Actualizado: 01/05/2024 21:49
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Política

«La Iglesia polaca apoyó las aspiraciones de libertad»

La entrevista que Lech Walesa concedió a 'Vitral', pero que no pudo ser publicada en el último número de la revista.

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Jacek Kuron, un veterano de la oposición democrática, fundador del Comité de Defensa de los Obreros (KOR), el autor del lema "no quemen los Comités de Partido, establezcan los suyos", y que pasó en las cárceles más de nueve años, a finales de los años noventa, expresó su profunda desilusión al ver la dirección de la transformación económica de Polonia después de 1989. Según Kuron, las reformas económicas y la política liberal que se aplicaron "sin anestesia", excluyeron a demasiadas personas, dejándolas en la pobreza. ¿Cree usted que se pudieron reducir los costes sociales de las reformas en aquel tiempo?

No, no lo creo. En los años ochenta muchos miembros del Partido Comunista, que después ocuparon puestos importantes, se graduaban en las universidades de la Europa Occidental, e incluso, estadounidenses. Ellos sabían perfectamente que el sistema socialista tenía deformaciones y defectos inamovibles, y que el sueño del comunismo se había acabado. A la vez, les hubiese gustado mantener el poder y hacer las reformas necesarias, pero no tuvieron el respaldo social.

El comunismo duró en Polonia demasiado tiempo, más de 45 años, y cambió profundamente nuestra mentalidad. Ahora puede debatirse si todos los cambios eran negativos o si algunos eran positivos. No sé. De todas formas, la salida del comunismo fue muy difícil. Recuerden, por favor, que entonces nosotros dependíamos de la URSS. Existía el CAME, u otras formas de cooperación entre países socialistas. Cuando empezamos la transformación y, sobre todo, cuando cayeron la Unión Soviética y el CAME, nosotros prácticamente perdimos todos nuestros mercados. Esperábamos que Occidente entrara pronto y llenara el vacío económico, pero no fue así. Los costos de la transformación económica sí fueron muy altos.

La verdad es que no estábamos preparados para la transición, no tuvimos recursos humanos, programas. Los comunistas que se convirtieron en socialdemócratas, saboteaban la transformación. Mirando todo desde este ángulo, hay que decir que, de todas formas, hicimos un gran trabajo.

Claro que la generación mía pudo no empezar nada en 1980. Hubiéramos salido del país, emigrado al extranjero, nos habríamos acomodado dentro del sistema, y habríamos cedido la lucha contra el comunismo a nuestros hijos y nietos. Sí, lo pudimos hacer. La pregunta es: ¿ellos lo hubieran hecho mejor sin tener ni idea del capitalismo ni de la democracia, y sin tener al Santo Padre? En mi opinión, nuestra generación era la última que pudo de verdad buscar los cambios, salir de ese sistema absurdo, de forma pacífica, sin violencia y sin sangre. ¿El capitalismo es bueno? No, ¡no me gusta el capitalismo!, pero no hay un tercer camino. El comunismo no funcionó ni en un solo país. El capitalismo, a pesar de que puede tomar la forma de "capitalismo salvaje", sí funcionó en algunos países. ¿Por qué entonces no puede funcionar en Polonia?

Sin embargo, después de 1989, muchos polacos mostraron su descontento hacia el capitalismo. ¿Fue la impotencia arraigada muy profundamente en la mentalidad, después de 45 años de comunismo, o la nostalgia por el sistema anterior lo que no dejó a muchos incorporarse plenamente al capitalismo?

Pues yo también echo de menos el comunismo. Es decir, lo echo de menos en el sentido de que me gustaría tener 20 años. Desgraciadamente tenía esa bajo el comunismo. Mucha gente siente nostalgia por volver a la época de la juventud, cuando bailaba, salían con chicas… Y esto lo echo de menos yo también. Pero, porque todo eso lo viví en pleno comunismo, alguien puede interpretar mal y decir que tengo nostalgia del sistema anterior. ¡No, no la tengo!

Hay que ver también la otra cara de la moneda. La gente se puede dividir entre los activos y los pasivos. Durante el comunismo, el sistema cuidaba mucho más a los pasivos, organizándoles vacaciones gratuitas, tiempo libre, el trabajo…, y ellos sí estaban contentos. El nivel de vida era muy bajo, pero todos teníamos más o menos lo mismo.

Ahora, cuando entra el maldito capitalismo, el margen de la libertad económica crece y la gente activa enseguida emprende negocios, mejorando su nivel de vida. Esto crea divisiones económicas visibles. Las divisiones también existían en el sistema anterior, pero eran escondidas. Todo eso causa envidia y repugnancia hacia los que tienen éxito. La gente piensa de esta forma: "¿Cómo es posible que hace poco todos vivíamos en la pobreza compartida, y ahora mi vecino se hace empresario y se compra una fábrica?". ¡Porque se arriesgó!

Hay que recordar también que nosotros hicimos un salto increíble sin tener prácticamente ninguna experiencia previa. Transformar el sistema del comunismo al capitalismo, en un solo año, es una cosa muy grande. Los primeros años eran muy difíciles, terribles, muchos ganaron dinero de forma deshonesta. ¿Se pudo hacer de otra forma? No. Partiendo de la posición de la que partíamos nosotros, no era posible hacerlo todo de forma ideal. Uno aprende también con sus errores. Es imposible hacer todo en el primer paso.

Se puede decir que usted también fue víctima de los costos sociales que trajeron las reformas económicas. En 1995, usted, la leyenda viva de Solidaridad, pierde las elecciones presidenciales contra el candidato "socialdemócrata", ex comunista, Alexander Kwasniewski. Su pérdida electoral, ¿fue el resultado de un voto de desconfianza de la población, o fue por la nostalgia del comunismo?

No sé si se puede definir mi pérdida electoral con estos criterios. Después de mis cinco años como presidente, me sentía bastante seguro ante las nuevas elecciones presidenciales. No contaba con la posibilidad de perder. Kwasniewski fue el ministro de Deporte en el último gobierno comunista antes de 1989. Era un candidato joven, preparado, como muchos miembros del partido de su generación, pero tachado de oportunista por su participación en el sistema del poder comunista en su fase de agonía.