Actualizado: 25/04/2024 19:17
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

Con ojos de lector

Cuando Cuba se pronuncia Kiuba (I)

La publicación de varios libros en inglés demuestra el interés de profesores y especialistas por la realidad cubana contemporánea.

Enviar Imprimir

Otro que ha querido plasmar sus puntos de vista sobre la etapa más reciente de nuestra historia es el profesor canadiense Isaac Saney. A él pertenece Cuba: A Revolution in Motion (Zed Books, 2004), en donde da cuenta de la dinámica de sobrevivencia y cambio experimentada por la sociedad cubana a partir de los años noventa. Parte de la idea de que la revolución ha sido siempre un proceso en movimiento, y a partir de ella trata de entender (y hacernos entender) cómo el país ha logrado mantener su estatus especial como "isla solitaria del antiimperialismo, el anticapitalismo y el socialismo, en la llamada era de la globalización". Esa flexibilidad y creatividad de la revolución, argumenta, dimana de la vitalidad de sus instituciones democráticas. Asimismo según Saney, fue gracias a las creativas medidas del gobierno y el pueblo para enfrentar las extraordinarias dificultades, que la economía comenzó a dar síntomas de mejoría en 1994, y desde entonces sigue recuperándose a un ritmo lento pero estable. También expone que ese tremendo esfuerzo no se ha realizado, como en otros países del continente, al costo de la prosperidad de unos pocos y la miseria para la mayoría.

Saney destaca además que en esa crisis, que en otros países hubiera conducido al caos y al totalitarismo más reaccionario, la sociedad cubana se ha democratizado más. Ejemplos de ello, según él, son la descentralización del poder, la reducción del aparato burocrático y las iniciativas destinadas a promover la participación del pueblo. Insiste en que en la Isla existe una democracia única, cuyo gobierno descansa en los órganos del Poder Popular; y refuta como carente de fundamento la imagen de un verdadero gulag controlado por un solo hombre, que invariablemente se da. Contrasta ese modelo con la democracia capitalista, cuya soberanía descansa no en el pueblo sino en los poderosos intereses que se valen de su control sobre los gobernantes para perpetuar su dominio. Reconoce que los negros han pasado a ser más valorados, y señala que en cuanto a la representación política que tiene la mujer, Cuba ocupa el primer lugar en Latinoamérica. Finalmente, Saney concluye que los críticos de la revolución deberían reconocer por lo menos que el actual sistema es el más democrático que ha tenido la Isla en toda su historia.

Confluyen en su temática un par de títulos, The Real Fidel Castro (Yale University Press, 2003) y Fidel: Hollywood’s Favorite Tyrant (Regnery Publishing inc., 2005), aunque a partir de ahí ambos difieren radicalmente. Firma el primero Leycester Coltman, quien en los años ochenta dirigió el Latin American Department de la British Foreign Office y se desempeñó como embajador en La Habana de 1991 a 1994. Durante su estancia en la Isla, llegó a ser amigo personal del Innombrable, con quien mantuvo contactos y conversaciones regulares. Eso le dio la oportunidad privilegiada de observarlo tanto en eventos públicos como en situaciones privadas. Su propósito ha sido el de aportar una biografía equilibrada e iluminadora, y para redactarla se basó, además de sus observaciones personales y vivencias, en fuentes documentales y archivos de Cuba y el extranjero.

Coltman trata de ofrecer un retrato intimista y desapasionado, que elude las imágenes contrapuestas del biografiado que se suelen dar, esto es, el revolucionario emblemático e idealista y el dictador despiadado. Asimismo no insiste en presentarlo como un títere de la Unión Soviética, con la cual, según Coltman, tuvo unas relaciones muchas veces complicadas. Eso se ejemplifica, afirma, con el cuestionamiento que en ocasiones hizo de la línea política del Kremlin y con su oposición a las ideas reformistas de Mijaíl Gorbachov. No se cohíbe, sin embargo, de señalarle profundas inconsistencias ideológicas (temprano opositor del imperialismo soviético, se metamorfoseó después en su aliado incondicional). Y como posee buen ojo para los detalles, advierte su preferencia por los políticos conservadores, como son los casos de Manuel Fraga, una reliquia de la España franquista, y del propio Coltman, declaradamente thatcheriano.

Humberto Fontova, el autor de Fidel: Hollywood’s Favorite Tyrant, es un cubanoamericano hijo de exiliados. Anoto el dato porque es importante para comprender el tono apasionado con que escribió su libro, una durísima crítica a la prensa y los intelectuales de Estados Unidos que apoyan a la revolución. Fontova, quien estudió una maestría en Tulane University, argumenta su discurso mediante evidencias, estadísticas y citas de fuentes autorizadas (el veinticinco por ciento de las páginas corresponde a las notas). Expone la hipocresía del club de fans del innombrable, al cual pertenecen, entre otras celebridades, Oliver Stone, Jesse Jackson, Michael Moore, Danny Glover, Steven Spielberg y Ted Turner, a quienes acusa de practicar una ignorancia y una irresponsabilidad inexcusables. Explica su actitud recordando que ser antinorteamericano resulta muy cool en los círculos de izquierda, por lo que es lógico entonces que adoren al hombre que ha personificado el antinorteamericanismo en las últimas cinco décadas. David Horowitz reseñó la obra de Fontova desde las páginas del diario The New York Times, y allí comentó: "Por fin un libro acerca del monstruo del Caribe y de los liberales de Hollywood y los norteamericanos progresistas que lo aman y protegen. Éste es el Abu Ghraib de la izquierda norteamericana, mil veces peor que el escándalo de ese nombre. Humberto Fontova ha prestado un gran servicio a la causa de la decencia y la libertad humana, y todos los norteamericanos deberían leer su libro".


« Anterior12Siguiente »