Actualizado: 27/03/2024 22:30
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La época de oro de los filmes de ciencia ficción (I)

Serie en tres partes

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De acuerdo a los datos recopilados por IMDb hasta la fecha se han producido 14.298 filmes clasificados como de ciencia ficción (CF). La etapa en que este género comenzó a crecer fue en la década de los 50 del pasado siglo. Tomemos en cuenta que desde 1900 hasta 1949 se habían producido un total de 236 filmes y entre 1950 y 1959 se realizaron 299 lo que da un promedio de 30 por año, mientras que anteriormente el promedio era de solo 6. Un nuevo salto se produjo entre 2010 y 2019 promediando 445 filmes cada año superando por mucho el promedio de 159 filmes del decenio anterior.

La mayor parte de los filmes de CF producidos en la década de los 50 fueron lo que se llama B movies, es decir filmes de bajo presupuesto, solo existieron tres excepciones a las cuales me referiré más adelante, promediando $660 mil sus presupuestos, que en dólares actuales serían unos $5 millones; tomemos en cuenta que el presupuesto de la primera entrega de Star Wars tuvo un presupuesto de $37 millones y no fue la de mayor costo de la serie.

Hemos seleccionado para su análisis diez de esos filmes de la década de los 50 varios son considerados cult films y cuatro de ellos fueron clasificados por la Biblioteca del Congreso como culturalmente, histórica o estéticamente significantes. Los analizaremos siguiendo un orden cronológico y en ese orden el primero es:

Destination Moon (1950). Este filme en colores fue producido por George Pal, el inmigrante húngaro que desarrolló en Estados Unidos los cortos, o como le llamábamos en Cuba, los cartones sobre la base de figuras de madera —le decíamos los “muñequitos de palo”— y esta película fue la segunda que produjo con artistas de carne y hueso. En ella también participó su amigo Walter Lantz también productor de animados entre ellos Woody Woodpecker o como era conocido en Cuba: “El pájaro loco”. Este animado tiene un, digamos, cameo en la película débilmente justificado.

El tema central no tiene nada de novedoso, recordemos que Georges Méliès ya había abordado esa temática en 1902 en el corto Le voyage dans la Lune, e incluso ese mismo año 1950 otro filme también trataba sobre un viaje a la Luna, pero ese no dejó huellas de importancia, salvo que la banda sonora la compuso Ferde Grofé y en algunos fragmentos utilizó al abuelo de los instrumentos musicales electrónicos: el theremin[1].

El director del filme fue Irving Pichel que formó parte de los 19 intelectuales y creadores de Hollywood que fueron citado a declarar por la Comisión de “House Un-American Activitie” del Congreso de EEUU en 1947, por ser un sospechoso de actividades comunistas, ya que realizó varias películas antifascistas en los años 40.

En el guion participó Robert A. Heinlein un reconocido escritor de CF, que junto a Isaac Asimov y Arthur C. Clarke conforman los maestros de la llamada Edad de Oro de la CF, el guion se basaba en una novela corta de Heinlein: Rocket Ship Galileo.

La trama comienza por el último intento fallido del Departamento de Defensa de colocar un satélite en órbita, recordemos que faltaban aún 7 años para el sputnik soviético. El ingeniero a cargo del proyecto abandona y se dedica a la vida privada hasta que después de dos años un general retirado convence a un industrial de la necesidad de persuadir a otros inversores para conquistar la Luna, lo cual se logra finalmente con el siguiente argumento expresado por el general:

“La razón es bastante simple. No somos los únicos que sabemos que se puede llegar a la Luna. No somos los únicos que planeamos ir allí. La carrera ha comenzado, y será mejor que la ganemos, porque no hay absolutamente ninguna forma de detener un ataque desde el espacio exterior. El primer país que pueda usar la Luna para el lanzamiento de misiles… controlará la Tierra. Eso, señores, es el hecho militar más importante de este siglo”.

Para esa época no existía la NASA y ni pensar en que algún inversionista estaría dispuesto a poner su dinero en una empresa tan costosa y de dudosos resultados como la carrera espacial anunciada por el general, habría que esperar al siglo XXI para ver al capital privado metido de lleno en la conquista del espacio.

Un elemento de importancia en el enfoque del film es el aislacionismo y aunque no se menciona la URSS ni la guerra fría, el tema está presente y queda explicito, cuando se produce el desembarco en la Luna, en el siguiente diálogo (VER) bastante alejado de lo que expresara, al pisar la superficie lunar, Neil Armstrong, sin contar que la Luna no es un planeta.

The Day the Earth Stood Still (1951). Este filme está basado, con bastante libertad, en el cuento Farewell to the Master publicado en 1940 en la revista Astounding Science Fiction por Harry Bates, que era el editor de la revista. Mientras que el cuento de Bates no tuvo mucha repercusión entre los “fans” de la ciencia ficción el filme ha sido considerado por la crítica a través de los años como una de las mejores películas de ciencia ficción jamás realizadas[2]. En ello sin lugar a dudas ha influido el mensaje de la misma que entró en conflicto con la época de su realización en la cual la guerra fría, los peligros de la acumulación de armas atómicas, y en el caso de EEUU el pleno apogeo del “macartismo” y su persecución de cualquier movimiento pacifista que inmediatamente era acusado de estar infiltrado por comunistas. Estos elementos explican porque el Departamento de Defensa rehusó brindarles ayuda a los realizadores del filme después de una lectura del guion.

La trama consiste en la llegada de una nave proveniente de otro planeta en ella hay dos tripulantes: Klaatu el extraterrestre, que es un humanoide, y Gort un robot de 8 pies de altura[3]. La nave, es un disco volador, no podía ser de otra forma, aterriza en un parque en Washington en donde existen cuatro terrenos de béisbol lo cual nos permite calcular que la nave no era muy grande, como las que aparecen en los filmes actuales, ya que no es mucho mayor que el diamante del terreno de pelota.

La misión de Klaatu es reunirse con todos los jefes de Estado para transmitirles lo que pudiéramos decir que era “una oferta que no podrán rechazar”, pero los estadistas rehúsan a reunirse dado todos los conflictos existentes entre los países y por ello Klaatu decide paralizar todos los equipos que usen electricidad en todo el planeta durante media hora y ello le permitirá convocar a los mejores científicos para hacerles saber su proposición (VER) pero antes de esta escena ocurren un par de encuentros, en el primero Klaatu es herido y en el segundo muere para ser resucitado por Gort.

Esa muerte-resurrección generó algunos sospechas de cierto misticismo en la película ya que al escapar del hospital donde fue ingresado para sanarlo de su primera herida tomó la identidad de John Carpenter, lo cual fue interpretado como una alusión a Jesús que fue carpintero y al nombre de su discípulo preferido: Juan. Para alejar esas interpretaciones que podían dañar comercialmente al filme se añadió un diálogo entre Klaatu y Helen que es la persona en la que él ha confiado:

Helen: Yo… pensé que…
Klaatu: Lo estaba.
Helen: ¿Quieres decir… que tienes el poder de la vida y la muerte?
Klaatu: No. Ese poder está reservado al Espíritu Todopoderoso. Esta técnica, en algunos casos, puede restaurar la vida durante un período limitado.
Helen: Pero… ¿cuánto tiempo?
Klaatu: ¿Quieres decir cuánto tiempo viviré? Eso nadie puede decirlo.

Poco antes de este diálogo Helen utilizó las palabras que Klaatu le había confiado para evitar que Gort destruya el planeta: “Klaatu barada nikto”[4] esa frase ha quedado en la historia de la filmografía como la más famosa de las pronunciada por un alienígena. Aunque en EEUU no fue un gran éxito de taquilla solo recaudó $1.850.000 (aproximadamente $14.800.000 actuales), en Cuba recuerdo que fue muy exitosa, incluso en el cine-teatro América se colocó en la entrada una reproducción bastante aceptable del robot, aunque algo más pequeño.

La banda sonora fue realizada por Bernard Herrmann quien dejó, al morir en 1975, más de 50 partituras de filmes tan trascendentes como: Citizen Kane, Vertigo, Psycho y Taxi Driver. En el caso The Day the Earth Stood Still, Herrmann construyó la partitura a partir de una muy peculiar estructura de desacostumbrados instrumentos en la que incluyó dos theremin, pero quizás los más innovador e interesante fue el uso de técnicas inusuales de sobregrabación y reversión de la cinta magnetofónica con lo cual se adelantó a compositores como Karlheinz Stockhausen y Edgard Varèse, un ejemplo de una de las 17 piezas que constituye la banda sonora es Prelude / OuterSpace/Radar, que puede escucharla aquí. Algunas de las piezas fueron utilizadas posteriormente, 20th Century Fox reutilizó el tema del título en la serie de televisión de 1965 Lost in Space; la música también se utilizó ampliamente en la serie de televisión Voyage to the Bottom of the Sea.

The Day the Earth Stood Still recibió el premio Globo de Oro 1952 a la mejor película promotora del entendimiento internacional, otros reconocimientos han venido a lo largo de los años y en 2004, la película fue seleccionada por The New York Times como una de las 1.000 mejores películas jamás realizadas y Arthur C. Clarke’s la ubicó en el séptimo lugar de su lista de los mejores filmes de ciencia ficción de todos los tiempos.

En 2008 se realzó una nueva versión con algunas notables diferencias, no solo por los elementos técnicos utilizados sino por el diseño de los personajes, en caso de Klaatu se hace evidente que su actitud agresiva inicial va siendo modificada al conocer mejor a los terrícolas, el personaje de Helen que en el film original solo es presentada como una viuda en la nueva versión es una astrobiología a la cual se le asignan la tarea de estudiar a Klaatu. Además, no aterriza en Washington sino en el Central Park de Nueva York, pero la más importante diferencia es la misión de Klaatu que no es evitar que la Tierra se convierta en una amenaza para los otros mundos habitados sino la de evitar que la humanidad se autodestruya.

The Thing from Another World (1951). Este filme fue realizado por el legendario Howard Hawks que tenía en su haber las siguientes películas de los años 40: Sergeant York, To Have and Have Not, The Big Sleep y A Song Is Born. Era una época en la que los cineastas consagrados no hacían ciencia ficción, esto fue una notable excepción. La película se basa, en la novela corta Who Goes There? de John W. Campbell[5] publicada en 1938, tomándose muchas libertades, la menor de ellas es que la trama se ubica en el Ártico mientras que en la novela las acciones ocurren en el Antártico, como trataremos más abajo las otras libertades tienen su causa en determinadas imposibilidades para el desarrollo de los efectos especiales en esos años.

Muchos consideran a The Thing from Another World como una de las mejores películas de 1951 con el consenso de que la película “es mejor que la mayoría de las películas de platillos voladores”. En 2001, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos consideró que la película era “culturalmente significativa” y la seleccionó para su conservación en el Registro Nacional de Películas. Además, la revista Time nombró a The Thing from Another World la mejor película de ciencia ficción de los años 50.

La trama se centra en el descubrimiento de un “disco volador” sepultado en el hielo el cual es destruido al intentar extraerlo con explosivos, sin embargo también descubren, cerca de la nave a un ser que suponen sea el tripulante de la nave, el cuerpo es extraído en un gran bloque de hielo y llevado a la base donde radican un grupo de científicos. Por un descuido el ser logra salir del hielo y se desata una lucha ya que el mismo es un humanoide, pero con una constitución vegetal y requiere sangre para subsistir y generar otros seres, es decir una especie de vampiro vegetal.

Dada su constitución vegetal se reproduce por semillas y puede reconstruir un brazo que pierde a consecuencia de un ataque de los perros que utilizan para el tiro de los trineos, es prácticamente indestructible, y el científico principal ha iniciado la reproducción de estos seres a partir de las semillas que encontraron en el brazo cercenado, al hacerlo ponía a riesgo toda la humanidad lo cual reflejaba cierto sentimiento que existía, a partir de que la ciencia liberó los demonios de la bomba atómica, de que no se puede confiar en los científicos.

El alienígena solo se hace visible casi al finalizar del film ya que generalmente solo se ve su sombra o a distancia o solo su silueta, la escena de su destrucción (VER) es la única que permite apreciar sus características.

El filme tuvo una amplia aceptación y sus ingresos superaron a los de The Day the Earth Stood Still de ese mismo año 1951, fueron de casi $2 millones (aproximadamente $16 millones actuales). En Cuba también fue exitosa bajo el título de El enigma de otro mundo.

En 1982 John Carpenter dirigió una nueva versión más ajustada a la novela original, en la cual el alienígena podía transformarse y asumir la memoria de la persona que atacase y no un humanoide vegetal y chupador de sangre. Este filme también ha sido considerado un clásico del cine de horror y ciencia ficción. Matthijs van Heijningen en 2011 dirigió una secuela de la de Carpenter pero sin lograr el éxito de la primera.


[1] El theremin fue un invento del ruso-soviético Lev Sergeyevich Termen, que inscribió la patente en EEUU en 1928 pero regresó a la URSS 10 años después involucrado en una trama de espionaje que incluye su participación en los instrumentos de escucha que los soviéticos implantaron en la embajada norteamericana en Moscú.

[2] En 1995 fue seleccionado para ser preservado en “United States National Film Registry” de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, por significación cultural, histórica y estética.

[3] En el cuento original el robot se llama Gnut y su misión es totalmente diferente.

[4]Star Wars rinde tributo a la frase en la película de 1983 Return of the Jedi, dos de los empleados de Jabba the Hutt se llaman “Klaatu” y “Barada”. La Jedi Ima Gun-Di en el animado de 2008 The Clone Wars es un Kajain’sa’Nikto o “Red Nikto”.

[5] John W. Campbell fue el editor de la revista Astounding Science Fiction, la más importante en la llamada Edad de Oro de la Ciencia Ficción.


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