Actualizado: 29/04/2024 20:56
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Política

«Hay tres tendencias disputándose el poder»

Revolución, exilio y sucesión. Carlos Franqui cuenta sus experiencias y habla sobre los nuevos escenarios que se abren en Cuba.

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¿Llega antes de la huelga de abril, o después?

Llego después de la huelga de abril. Precisamente en el momento en que estaba comenzando la ofensiva de Batista. Fue realmente en un avión conducido por Díaz Lanz, que era un extraordinario piloto, con un cargamento de armas y balas. Entonces empecé mi trabajo en la Radio Rebelde, que dirigí hasta el final de la guerra.

Cuento en mi último libro ( Cuba, la revolución: ¿mito o realidad?, Ediciones Península) una circunstancia que contribuyó mucho a lo que sería mi destino posterior, porque, al llegar, Fidel quiso militarizarme, nombrándome comandante. Quiso también convertirme en político, que mi nombre se transmitiera por la radio todos los días. Y yo le dije que no era militar, que yo iba a ir a los combates pero con un altoparlante, que predicaba la violencia pero que no la practicaba, y que mi lucha clandestina había sido como la de muchos otros, sin armas, y no quería que mi nombre saliera en la radio porque venía de la clandestinidad.

Agregué que aceptaba ser miembro de la dirección, sobre la base de que él sabía que yo era un discutidor, que aceptaba su dirección, pero mi papel, como miembro de esa dirección, era opinar si creía que las cosas no estaban bien. Y eso me dio una autonomía, porque después de la victoria Fidel disolvió el Movimiento y yo no era militar y no acepté cargo de ministro. Era una cosa muy rara, muy rara, porque...

Algo así como una pieza suelta...

...era el director del diario Revolución. En los primeros tiempos, Fidel permitió las guerrillas internas, porque, como no quería una organización, era menos peligroso tener grupos que se disputaban entre sí, como el grupo de Raúl, el Che y Ramiro Valdés, o el grupo de nosotros, que disputábamos la conducción de la Revolución, pero Fidel estaba totalmente por encima de todos.

Ya en esa época, aunque existiera teóricamente una dirección nacional, ¿considera que Fidel Castro había asumido un papel autoritario?

Fidel termina la lucha contra Batista como el caudillo indiscutible. Y después de la primera semana de la llegada a La Habana, es un poco el Dios de Cuba. De hecho, en la práctica, el Directorio Revolucionario fue liquidado en el primer discurso, en el que proclamó "¿Armas para qué", una de las tantas cosas contradictorias que ha dicho Fidel, que después sería el jefe latinoamericano que más guerras ha hecho, incluso fuera de Cuba. Y después, sin decir nada, disolvió el 26.

A insistencia nuestra, hubo una sola reunión en el Tribunal de Cuentas, que no se convirtió en una reunión de la dirección. Esa reunión fue muy increíble, porque como eran los primeros tiempos, Raúl Castro estaba muy molesto por las declaraciones anticomunistas de Fidel, la revolución humanista y todo eso. Y como Fidel Castro nunca da explicaciones a nadie, estaba en una actitud muy crítica. En esa reunión, Raúl Castro dijo ante todos que aquello era una mierda. Fidel Castro le metió un discurso violentísimo a Raúl, que no era la primera vez que lo hacía.

Esa reunión en el Tribunal de Cuentas la presidía Julio Duarte, que había regresado del exilio. Y yo, un poco por ironía, porque era un adversario de Raúl, hice un discurso para apaciguar los ánimos. Esa fue la única y la última reunión del 26 de Julio, que se quedó solamente como un símbolo del diario Revolución, con el rojo y el negro que duró hasta el año 1961. Cuando yo estaba fuera del país, incluso suprimieron el rojo y el negro.

En el último libro de Ignacio Ramonet, Fidel Castro se construye su autobiografía: se presenta a sí mismo como una persona de ética, pero que al mismo tiempo siempre estaba en la primera línea de los combates durante la lucha de la Sierra Maestra. ¿Hasta qué punto verdaderamente se puede acreditar eso?

La historia de Fidel está llena de mitos, afirmaciones falsas u otras que, en realidad, no se corresponden con la verdad histórica. En la historia de Fidel Castro está patente que un jefe tiene que correr ciertos riesgos, y objetivamente, más allá de las monstruosidades, su tiranía y su destrucción de Cuba, creo que cuando alguien escriba la Historia, saldrá la verdad.