Actualizado: 02/05/2024 23:14
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cuba

Represión

Tras la pesadilla...

El calvario del opositor Alexis Pérez Ricardo, apaleado hasta la saciedad por tres 'cederistas' una noche de carnaval del año 2004.

Comentarios Enviar Imprimir

Demasiadas casualidades en una misma noche: asesinatos, robos, hurtos y hasta el asalto a la sucursal de la Wester Union, ocurrido a media mañana en pleno carnaval. Los ladrones arrebañaron miles de dólares, dejando al cajero amordazado entre cristales ahumados frente a las narices de los policías. Un caso que todavía dormita impunidad en los archivos de las autoridades. Según vox pópuli, la policía es morosa cuando no inepta.

Pero la noche del 7 de noviembre de 2004 la policía actuó con desacostumbrada prontitud: a escasos cincuenta metros, tras los gritos de su hijo, Dayamí corrió junto a su esposo, que permanecía solo, tirado en la calle, con los brazos sangrantes y la pierna derecha fracturada.

A la sazón, el teléfono más cercano distaba unos 150 metros, tres veces la distancia que separaba a la mujer de la escena del crimen. Cuando Dayamí volvió junto a Pérez Ricardo, ya Rafael Guerrero Cera había retornado al lugar con un carro patrullero y dos policías.

La interpretación

La estación policial dista un kilómetro de donde Pérez Ricardo fue atacado. En función del orden público del carnaval, celebrado en el extremo opuesto de la ciudad, la unidad policial sólo contaba esa noche con una guardia operativa. Generalmente, acantonada la fuerza, no disponen el desplazamiento de patrullas sin antes corroborar las llamadas telefónicas de denuncias, según estipula una orden del ministro del Interior.

Rafael Guerrero Cera debió desplazarse más de un centenar de metros, efectuar la denuncia, aguardar su verificación y retornar. Sin explicación plausible, la esposa del opositor lesionado, que sólo debió salvar tres casas contiguas a la suya, llegó al lugar del suceso al mismo tiempo que los policías, quienes debieron esperar la orden de su superior antes de actuar, cosa de no ser el hazmerreír de un piquete de noctámbulos, supuestamente lejos de allí.

"Este hombre está desbaratado", dijo un gendarme al otro la noche del 7 de noviembre, cuando pretendían detener al opositor en lugar de llevarlo al hospital. En el servicio de urgencias prestaron los primeros auxilios a Pérez Ricardo, quien en el "encuentro fortuito" con los tres integrantes del CDR recibió lesiones en el brazo derecho y una fractura de tibia. Para reducirla 17 días después, precisaría una operación de 18 centímetros de longitud y 20 puntadas de sutura, y luego instalar nueve tornillos en el hueso fragmentado de un hombre de estatura pequeña, delgado, frágil. Negado a los arrestos, los policías sólo pudieron acarrearlo como un tronco aserrado, pues, tirándose en el suelo, Pérez Ricardo permanecía plantado, y ya dentro de la celda, pasó días en calzoncillos, sin probar bocado.

Tal era el hombre que enfrentaron los tres "cederistas". Pasada la una de la madrugada del 8 de noviembre de 2004, los policías insistieron en llevárselo, pero fueron impedidos por el doctor Borges, que argumentó la gravedad del herido.

El chivo expiatorio fue Rafael Guerrero Cera. Según el dictamen médico-legal, la fractura de tibia sufrida por Alexis Pérez Ricardo le produjo una tendinitis crónica, limitándole la marcha y la extensión de la pierna derecha. Y aunque fue radicado el Expediente 247 de 2004 contra el acusado Guerrero Cera por un delito de lesiones graves, a solicitud del fiscal, la jueza Yanetsy Abraham González archivó el expediente.

Según las declaraciones de los tres actuantes por el CDR, bajo la ingestión de bebidas alcohólicas, Alexis Pérez Ricardo expresó que se cagaba en la madre de Fidel Castro, y al ellos intervenir, el opositor trató de agredirlos, según uno, con un madero, según otro, con una piedra, por lo que Guerrero Cera lo tomó por el cuello de la camisa, halándolo, y Pérez Ricardo cayó al suelo, fracturándose la tibia.

Es poco probable que una caída estando de pie produzca una fractura de tibia. Generalmente, provoca rotura de muñeca o de cráneo. Las fracturas de tibia son ocasionadas, de forma general, por traumatismos directos a ese nivel, por un agente contundente o el impacto de un vehículo en movimiento, o por un mecanismo de torción. Eso dice la literatura médico-forense.

De víctima a inculpado, transitaría el proceso judicial del opositor apaleado. En estado convaleciente, tras ser sometido a una intervención quirúrgica el 24 de noviembre, Pérez Ricardo recibió la visita de dos policías el 10 de diciembre de 2004: el puñetazo a José Pino Pupo le costó una multa de 30 pesos.

Este fue el primer anillo del cerco punitivo: el día 29 llamó el alguacil a la puerta de Pérez Ricardo, a quien acusaron de desacato al Dr. Fidel Castro en la Causa 71 de 2004. Compareció ante los jueces a las nueve de la mañana del 5 de enero de 2005. Tres brigadistas de los CDR fueron testigos de cargo, y la palabra de Stephenlee, la única salida que tenía el opositor, fue desestimada por la jueza a cargo del caso.

El juicio

"Claridad meridiana" apreciaría el psicólogo en Stephenlee a la hora de reseñar un suceso. El 21 de diciembre de 2004, sólo quince días antes de la comparecencia del chico como testigo, el psicólogo escribió: "Veo paciente que con claridad meridiana explica su historia clínica", e incluía tratamiento con medicamentos y sus respectivas dosis.

Precisamente, en esta consulta fue que el niño confesó: "Yo de noche veo monstruos y tengo miedo".

Pretendía Stephenlee relatar al psicólogo la situación en que estaban implicados su papá y él, cuando la abuela terció, aduciendo que Pérez Ricardo se había fracturado la pierna en un accidente.

El testigo Stephenlee sostuvo ante los jueces cómo su papá y él fueron interceptados por los tres vecinos la noche del 7 de noviembre de 2004. Declaró cómo la pierna fracturada del padre se debía al golpe propinado con un palo por José Pino Pupo, y no causa de una caída, como decía Rafael Guerrero; incluso, manifestó cómo Pino le dio un empellón, acotando su declaración con una frase lapidaria: "Martí dijo que los niños nacen para ser felices, pero a mi me maltrataron".


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.