Actualizado: 02/05/2024 23:14
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Literatura

Perseguido hasta la tumba

Documentos de la antigua policía política checa prueban el martirio del poeta y Premio Nobel de Literatura Jaroslav Seifert.

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En 1953, la StB clasificó a Seifert como "uno de los enemigos más grandes de la URSS". En el acta de la policía política se escribe que Seifert criticaba el comunismo, y en una discusión con estudiantes de la Universidad de Olomouc, dijo textualmente: "en nuestro país no hay libertad y no se puede escribir lo que uno quiere".

Los años finales de la década del cincuenta y principios de los sesenta fueron duros para el gran poeta checo, pero en 1966, con el período de apertura que trajo la llamada "Primavera de Praga", Seifert vuelve a publicar y hasta llega a obtener el título de Artista Nacional. Sin embargo, en 1968 las tropas del Pacto de Varsovia invaden Checoslovaquia y en 1969 el artista se convierte en un escritor prohibido.

Relaciones tensas

A partir de aquí las relaciones entre el régimen totalitario y el poeta Seifert se mantuvieron tensas, pero él mantuvo una actitud valiente. En 1977 es uno de los primeros en firmar la Carta 77, manifiesto redactado por el movimiento disidente checo y liderado por el dramaturgo Vaclav Havel (quien fue después primer presidente democrático del país). Carta 77 reclamaba el respeto de los derechos humanos en Checoslovaquia.

Pero el poeta, ya anciano, tuvo que soportar otra vez las consecuencias de defender sus ideas. En 1981, cuando quiso agradecer las felicitaciones recibidas desde todo el mundo por su cumpleaños 80, la StB impidió que publicara una columna en la prensa, "porque el poeta no ha dado las gracias todavía por las felicitaciones del presidente checoslovaco, compañero Gutav Husak".

Según consta en el expediente "Causa Seifert", la meta principal de la StB era "proteger a Seifert de las malas influencias de la oposición y convertirle en un escritor oficial, complaciente con el régimen y dispuesto a apoyarlo".

Ya en la segunda mitad de los años setenta, Seifert estaba muy enfermo y casi no salía de su residencia en Brevnov. Los esbirros creyeron que su debilidad física le haría ceder a sus presiones y comenzaron a presionarlo cada vez más.

Encontraron al delator Vaclav Pelikan, ex director de la Unión de Escritores, de la que Seifert había sido presidente. Este chivato comenzó a visitar al anciano poeta, y como tenía el hobby de reparar relojes, comenzó a ocuparse de los relojes de la familia Seifert.