embarcaciones y salidas ilegales del país. Lo que ocurrió el 5 de agosto fue el resultado de una gran negligencia en toda esa zona, y trajo sus consecuencias. Quizá sucedió también en otras partes, pero nunca se supo. En Centro Habana colapsó la paciencia a causa del hambre, y eso sí trae problemas.

Unos pocos días después, Raúl Castro dijo que los frijoles eran más importantes que los fusiles.

Área marcada por las fuerzas represivas, ¿no se realizaron actos de intimidación o de vigilancia especial?

De hecho, hasta semanas posteriores se veía pasar por el barrio un tipo de jeep Gaz-69, de los antiguos soviéticos, que antes tenían capotas, pero ahora iban descapotados y preparados como especie de carrito antimotín, o cosa así. Y era frecuente el paso, de manera que la gente supiera que había presencia y preocupación, que la autoridad estaba alerta. Los días inmediatos a la manifestación sí fue multitudinaria la presencia de policías y miembros de la Brigadas de Respuesta Rápida, etcétera. Los detenidos debieron sumar miles.

Para muchos, la presencia de Fidel Castro junto a miembros del gobierno decidió el fin de la protesta.

Sí, eso se aceptó y escribió. Creo que ese mismo día en las noticias salieron el Comandante, Roberto Robaina y otros por el Paseo del Prado. Se decía en los noticieros que ellos defendieron la calle, que demostraron cómo la revolución tomaba las calles.

Pero la verdad es que no caminaron por donde fue el problema. Recorrieron otra área, por donde había más control. Porque a la parte de acá, donde verdaderamente sucedieron los hechos, no llegaron. Quedó la imagen de que fueron allí, pero no fue así.

Ellos no estuvieron en el problema, porque todo aquello estaba muy malo, muy fuerte.


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