Actualizado: 17/04/2024 23:20
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Muriendo antes de nacer

El próximo congreso de la UNEAC: cero ambigüedades y la reiteración de la zurcida política de los compromisos.

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El debate "no ha concluido… no se le puede sofocar con ninguneos", advirtió durante la presentación del último número de la revista Casa de las Américas, que publica la ponencia del investigador y crítico Ambrosio Fornet sobre el llamado Quinquenio Gris (1971-1976), cuando cientos de intelectuales y artistas sufrieron represalias y purgamientos.

González se lanzó a fondo al dejar sin excusas a los que pretenden engavetar el asunto, el "primer desafío ideológico de envergadura" en el actual período de traspaso político.

"A la cultura cubana sólo le quedan las rectificaciones… estamos en eso", dijo, y agregó que tampoco "cabe la desatención, que ayer pudo ser inadvertencia y hoy sería culpabilidad".

Premio Nacional de Literatura en 2003, González es uno de los líderes de la llamada guerra de los emails, con la que los escritores protestaron por la reaparición pública de varios ex comisarios culturales en la década de los años setenta.

El movimiento fue tan apasionado como predecible: pronto estableció una inédita dinámica de cuestionamientos compartida por autores de la Isla y el exilio en temas que desbordaron el origen de la réplica.

Las palabras de Reynaldo González, también experto en medios masivos, no son un presagio. Suceden a la presentación, una semana antes, de la comisión que preparará el séptimo congreso de la Unión de Escritores y Artistas.

Final con cerrojo

En el acto, el ministro de Cultura, Abel Prieto, no quiso dejar nada a la casualidad y reiteró la zurcida política de los compromisos.

El funcionario y novelista dijo que la preparación del séptimo congreso se realizaba "con el compromiso de confirmar la identidad de la vanguardia intelectual y artística con la vanguardia política". Cero ambigüedades.

El autor de El vuelo del gato atraviesa el momento más filoso de su carrera política: como miembro del Buró Político del Partido Comunista se le pide que ahogue sutilmente la protesta y restablezca el orden.

Como escritor, no debe quedar como un cobarde que soslayó las reivindicaciones del gremio.

¿Cómo contentarlos cuando parecen insaciables? Puede que la pregunta sea una pesadilla para Abel Prieto y la respuesta se convierta en un pecado político.

"Mató la criatura antes de nacer", sentenció uno de los asistentes al acto en uno de los tantos comentarios de pasillo. "Qué otra cosa puede hacer alguien que se acuesta escritor y se levanta ministro", lamentó otro de los presentes.

Pero aún faltaba un final con cerrojo de hierro: Esteban Lazo.

Considerado uno de los representantes de la "moralidad" del Partido y, por tanto, de la lealtad política, el también vicepresidente del gobierno recordó que el sexto congreso de la UNEAC, en el que Fidel Castro se mostró sumamente interesado y participativo, abrió caminos hacia lo que sería la llamada "batalla de ideas".

"Estoy seguro de que en el ánimo de nuestros escritores y artistas se halla la idea de trabajar para que nuestra Revolución sea socialista para siempre", dijo Lazo mirando al auditorio en espera de un aplauso que no tardó en llegar.


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