Actualizado: 02/05/2024 23:14
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Literatura

Perseguido hasta la tumba

Documentos de la antigua policía política checa prueban el martirio del poeta y Premio Nobel de Literatura Jaroslav Seifert.

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Pelikan, que era un agente que informaba bajo el alias de "Vaclav", siempre encontraba un motivo para visitar al poeta con la tarea de "disuadir a Seifert de los contactos con la oposición checoslovaca". En 1978, Pelikan (Vaclav) avisó: "Seifert me dijo que su único interés era vivir en paz y tranquilidad y que no quería mezclarse en actividades de oposición que pudieran perjudicarle y que su mayor interés era publicar sus libros".

Pero Seifert decía una cosa a Pelikan y hacía otra. En el otoño de 1981, dos oficiales de la StB (Miroslav Dohnal y Frantisek Vach) le visitaron para reclamarle por qué había firmado una carta que la disidencia había presentado ante el PEN-Club, donde se quejaban de la situación política en Checoslovaquia, y le mostraron a Seifert una copia de la carta con su firma publicada en el extranjero.

Según consta en el acta de esta entrevista, trataron de "convencerle de que estaba siendo manipulado por los enemigos y que se recordara que él debía mucho a la cultura checoslovaca". Y más adelante el acta continúa: "Seifert contestó que había cometido un error y que no volvería a firmar nunca más cosas parecidas". Pero pidió a los agentes Dohnal y Bach que no hicieran públicas estas palabras de arrepentimiento, porque "le daría una enorme vergüenza", y así se lo prometieron, según el acta.

La llegada del Nobel

Mientras más viejo y enfermo, más le acosaba la StB para utilizarlo públicamente como un crítico de la disidencia. El delator Pelikan avisó en 1983: "Seifert me dijo que no le interesaba que Vaclav Havel le visitara, porque él no iba a firmar más documentos". Pero, además de Pelikan, había otro delator, su vecina Marie Vejlupkova, quien tenía la tarea de "vigilar al sujeto todo el tiempo en su domicilio".

Desde 1981, Vejlupkova (quien era viuda de un empleado del Ministerio del Interior) prestaba su propio piso a la StB para que vigilara a las personas que entraban y salían de la casa de Seifert y por esto obtuvo un premio "por su actitud ante el trabajo", consistente en un bono de 500 coronas (una quinta parte del salario promedio de aquella época).

Una gran parte del expediente está dedicado a la disputa entre Frantisek Janouch (un físico nuclear checo exiliado en Estocolmo, que había obtenido de Seifert los derechos para publicar su obra en el extranjero) y la organización comunista Dilia (una especie de agencia literaria encargada oficialmente de publicar las obras checas en el extranjero).

Dilia obligó a Seifert a terminar su colaboración con Janouch: "Si rompe su contrato con Janouch, sus libros podrán publicarse sin problemas de nuevo", dice un acta de la StB de 1984. Seifert, enfermo y cansado, cedió sus derechos a Dilia, y aparentemente terminó su contrato con Janouch; pero en realidad siguió colaborando con él en secreto y sus obras siguieron publicándose en Suecia. Gracias a este esfuerzo de los checos disidentes en Estocolmo, Seifert obtuvo el Premio Nobel.

Cuando el 11 de octubre de 1984 llegó a Praga la noticia de que Seifert había obtenido el Nobel de Literatura, el poeta ya tenía 83 años y estaba ingresado en el hospital de Vinohrady. Sufría una grave enfermedad cardíaca y su habitación era vigilada día y noche por dos agentes vestidos de paisano.

Durante las semanas siguientes la policía política coleccionó todas las reacciones que podían mostrar a Seifert bajo una imagen negativa y convertirlo en un "acto político de los enemigos". La candidatura de Seifert para el Nobel había contado con el apoyo, entre muchos otros, del escritor checo en el exilio Pavel Tigrid (que después fue ministro de Cultura en la democracia) y del poeta alemán Heinrich Boll.

A la StB le interesaba mucho qué iba a hacer Seifert con el dinero obtenido del premio. Finalmente, en el acta consta que Seifert dividió entre sus dos hijos las más de 1.600 coronas suecas (en el mercado negro checo de divisas eso equivalía en aquella época a unos ocho millones de coronas checoslovacas).